Aprendamos a querernos, aunque solo sea un poco. Seamos valientes y miremos en nuestro interior, sintámonos, valoremos nuestras fortalezas y detengamos a analizar nuestros defectos. Quererte no es ser arrogante, ni engreído, ni vanidoso es, simplemente ser generoso con uno mismo para así serlo con los que nos rodean.

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