Aprendamos a querernos, aunque solo sea un poco. Seamos valientes y miremos en nuestro interior, sintámonos, valoremos nuestras fortalezas y detengamos a analizar nuestros defectos. Quererte no es ser arrogante, ni engreído, ni vanidoso es, simplemente ser generoso con uno mismo para así serlo con los que nos rodean.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 33

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 34