M/4.L
Pensaba anoche en ese
poco tiempo que paso con los padres, sobre todo en el invierno. Vamos a comer,
charlamos un rato de poco o nada, en ocasiones incluso nos regañamos
cariñosamente, padres a hijo, hijo a padres, algún comportamiento de unos o de
otros, y tras unos achuchones nos vamos hasta la próxima semana, que a veces son
dos, que volvamos a vernos. Y marchas, te vas, con esa sensación de que las vidas que nos hacemos nos alejan de los
nuestros más de lo que nos acercan. Te vas con esa sensación de hacer todo
mal, de qué pensaran ellos que saben que el tiempo es ya mucho más limitado
para tenerte, para tocarte; que pasa más deprisa y, por lo tanto, para ellos lo
vale más.
“No está en ningún
sitio, quién está en cualquier parte”. Séneca
En nuestro día a día hay gestos que son muy sencillos pero
realmente profundos y de una belleza infinita. Simplemente el saludar a
alguien, el dar las gracias o desear a otro un buen día.
La vida es gratis. No
hay nada que perder ni nada que ganar. La
libertad nace de la gratitud. Entender que la vida se nos da, sin pedir
nada a cambio.
No te compares con
los demás. Es difícil que no encuentres a alguien más, rico, inteligente o
guapo que tu.
Compararte
con el resto te hace perder vida y fuerza. Mírate tú y
ofrécete al mundo tal y como eres.
‘Rehamin’, es una
palabra hebrea, su significado es algo así como compasión. La palabra
‘compasión’ viene de ‘rahem’ (entrañas,
vientre). Cuando hablamos de compasión siempre se dice que nos viene de dentro,
de las entrañas. La compasión es algo
que nos revuelve frente al sufrimiento. Nos genera una forma de pensar y de
obrar diferentes.
Me vengo a lo
clásico, en esta tarde de lunes austera. Música clásica y un buen libro entre
las manos, dejando que esa soledad de la
que disfruto se torne en compañía.
Eso han sido siempre
los libros para mí, una buena compañía. Dícese de esa compañía que a lo mejor
aburre a muchos otros.
Me llamaron esta
tarde de la Escuela de Negocios de la que comenté hace unos días. Parece tienen
algo de prisa para montar unos cursos dirigidos a cargos electos de Colombia.
Me convocan a una reunión telemática mañana. Imagino es cuando me enteraré realmente
de qué va todo esto, veré si quiero participar, el tiempo que me llevará y a
cambio de qué. Esto de las prisas nunca ha ido conmigo.
Decidí
ya hace algún tiempo que se acabaron los favores gratuitos que conlleven de mi
tiempo y esfuerzo.
Mañana saldré de
dudas. Me inquieta aunque no me preocupa.
M/5.M
Estoy releyendo estos
días, aventando de paja, los Diarios de Un Estoico I, el volumen
del año pasado. Ha pasado tiempo suficiente como para separarme de aquello que
escribí, de su sentido o intenciones. Hay semanas que lo que escribí, y ahora
leo, parece más fruto de mis sesiones como coach que como diarista. Lo leo ahora, me
gusta el tono es como si me hablase. No sé lo que darán de sí estos diarios
míos, los publicables, mis cuadernos quedarán, con sus desechos y pajas. Todo
requiere de su trabajo y de una disciplina constante. Despojar de lo sobrante, de lo que pudiera carecer de sentido o interés
a los demás, no es fácil. Luego volver a corregir, intentar publicar al menos
ese primer volumen. Depende del ánimo, también del tiempo dedicado.
¿Por qué te distraes
de tu misión? ¿Por qué te dejas llevar
por esos otros, o pierdes el tiempo tratando de convencerles? No te rodees de aquellos que estáticos, no solo
no avanzan sino que prefieren perderse en lo mundano. Confía en ti.
Debería amar más a la
gente que me ama y dedicar menos tiempo a aquellos que solo intereso en ciertos
momentos.
“No
dejes que pensamientos sobre demasiadas cosas te perturben.
No
llenes tu mente con todos los acontecimientos que podrían ocurrir.
Permanece
centrado en la situación presente y pregúntate qué es tan difícil de ella que
no puedes superar”. Marco Aurelio
El líder atractivo es aquel que tiene las
manos sucias, los pies llenos de barro y el alma inmersa en el servicio a los demás.
Todos somos, en un
equipo, importantes. Aquel que no se
mancha las manos no hace equipo.
Enfocarnos en todo lo
que es verdadero, justo, honrado, bello, puro y admirable. Es la única manera
de ser líderes que alienten y levanten el espíritu de los demás.
No
critiques, anima.
Tómate tiempo para
revisar el estado de tu corazón, siempre podrás seguir creciendo.
No permitas que
aquello que no te vale la pena afecte a tu corazón.
Saca ese líder que
todos llevamos dentro, que nadie te quite tu propósito.
M/6.X
Miro una foto de Valle Inclán, en blanco y negro, está
sentado en una especie de butaca de mimbre. Mis abuelos tenían una parecida.
Mira ligeramente a su izquierda. No sé si está posando. Sus gafas redondas, sus
cejas negras pobladas. Su bigote y larga barba blanca, característico, como ese
pelo ondulado de un brillo plateado. Me veo.
Decía Ramón María de
sí mismo: “Este que veis aquí, de rostro
español y quevedesco, de negra guedeja y luenga barba, soy yo: Don Ramón del
Valle Inclán.
Estuvo
el comienzo de mi vida lleno de riesgos y azares. Fui hermano converso en
tierras de la Nueva España”.
Maravilloso.
Son las siete y media
de la mañana, me llama I para ver si sé algo de T, su pareja. No ha ido a casa
esta noche. Está con ansiedad, preocupada.
De primeras me ha
asustado. Me ha preocupado, pero menos. Este chico no cambia, por más que le
digamos o aconsejemos. No entiende que acabará con su vida y, puede, con la de
aquellos a los que hace sufrir por su comportamiento irresponsable.
Me vuelve a llamar
media hora después. Parece ha llegado a casa. Son las ocho. Me lo dice
llorando. La entiendo, la consuelo, pero no sé qué decir. Lleva toda la razón.
No la pregunto por el estado en el que ha llegado ni cómo. Me lo imagino.
Para
todo hay su tiempo, para todo una edad.
El
deseo que nos viene por ser mejores, debería surgir desde el amor propio, nunca
porque hayamos recibido una crítica. Aunque a veces,
diría, la mejor crítica es la que se hace uno mismo.
El
sufrimiento produce paciencia, y la paciencia es mi virtud. En el sufrimiento
aprendo a consolarme.
Solo
quien hace lo correcto vive satisfecho de sus acciones. Nuestro
corazón quedaría libre de arrepentimientos y nuestra conciencia descansaría
tranquila.
M/7.J
Los días que se van
se van, pero si somos capaces de vivirlos ya es suficiente para que al
despertar le demos gracias a Dios aunque sea, simplemente, por ofrecernos otro
amanecer.
“¿Por
qué corres peregrino? Calma ya tu fiebre. Sabe más del camino la tortuga que la
liebre”.
Rafael Lechowski
No sabía qué escribir
hoy, por eso lo perfecto es no escribirlo.
Había una vez un experimentado maestro de Taichí que, al terminar cada
clase, les dejaba un aprendizaje a sus alumnos.
Después de una intensa sesión, les dijo:
"¿Sabéis?
Llevo más de 16 años practicando y enseñando Taichí.
Cuando
terminé mi primer año, creía que lo sabía todo. Pero, cuando terminé mi segundo
año, aprendí que estaba completamente equivocado. Todo lo que creía saber
el primer año era erróneo.
Cuando
terminé mi tercer año, volví a aprender que estaba completamente
equivocado. Todo lo que creía saber el segundo año era erróneo.
Cuando
terminé mi cuarto año, aprendí de nuevo que estaba totalmente
equivocado. Todo lo que creía saber el tercer año era erróneo".
Y así siguió el
maestro, hasta que llegó a los 16 años de experiencia.
Cuando terminó de
contar su historia, preguntó a los alumnos si alguien tenía alguna duda.
Un alumno levantó la
mano, y le preguntó:
"Maestro,
¿pero usted realmente ha aprendido algo, si después de cada año sigue creyendo
que ya lo sabe todo? ¿No se da cuenta de
que cada año cree saberlo todo, sólo para darse cuenta de que está totalmente
equivocado siempre?".
Como bien había
apuntado este alumno, el maestro en
realidad no había aprendido nada porque cada año creía saberlo todo.
Se atribuye a Sócrates la cita: "Sólo
sé que no sé nada". Y a nuestro Epicteto: "Lo primero que un aspirante a filósofo
debe hacer es eliminar sus presuposiciones; una persona no va a aprender nada
que crea que ya sabe”.
Si nos detenemos a
pensarlo, en realidad nunca
sabremos todo sobre algo. Y, si
creemos saberlo todo, es entonces cuando dejamos de aprender. Es cuando somos
realmente ignorantes.
Pierre Hadot nos dice: "o se es ‘sabio’ o se es ‘no-sabio’, no
hay término medio. En relación a la no-sabiduría, no hay grados. Poco
importa si nos encontramos a un codo o a quinientas brazas por debajo de
la superficie del agua, de todos modos nos ahogamos. [...] Pero, según
Platón, hay dos categorías de hombres: los no-sabios inconscientes de su estado
(los insensatos) y los no-sabios conscientes de su estado y que intentan
progresar hacia la inaccesible sabiduría (los filósofos)".
Dentro de su no-sabiduría, el alumno estaba más
avanzado que su maestro, porque él sí se dio cuenta de que su maestro no había
aprendido nada, cuándo éste creía haberlo aprendido todo cada año.
Los que tratamos de caminar
hacia la sabiduría, es porque somos conscientes de nuestro estado.
Somos
conscientes de que no lo sabemos todo. Que jamás lo
sabremos, pero eso no nos impide tratar
de seguir aprendiendo un poquito cada día.
Nos
convertimos en la persona que está dentro de nosotros, si somos capaces de
trabajarlo.
Tenemos una
responsabilidad que es examinar nuestra forma de pensar desde dentro. Todo lo
que sucede dentro de nosotros impacta en todas las áreas de nuestra vida.
Y dejo sonar ‘Gloria’
de Shinova.
M/8.V
La carga de trabajo
ha aumentado en el último mes. Mi cerebro no da mucho más de sí.
Tengo la sensación de
tener una especie de agotamiento mental. Es como si no pudiese estirar más.
Tampoco estoy obligado a hacerlo, pero parece que si no lo hago no estoy al
nivel que me exijo.
¿Servimos
igual a las personas que están por encima de nosotros que a los que están por
debajo?
En mi caso siempre he servido mejor a los que están hipotéticamente por debajo.
Los de arriba, los que he conocido, mandan y nunca me ha gustado que me manden.
Uno tiene malas
costumbres al hablar, o tal vez diría malos hábitos, de los que no es
consciente pero luego, al reflexionar, entiende que ha podido equivocarse.
Llevo unos días
hablando con un conocido, colaborador, que sé, me consta, es homosexual. No
porque él me lo haya dicho, sino porque sé está felizmente casado con otro
hombre. Algo que no solo respeto sino que aplaudo. El caso es que en los
últimos días he tenido que hablar con él dos o tres veces. Refiriéndome a él le
he dicho algo que habitualmente digo a mis amigos: ‘¿cómo vas machote?’, ‘buena
tarde machote’… machote, machote y
más machote.
Ahora, pensando, teniendo en cuenta que es algo coloquial, sin intención ni
malicia, líbreme Dios, no sé cómo puede estar entendiéndolo él o como puede
tomárselo.
Todo esto es muy
complicado. Llamar a un homosexual ‘machote’ a lo mejor es como llamar a un
heterosexual ‘guapetona’. No lo sé.
Estas palabras tampoco quiero se mal interpreten. Soy una persona con la mente
muy abierta, respeto a todos y todas y, de hecho, trato que nadie se sienta excluido
porque todos somos iguales independientemente de nuestra condición sexual,
ideas o credos. Pero sé también que a
veces, lo reconozco, hablamos como si estuviésemos todavía en la caverna.
Yo el primero.
En ocasiones me
quejo, pero la dicha de la vida está en
tener siempre algo que hacer, un propósito que seguir, pelear por algo…
¿qué significado tendría la vida si al levantar no tienes nada que hacer?
Terminar el día
riendo, en Paz.
M/9.S
Pocos son los
momentos que nos hacen crecer. Uno de ellos es despertar sonriendo y con la
gratitud de Ser.
Necesito vivir.
Sentirme y crecer. Ordenarme desde la independencia y desde ese desierto que he
superado, con fe, desde la soledad de mi Ser.
Tener
una mentalidad mucho más abierta, a lo posible, nos obliga a prestar más
atención a lo que nos rodea.
Creemos saber y
conocer todo. Observa. Acércate. Te darás cuenta que lo que creías conocer no
conoces, ni las cosas más cotidianas ni esas personas con las que más tiempo
pasamos. Porque todo y todos estamos en continua cambio.
El clima está
revuelto. Días grises, de viento y lluvia. Días de recogimiento. El viento
silva a través de las ventanas.
Qué es el viento sino
ese sonido del vacío.
La
felicidad es la ausencia del dolor.
Me cuesta leer estos
días. No observo. Tengo la mente demasiado ocupada.
Nacemos,
crecemos, nos reproducimos y morimos. Y ya está. Cuatro
notas componen la canción de nuestra vida. Sueños, pasiones, casualidades,
suerte. Las historias de cada uno se van
escribiendo en silencio, excepto la mía, que escribo por aquí contra ese
olvido.
Prefiero elegir siempre ser parte de la solución.
Cuando aparece un problema es para solucionarlo, de lo contrario nos
convertiremos en parte de ese problema.
Ante una situación
compleja, a por ello.
M/10.D
Evoluciono
gracias a los libros. Mi mente está en ebullición. La lectura me
lleva y me trae.
Los
libros son ese lugar donde siempre me encuentro.
Con los libros vivo
historias, pero también me hacen pensar, criticar y llegar a conclusiones que
de otra forma no llegaría.
Me han despertado las
gotas de lluvia tintineando en el tejadillo metálico que protege la ventana. Rítmico, anunciando otro
día de recogimiento y gratitud.
Normalmente
deseamos, no necesitamos.
Mirando por la
cristalera de la ventana donde hoy me he dado un capricho de desayuno (he
añadido una tostada de pan con aceite y tomate al café), compruebo la belleza
del campo, con las hierbas verdes y crecidas. El sol, las lluvias, han
adelantado la flor primaveral.
Pienso en el patio de
la casa del pueblo. Estará lleno de hierba. Esas hierbas que nacen hasta entre
los adoquines. El próximo viaje me tocará arreglarlo, limpiarlo. Antes era el
padre el que se encargaba de tenerlo limpio y cuidado. Se entretenía y
disfrutaba quitando las hierbas del jardín y arreglando los árboles. La edad.
Aunque no puede estar quieto, ya no debe darse esas palizas, ni permito ni
quiero lo haga.
Es un trabajo
gratificante. Se disfruta. Yo siempre me he preocupado poco, ahora tendré que
coger el testigo para mantenerlo como él lo ha mantenido siempre: cuidado.
Parece que las señoras con barba se están poniendo de
moda. Parece que, nuevamente, el pillo español se esconde entre los vericuetos
que dejan esas leyes redactadas desde los acorazados despachos políticos.
Cada biblioteca, en
las casas que las hay –en mi caso tengo dos espacios de libros, en dos lugares
diferentes, todo un privilegio- es como una confesión de vida. Tus estados de
ánimo, las estaciones del año, son las que te hacen adquirir los libros.
Siempre viva. Una biblioteca termina
cuando termina la vida.
Me gusta tener cierta
compañía, pero también me gusta estar solo. Estando solo estableces tu propio
ritmo.
He confirmado que
daré esas clases de Gestión Pública a los políticos colombianos que se apunten
al curso. Ahora me asusta un poco. Necesitaré tiempo de preparación. Hace años
que no doy ninguna clase, ni siquiera sesiones de coaching. De todo se pierde
el hábito y la práctica. Me va a suponer esfuerzo y organizar un poco mis
horarios, reordenar los tiempos, priorizar. Todo puede ser útil si los cursos
se van replicando con otros países o alumnos. Si solo son estas cuatro clases,
el esfuerzo para crear el material y prepararlas, quedará en el olvido.
Las comidas
familiares, más allá de lo que algunos digan, en ocasiones son esos momentos en
los que, dependiendo del estado de ánimo que nos pille, sonreímos o, por el
contrario, aguantamos más o menos el tipo. Las cuñadas o cuñados también nos
sonríen, haciendo el paripé la mayoría
de las ocasiones, aparentando simpatía, y nosotros hacemos exactamente lo
mismo. Los hermanos nos queremos y eso, por cierto en nuestro caso es así,
supera cualquier impertinencia de uno u otro lado.
Cada vez, en este
tipo de eventos familiares, hablo menos. El motivo no es otro que pensar que si
ellos sienten lo que yo siento de algunas de las estupideces que decimos,
estarían pensando –que igual lo piensan- lo mismo que yo. Así que me callo. Opino lo mínimo, lo justo, y digo todavía
menos de lo que debería decir.
“Yo no merezco esto”, son de las frases
que más escuchamos en tiempos de crisis. Siempre respondo lo mismo, “bueno, ¿y?”. Pero, ¿tenemos claro el significado de 'merecer'?
Nunca he sabido muy
bien lo que se merece cada uno. ¿Cómo
definiríamos lo que merecemos? ¿El merecimiento se mide por nuestros
esfuerzos, nuestra honestidad, o es algo más profundo e íntimo? ¿Que con esfuerzo
se consiguen las cosas? Tal vez sí o tal vez no. ¿Que ser honesto es clave
para ganarnos la vida? O sí, o no. ¿Que la mayoría de la gente tiene más suerte
que yo? Pues depende, puede ser que sí o puede ser que no. ¿Que querer es
poder? Pues sí.
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