Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 23
F/5.L
No entiendo la vida perezosa. No soy así. Eso no quiere decir que uno no sienta ese cansancio de la ya larga vida laboral. Los años se hacen cansinos y, si el Eterno así lo quiere, todavía nos quedan unos cuantos.
Siembra una acción, cosecha un hábito.
Siembra un hábito, cosecha un carácter.
Siembra un carácter, cosecha un destino”.
Proverbio Estoico
Vengo de comer un menú al lado de la oficina, donde voy al menos una vez por semana. El menú, que es grandioso en cantidad y calidad, se acerca a los dieciséis pavos –que tampoco es que sea barato, pero lo vale-. La primera semana de mes el bar en cuestión está hasta los topes; a partir del quince comienza a bajar el consumo de menús y a subir la demanda de caña y pincho de tortilla; la última semana, dependiendo del día de cobro de la nómina, muchos de los que van piden el vino o la caña y esperan sin beber un sorbo hasta que el camarero les pone la tapa –por cierto que son geniales-. Y esto es la vida. Ni fácil ni difícil, vamos sorteando los días.
Fui concejal de un pueblo grande, podríamos decir una ciudad (180.000 habitantes). La política, la política local, se hacía en la calle, desde que te levantabas hasta que te ibas a dormir. Desde el primer café en los polígonos, temprano, hasta la cena o el picoteo tras las reuniones con entidades o asociaciones del municipio. En la calle, mezclado con los vecinos y sus problemas; escuchando sus preocupaciones y aguantando sus casi siempre acertadas críticas.
Todo eso se ha perdido. Algunos perdimos parte de nuestra vida en algo que nos gustaba y en lo que creíamos como servicio público; otros perdieron incluso su vida.
Los gobiernos de ahora no son el espejo de la sociedad, de la calle; los políticos de ahora, incluso muchos locales, no saben lo que es pisar, patear, las calles.
Yo les diría, como leía hace poco a Ussía junior, que la normalidad está en la calle y en el bar.
La sabiduría dice: ‘Yo soy nada’.
Entre ambos fluye mi vida”.
Nisargadatta Maharaj, ‘Yo soy Eso’.
Hice ayer lo que tenía que hacer. No me viene bien, personalmente. A unos las cosas nos vienen como nos vienen. Nadie nos obliga a hacerlo. Tenía, como comenté, ese ‘come come’ interno en las últimas semanas, desde que lo vi la última vez. He preferido el anonimato, el no exponer, ni decir. Simplemente hacerlo. Sé que tenía que haberlo hecho antes. Nunca es tarde y, sobre todo, me quedo con la conciencia tranquila, la mía, que es lo único que me importa.
F/8.J
Tomando uno de esos
cafés, en vasito de plástico, en la estación de Atocha.
En breve salida hacia Barcelona.
Mientras espero, leo y escribo, contemplo como unos y otros, con maletas o sin ellas, corren por llegar a tiempo de coger su tren. En mi caso prefiero llegar antes, sentarme un rato, dejar los acelerones para el trabajo.
Ayer almorcé con J y
con JL. A J le conozco desde los veintiún
años, él algo menos. Ambos estábamos en Nuevas Generaciones, proyectando
rebeldía política. Él en el distrito de Retiro y yo en de Vallecas, donde ya trabajaba. En aquel momento,
ser de un partido de centro derecha, en Vallecas, era todo un acto de idealismo, compromiso y, también, valentía. Éramos
‘cuatro’, como aquel que dice, y de todos, el más joven era yo. Pronto lideré
la organización juvenil y, aunque vivía en una zona muy diferente de la capital,
pasaba allí los días y allí empezó todo, esa carrera política que jamás pensé
ni pretendí. Guardo un gran recuerdo y cariño de este barrio por el que tanto
caminé y, por qué no decirlo, serví y trabajé.
Ahora ambos estamos fuera de la línea de fuego, con varias heridas de cuchillos internos en los costados, pero disfrutando de ver los toros desde la barrera.
Ser
disciplinado es importante por muchas cosas, la mayor es la credibilidad que te
genera contigo mismo. Gánate tu propia autoestima.
Abraza
lo que eres y mientras camina hacia lo que quieres ser.
Y suena ‘Bla, bla, bla’ de los grandes Miss Caffeina.
Ya
no estamos para conquistar nada sino para lo más valioso: nuestro equilibrio
emocional, paz mental y nuestra fortaleza para enfrentarnos a las adversidades
con bondad.
F/9.V
La
vida no deja de ser amar aquello que podría perderse.
Día largo el de ayer:
encuentros y compromisos varios en esta ciudad de Barcelona. Cansino,
preocupado de mí. Uno sabe cuándo algo se le va de las manos.
Solo la racionalidad en las decisiones debe marcarnos el camino.
“Hemos
aprendido a volar como pájaros, a nadar como los peces, pero aún no hemos
aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”. Martin
Luther King
Se me está yendo un
poco la cabeza. Lo noto. Los pensamientos se disparan de un lado a otro.
Ayer tarde hablé con la tía L. Está ingresada tras ese percance, caída, que le ha provocado la fractura de la pelvis. Al colgar el teléfono, tras despedirme de ella, me quedé un rato pensativo. No somos nada. Somos impermanentes. La mente se va hacia lo que somos, pero también se queda en lo que no somos. Vuela en los recuerdos, de todos, y vuelve jodidamente rota.
Debes cambiar el chip, Moreno.
La
escritura no deja de ser un acto contra el olvido.
Descubrir
lo superfluo que es todo, incluso yo. Nos levantamos cada
día creyendo que nuestra obligación es alcanzar los objetivos, no dejar de
subir, obtener más cosas, retenerlas… Es al revés, joder. De lo que se trata es
de no desear nada. No tener apego por nada. Ser capaces de desprendernos de
todo.
F/10.S
Tengo el
convencimiento de que el ruido no nos hace nada bien. Intentaré pasar el máximo
tiempo de hoy así, en silencio.
“Hoy
me eximí de todo estorbo, o mejor dicho, me desprendí de todos los estorbos,
visto que el mal no estaba fuera, sino en mi interior, en mis opiniones, en mis
juicios”. Marco Aurelio
Suelo
olvidar rápido lo que no me sirve de nada recordar.
Los agricultores españoles se movilizan,
por fin, y con razones para ello. Despreciados desde hace décadas parece gritan
¡basta! Ahora se hacen notar y para ello cortan carreteras y nos molestan, a
esos otros urbanitas horteras, que miramos atónitos, miran atónitos, a unas
personas de campo, que muchos no sabían de su existencia. Existen y gracias a
su trabajo comemos.
Sus protestas están más que justificadas. Conozco a muchos, sé de sus penas, de sus razones y argumentos.
Alimentan a una sociedad que los ignora.
Eisenhower (1890/1969), que fue presidente de los Estados Unidos, comentaba en aquella época suya en la Casa Blanca que “la agricultura se ve fácil cuando el arado es un lápiz y se está a miles de millas de un campo de maíz”. Muchos de los actuales dirigentes españoles, y europeos, aprueban normas y leyes ajenos –o de espaldas- a una realidad que desconocen, no han visto un arado o un azadón en la vida.
Mis
abuelos eran agricultores. Lo llevo con orgullo porque me he criado
entre productos de campo que con mimo cultivaban año tras año. Les he visto
trabajar como ‘animales’ y sacar a sus familias adelante.
Antes era una mula y
un arado. Ahora son tractores que aran surcos de tierra en tiempo record. Pero
el campo sigue siendo el mismo.
Mis abuelos eran pobres en dineros, pero ricos de espíritu y valores. Ahora buscamos la riqueza pero somos unos míseros de espíritu.
Estos días hemos
podido escuchar de boca de algunos escocidos, que los que salen a manifestarse,
a reivindicar sus derechos y situación, son fachas y empresarios. Qué pena. Mis
abuelos nos dejaron sin saber que eran empresarios por levantarse al alba,
partirse los riñones trabajando en invierno y verano hasta el anochecer y tener
unas míseras hectáreas donde sembraban cereales. Y encima, fachas.
Sin campo no vivimos.
Suena ‘Me falta el aliento’ de Elefantes. Qué pedazo de banda.
Nuestra mente, la
mía, la tuya, está compuesta por
conocimiento y por las experiencias que vamos adquiriendo con el tiempo.
Cuánto más y mejor conocimiento que adquirimos y cómo reflexionamos sobre nuestras experiencias, mejor será nuestro progreso y vida.
Pero, ¿por qué nos quedamos con esas ideas vacías que sabemos solo se formulan para vendernos la moto?
¿Por qué preferimos, por ejemplo, leer los libros de las listas de best sellers, antes que aquellos autores que llevan leyéndose siglos?
Nos cuesta pensar. Pensar es un ejercicio de gran profundidad y que requiere espacio. Pocos se detienen, paran, a pensar, a cuestionarse, a cuestionar sus creencias, a mejorarse.
Es más fácil seguir al resto que formarnos nuestra propia voz.
Eso sería un gran problema. Nunca desarrollaríamos nuestro propio Ser, seríamos, simplemente, la suma de lo que nos pasa alrededor, nunca desarrollaremos lo que nos pasa en nuestro interior. Lo que verdaderamente Somos.
F/11.D
Me gusta escribir en
las cafeterías, sobre todo por la mañana, y más en los fines de semana que me
acompaña la tranquilidad y no las prisas para pensar y, como hoy, ordenar y
analizar algunos de esos pensamientos que me vienen. A veces hay demasiado
ruido y me cuesta abstraerme, aun así cojo la pluma y dejo que corra por el
cuaderno.
El día está completamente encapotado y me da la sensación de que yo estoy como el día: entre gris, tristeza y frío.
Lo confieso: estoy algo cansado de mí. Estoy cansado
de hacer lo que no debo o no hacer lo que debo. Cansado de no ser disciplinado
en alguno de mis hábitos. Lo pienso muchas veces, me dejo llevar por la euforia
del momento, no sé decir ‘no’ y me entrego a los excesos. Luego todo pasa, o
pasará, factura.
Cuando algo es una necesidad se convierte en prioridad.
Si culpamos a los demás de lo que nos pasa, jamás aprenderemos y jamás cambiaremos.
“Esperanza no es lo
mismo que optimismo. No es la convicción de que algo saldrá bien, sino la
certeza de que algo tiene sentido, independientemente de cómo resulte.” Václav
Havel
La buena compañía
siempre nos alimenta. Necesitamos confiar en el otro tanto como que los otros
confíen en nosotros.
Uno de mis grandes, Aristóteles, vino a decir que los humanos somos seres sociales, animales cívicos inseparables de las redes de afectos, vínculos, solidaridades, intercambios y sueños que compartidos nos anudan y sostienen.
No puedo ser
indiferente hacia los demás, eso hace que mis preocupaciones, en ocasiones, me
superen.
Una película de fin
de semana: Nyad. Historia de
motivación de una nadadora Diana Nyad, que a sus 60 años y tres
décadas después de abandonar el deporte profesional, se propone recuperar el
reto que siempre se le resistió: hacer a nado (casi 180 km) la distancia
entre Cuba y Florida.
Basada en una historia real y protagonizada por Annette Bening, como la nadadora Diana Nyad, Jodie Foster y Rhys Ifans. La película es el debut narrativo como director de Vasarhelyi y Chin y está basada en la autobiografía de Nyad Find a Way.
Muy recomendable para esos momentos en los que tienes un bajón de autoestima, de esos que te provoca la edad.
En breve salida hacia Barcelona.
Mientras espero, leo y escribo, contemplo como unos y otros, con maletas o sin ellas, corren por llegar a tiempo de coger su tren. En mi caso prefiero llegar antes, sentarme un rato, dejar los acelerones para el trabajo.
Ahora ambos estamos fuera de la línea de fuego, con varias heridas de cuchillos internos en los costados, pero disfrutando de ver los toros desde la barrera.
Solo la racionalidad en las decisiones debe marcarnos el camino.
Ayer tarde hablé con la tía L. Está ingresada tras ese percance, caída, que le ha provocado la fractura de la pelvis. Al colgar el teléfono, tras despedirme de ella, me quedé un rato pensativo. No somos nada. Somos impermanentes. La mente se va hacia lo que somos, pero también se queda en lo que no somos. Vuela en los recuerdos, de todos, y vuelve jodidamente rota.
Debes cambiar el chip, Moreno.
Sus protestas están más que justificadas. Conozco a muchos, sé de sus penas, de sus razones y argumentos.
Alimentan a una sociedad que los ignora.
Eisenhower (1890/1969), que fue presidente de los Estados Unidos, comentaba en aquella época suya en la Casa Blanca que “la agricultura se ve fácil cuando el arado es un lápiz y se está a miles de millas de un campo de maíz”. Muchos de los actuales dirigentes españoles, y europeos, aprueban normas y leyes ajenos –o de espaldas- a una realidad que desconocen, no han visto un arado o un azadón en la vida.
Mis abuelos eran pobres en dineros, pero ricos de espíritu y valores. Ahora buscamos la riqueza pero somos unos míseros de espíritu.
Sin campo no vivimos.
Cuánto más y mejor conocimiento que adquirimos y cómo reflexionamos sobre nuestras experiencias, mejor será nuestro progreso y vida.
Pero, ¿por qué nos quedamos con esas ideas vacías que sabemos solo se formulan para vendernos la moto?
¿Por qué preferimos, por ejemplo, leer los libros de las listas de best sellers, antes que aquellos autores que llevan leyéndose siglos?
Nos cuesta pensar. Pensar es un ejercicio de gran profundidad y que requiere espacio. Pocos se detienen, paran, a pensar, a cuestionarse, a cuestionar sus creencias, a mejorarse.
Es más fácil seguir al resto que formarnos nuestra propia voz.
Eso sería un gran problema. Nunca desarrollaríamos nuestro propio Ser, seríamos, simplemente, la suma de lo que nos pasa alrededor, nunca desarrollaremos lo que nos pasa en nuestro interior. Lo que verdaderamente Somos.
El día está completamente encapotado y me da la sensación de que yo estoy como el día: entre gris, tristeza y frío.
Cuando algo es una necesidad se convierte en prioridad.
Si culpamos a los demás de lo que nos pasa, jamás aprenderemos y jamás cambiaremos.
Uno de mis grandes, Aristóteles, vino a decir que los humanos somos seres sociales, animales cívicos inseparables de las redes de afectos, vínculos, solidaridades, intercambios y sueños que compartidos nos anudan y sostienen.
Basada en una historia real y protagonizada por Annette Bening, como la nadadora Diana Nyad, Jodie Foster y Rhys Ifans. La película es el debut narrativo como director de Vasarhelyi y Chin y está basada en la autobiografía de Nyad Find a Way.
Muy recomendable para esos momentos en los que tienes un bajón de autoestima, de esos que te provoca la edad.
Todo se puede, si se quiere. No hay edad, el poder te lo da el querer.
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