Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 12
N/20.L
Ya he tomado mi café. Son las siete y media. Estoy solo, en la cafetería habitual. Desperté tan pronto, tras sueños inverosímiles, que me levanté a por este lunes y semana que prometen ser, nuevamente, movidos. No sé muy bien qué hago aquí a estas horas. Podría estar en la cama. ¿Será la edad? ¿Será la estupidez?
He priorizado toda mi vida el trabajo, no he dicho nunca que no a nada y eso me ha hecho perder mucho como persona. Vivimos en una sociedad, en un sistema, en el que si no trabajas no vives, si no ganas más, no eres. Eso te hace perder la honestidad contigo mismo, dejar de priorizarte como persona.
Ahora sigo trabajando, día a día, lógicamente tengo que vivir, pero me priorizo más a mí mismo.
Me gusta la lectura, es mi vida, a veces me enfrento a libros difíciles. Sólo explorando libros difíciles vuestro cerebro se hace más inteligente. No abandones. Me lo digo en cada página que supero.
El silencio da a las cosas su majestuosidad, su grandeza, las embellece.
El silencio es el preludio a la revelación.
Todo lo que sucede tiene su porqué. Toda adversidad es una lección.
Un fracaso te expande como persona, te hace crecer interiormente.
No lamentes el pasado, déjate enseñar por él.
En el día a día nos enfrentamos a conflictos, o adversidades, que a veces nos parece imposible poder salir de ello. Solo ese pensamiento, sumido en lo negativo, nos hace caer todavía más bajo y nos provoca un estado de ansiedad que alarga la angustia llevándonos al bloqueo. Nos empequeñecemos.
La clave está en transformar el estado de conflicto en un estado de Paz.
La mente proyecta y
le dice al cuerpo lo que tiene que ver o sentir, e interpreta lo que ve.
Ver todo aquello que nos puede parecer un conflicto, un reto difícil de conseguir, como una oportunidad.
Dando un giro así a nuestro punto de vista, le damos la vuelta también a nuestro modo de enfrentarnos a ello.
La diferencia entre éxito y mediocridad, miedo y valentía, está en nuestra cabeza.
Somos nosotros quienes creamos nuestras frustraciones y amarguras. Nos creemos con derecho a todo, sin pelear por nada de lo que nos ocurre.
Debemos
aceptar nuestra vida. No luchemos contra nuestra vida, luchemos
por cambiar nuestras circunstancias.
Casi nunca miramos a
los ojos de aquello que nos incomoda. Nos llenamos de pensamientos negativos
que nos encogen. Esto es lo que diferencia a unas personas de otras: el cómo
miran, el cómo piensan.
Piensa que eres grande, porque lo eres; piensa que eres líder, porque lo eres; piensa que de cada tropiezo se aprende y de cada experiencia se gana.
Que el pasado no te limite jamás.
Tienes un poder innato dentro de ti. Es tu poder. Nada más que tuyo. Lo puedes utilizar o guardártelo para que muera contigo. Utilízalo. Vívelo.
Háblate
en positivo. Piensa en positivo.
El éxito puede ser
tan simple como cambiar la percepción que tienes de ti mismo.
Que no llegues al final de tu vida sin haber sacado ese líder que llevas dentro.
En cada acción, en cada instante de tu día, en cada decisión que tomas, pon por delante tu liderazgo.
No te pongas tú mismo obstáculos en el camino.
"La principal causa de la infelicidad nunca es la situación, sino tus pensamientos sobre ella." Eckhart Tolle
Así que no olvides
sacar ese líder que tienes ahí escondido y enfréntate a cada problema o
conflicto como si fuera una oportunidad.
Aprovecha la adversidad para crecer.
No te lamentes jamás por lo que no tienes, agradece lo que tienes.
Mejora tu mente y así mejorarás tu vida.
N/21.M
Llego con hambre a la oficina. El tomate de la cena me dejó satisfecho momentáneamente, lo suficiente como para dormir en profundidad, en la tranquilidad de los sueños, hasta las seis de hoy que he salido a la calle dejando que un suave viento, algo frío, acariciase estas barbas grises que van alejándome de los años precoces.
En ocasiones los silencios son más auténticos que las palabras. No por mucho gritar nos escuchan más.
Todo lo que escuchamos no es más que una opinión creada a través de unos juicios o creencias, no un hecho.
La fuerza está en nuestra mente, nunca en los acontecimientos externos.
Limitémonos al presente.
Si intentan herirte o molestarte con críticas, la mejor venganza es ser indiferente al que te causa el daño.
“No he escrito una sola palabra de ficción en mi vida, pero esto ha dado rienda suelta a mi verdadera vocación: buscar, en realidad de la lucidez, del sueño, del recuerdo, de la alucinación y en cualquier otra parte. Aunque emana miedo y horror, mi búsqueda me satisface, sin embargo, por completo, como las artes despreciadas y no homologadas de la doma de pulgas o de la prestidigitación.” Mircea Cartârescu, Solenoide.
Vuelvo a este
escritor rumano, Cartârescu, y me
dejo embriagar por su literatura. Un mundo mágico capaz de dejarse representar
con palabras. Sus textos atrapan. No son fáciles. No es fácil plasmar esos pensamientos y sueños que nos agotan, pero que
solo expulsándolos, dejándolos en libertad a la interpretación del ajeno, nos
hacen, también, libres.
Todos, incluso aquellos que lo niegan, tenemos dentro una mancha. Esa mancha que se llena de malas acciones, de pensamientos ruines, de mezquindades, de egoísmo y narcisismo. Hay quien lo niega toda su vida, otros terminamos por reconocerlo como buscando no sé qué perdón. Unos culpan a los demás de su mancha, otros simplemente tratan de disfrazarla.
Solemos justificar a
aquellos que nos caen bien o a los que queremos. Cerramos los ojos. En cambio
solemos machacar al vecino.
No sé si el estoicismo está de moda o no. Diría que eso no es lo importante. Lo importante es hablar de filosofía y creo que la filosofía, una u otra corriente, están más de moda que nunca. Entiendo yo que se debe, entre otras cosas, a que algunos quieren coartar la capacidad de pensar de las personas y otros, que pueden ser los mismos, creen que somos gilipollas y nos toman por ello.
La pandemia supuso un punto de inflexión.
Buscamos una especie de paz y serenidad que aparentemente nos falta en nuestro día a día.
Una de las corrientes filosóficas que más sigo, no la única, es la estoica. Para los estoicos la forma de vivir bien comenzaba por pensar correctamente: la filosofía te salva.
Mejorar
individualmente mediante virtudes como el autocontrol ante las pasiones y las
percepciones erróneas, o la templanza frente a las adversidades. Centrémonos en lo que de nosotros dependa.
Buscar incesantemente
esa serenidad que nos permita ser libres, en gran parte sobre el miedo al
futuro o a la muerte.
Controlar la autoconciencia y rechazar las opiniones de los demás. Rechazar las apariencias y los reclamos cotidianos que nos distraen.
N/22.X
Dar o quitar importancia a lo que realmente no la tiene. Algo que debería ser estoicamente fácil, pero no lo es, al menos en mi caso. Eso hace que me acueste pensando en lo que no debo y despierte con la misma matraca. Y ahora, aquí, con los brazos apoyados sobre la mesa del despacho, decidiendo si asumo la responsabilidad del error de los demás como ese líder casposo que soy, o poner a cada uno en su sitio, generando mal rollo en los equipos. Dejar pasar o no dejar pasar y cargar con todo el peso sobre los hombros, hasta que rompan.
Cómo me jode que
otros finalmente lleven razón en algo que me dijeron y no se la di.
Nada peor que ser consciente de que te estás acercando a un charco, en el que te vas a poner de barro hasta las cejas, y seguir adelante.
Pienso hoy que a veces escribo para decir cosas que no dije o no pude decir a tiempo. O para generar ese debate cerrado. O yo que sé para qué lo hago. Como ahora mismo.
“…lo que veo es el reflejo de un proceso mental que comienza con una idea de lo que quiero. A partir de ahí, la mente forja una imagen de eso que desea, lo juzga valioso y, por lo tanto, procura encontrarlo. Estas imágenes se proyectan luego al exterior, donde se contemplan, se consideran reales y se defienden como algo propio de uno. De deseos dementes nace un mundo demente, y de juicios, un mundo condenado.” UCDM L-325 1-5
Algo
así como la mecánica del pensamiento sustentada por el ego. Ser consciente.
Llego a casa. Es una hora medianamente decente. He vuelto en autobús y eso me ha permitido dar una caminata, antes de coger, reflexiva por el Madrid frío. Vivo más de lo que puedo escribir. Si escribiese todo lo que vivo y pienso no tendría cuadernos suficientes. Cada día es una experiencia o vivencia.
Ahora estoy bastante más ordenado y aun así, de ayer a hoy, no he podido dejar por aquí todo lo vivido: el almuerzo con ese magnífico proyecto rural, la madre de la niña que se acerca a decirme que me parezco al Quijote que hay en el Parador de Sanabria, los dislates del trabajo o los desencajes de la empresa. Lo que significas para unos y lo poco que llegas a significar para ti.
Todos los tiempos son
el tiempo. Crees que todo lo tienes colocado y ordenado pero a lo mejor el
desordenado eres tú.
¿Podría dejar de escribir? Sí. Pero ¿por qué? ¿qué más le dará a nadie si escribo o no? Lo hago para mí. La palabra es de cada uno, como la vida.
¿Qué más dará cómo la vivimos más que para el que la vive?
Ya he tomado mi café. Son las siete y media. Estoy solo, en la cafetería habitual. Desperté tan pronto, tras sueños inverosímiles, que me levanté a por este lunes y semana que prometen ser, nuevamente, movidos. No sé muy bien qué hago aquí a estas horas. Podría estar en la cama. ¿Será la edad? ¿Será la estupidez?
He priorizado toda mi vida el trabajo, no he dicho nunca que no a nada y eso me ha hecho perder mucho como persona. Vivimos en una sociedad, en un sistema, en el que si no trabajas no vives, si no ganas más, no eres. Eso te hace perder la honestidad contigo mismo, dejar de priorizarte como persona.
Ahora sigo trabajando, día a día, lógicamente tengo que vivir, pero me priorizo más a mí mismo.
Me gusta la lectura, es mi vida, a veces me enfrento a libros difíciles. Sólo explorando libros difíciles vuestro cerebro se hace más inteligente. No abandones. Me lo digo en cada página que supero.
El silencio da a las cosas su majestuosidad, su grandeza, las embellece.
El silencio es el preludio a la revelación.
Todo lo que sucede tiene su porqué. Toda adversidad es una lección.
Un fracaso te expande como persona, te hace crecer interiormente.
No lamentes el pasado, déjate enseñar por él.
En el día a día nos enfrentamos a conflictos, o adversidades, que a veces nos parece imposible poder salir de ello. Solo ese pensamiento, sumido en lo negativo, nos hace caer todavía más bajo y nos provoca un estado de ansiedad que alarga la angustia llevándonos al bloqueo. Nos empequeñecemos.
La clave está en transformar el estado de conflicto en un estado de Paz.
Ver todo aquello que nos puede parecer un conflicto, un reto difícil de conseguir, como una oportunidad.
Dando un giro así a nuestro punto de vista, le damos la vuelta también a nuestro modo de enfrentarnos a ello.
La diferencia entre éxito y mediocridad, miedo y valentía, está en nuestra cabeza.
Somos nosotros quienes creamos nuestras frustraciones y amarguras. Nos creemos con derecho a todo, sin pelear por nada de lo que nos ocurre.
Piensa que eres grande, porque lo eres; piensa que eres líder, porque lo eres; piensa que de cada tropiezo se aprende y de cada experiencia se gana.
Que el pasado no te limite jamás.
Tienes un poder innato dentro de ti. Es tu poder. Nada más que tuyo. Lo puedes utilizar o guardártelo para que muera contigo. Utilízalo. Vívelo.
Que no llegues al final de tu vida sin haber sacado ese líder que llevas dentro.
En cada acción, en cada instante de tu día, en cada decisión que tomas, pon por delante tu liderazgo.
No te pongas tú mismo obstáculos en el camino.
"La principal causa de la infelicidad nunca es la situación, sino tus pensamientos sobre ella." Eckhart Tolle
Aprovecha la adversidad para crecer.
No te lamentes jamás por lo que no tienes, agradece lo que tienes.
Mejora tu mente y así mejorarás tu vida.
N/21.M
Llego con hambre a la oficina. El tomate de la cena me dejó satisfecho momentáneamente, lo suficiente como para dormir en profundidad, en la tranquilidad de los sueños, hasta las seis de hoy que he salido a la calle dejando que un suave viento, algo frío, acariciase estas barbas grises que van alejándome de los años precoces.
En ocasiones los silencios son más auténticos que las palabras. No por mucho gritar nos escuchan más.
Todo lo que escuchamos no es más que una opinión creada a través de unos juicios o creencias, no un hecho.
La fuerza está en nuestra mente, nunca en los acontecimientos externos.
Limitémonos al presente.
Si intentan herirte o molestarte con críticas, la mejor venganza es ser indiferente al que te causa el daño.
“No he escrito una sola palabra de ficción en mi vida, pero esto ha dado rienda suelta a mi verdadera vocación: buscar, en realidad de la lucidez, del sueño, del recuerdo, de la alucinación y en cualquier otra parte. Aunque emana miedo y horror, mi búsqueda me satisface, sin embargo, por completo, como las artes despreciadas y no homologadas de la doma de pulgas o de la prestidigitación.” Mircea Cartârescu, Solenoide.
Todos, incluso aquellos que lo niegan, tenemos dentro una mancha. Esa mancha que se llena de malas acciones, de pensamientos ruines, de mezquindades, de egoísmo y narcisismo. Hay quien lo niega toda su vida, otros terminamos por reconocerlo como buscando no sé qué perdón. Unos culpan a los demás de su mancha, otros simplemente tratan de disfrazarla.
No sé si el estoicismo está de moda o no. Diría que eso no es lo importante. Lo importante es hablar de filosofía y creo que la filosofía, una u otra corriente, están más de moda que nunca. Entiendo yo que se debe, entre otras cosas, a que algunos quieren coartar la capacidad de pensar de las personas y otros, que pueden ser los mismos, creen que somos gilipollas y nos toman por ello.
La pandemia supuso un punto de inflexión.
Buscamos una especie de paz y serenidad que aparentemente nos falta en nuestro día a día.
Una de las corrientes filosóficas que más sigo, no la única, es la estoica. Para los estoicos la forma de vivir bien comenzaba por pensar correctamente: la filosofía te salva.
Controlar la autoconciencia y rechazar las opiniones de los demás. Rechazar las apariencias y los reclamos cotidianos que nos distraen.
N/22.X
Dar o quitar importancia a lo que realmente no la tiene. Algo que debería ser estoicamente fácil, pero no lo es, al menos en mi caso. Eso hace que me acueste pensando en lo que no debo y despierte con la misma matraca. Y ahora, aquí, con los brazos apoyados sobre la mesa del despacho, decidiendo si asumo la responsabilidad del error de los demás como ese líder casposo que soy, o poner a cada uno en su sitio, generando mal rollo en los equipos. Dejar pasar o no dejar pasar y cargar con todo el peso sobre los hombros, hasta que rompan.
Nada peor que ser consciente de que te estás acercando a un charco, en el que te vas a poner de barro hasta las cejas, y seguir adelante.
Pienso hoy que a veces escribo para decir cosas que no dije o no pude decir a tiempo. O para generar ese debate cerrado. O yo que sé para qué lo hago. Como ahora mismo.
“…lo que veo es el reflejo de un proceso mental que comienza con una idea de lo que quiero. A partir de ahí, la mente forja una imagen de eso que desea, lo juzga valioso y, por lo tanto, procura encontrarlo. Estas imágenes se proyectan luego al exterior, donde se contemplan, se consideran reales y se defienden como algo propio de uno. De deseos dementes nace un mundo demente, y de juicios, un mundo condenado.” UCDM L-325 1-5
Llego a casa. Es una hora medianamente decente. He vuelto en autobús y eso me ha permitido dar una caminata, antes de coger, reflexiva por el Madrid frío. Vivo más de lo que puedo escribir. Si escribiese todo lo que vivo y pienso no tendría cuadernos suficientes. Cada día es una experiencia o vivencia.
Ahora estoy bastante más ordenado y aun así, de ayer a hoy, no he podido dejar por aquí todo lo vivido: el almuerzo con ese magnífico proyecto rural, la madre de la niña que se acerca a decirme que me parezco al Quijote que hay en el Parador de Sanabria, los dislates del trabajo o los desencajes de la empresa. Lo que significas para unos y lo poco que llegas a significar para ti.
¿Podría dejar de escribir? Sí. Pero ¿por qué? ¿qué más le dará a nadie si escribo o no? Lo hago para mí. La palabra es de cada uno, como la vida.
¿Qué más dará cómo la vivimos más que para el que la vive?
Preveo un día largo; terminará con una cena en el centro de Madrid.
Dormí ayer viendo una
entrevista, en televisión, en el programa El Hormiguero, al que fuera
vicepresidente del gobierno con Felipe González, Alfonso Guerra. Ya hace años
de eso. Un tipo listo, sarcástico, culto, socialista de raza, de esos que nada
tienen que ver con los dirigentes actuales. Se mojó bastante en contra de las
políticas de sus compañeros de partido: amnistía
no. Claro y conciso.
Venía hoy sentado en
el tren, temprano, al lado de un tipo que olía mal, muy mal. No es que él
oliese mal, no era un olor a sudor, es que le olía mal el jersey que llevaba
puesto; grueso, de lanas gordas, de esas de las de antes. ¿Cómo no se dará
cuenta? Tendría el olor introducido en esos orificios nasales más parecidos a
las cuevas de Montserrat. He terminado por levantarme del asiento antes de que
el cuerpo comenzara a revolvérseme. La casualidad me ha colocado justo al lado
de una señora, de apariencia mayor, aseada, repeinada y perfumada. Encontré el
equilibrio olfativo perfecto.
Una
persona íntegra, creíble, es aquella que muestra un equilibrio entre lo que
dice y lo que hace, consiguiendo así una imagen personal que no difiere entre
lo interno y lo externo.
Las horas cambian,
los días cambian, las estaciones cambian. Todo cambia. El cambio es continuo y es fácil de percibir y comprender. Nosotros
cambiamos continuamente, de un momento a otro. Ocurre a nuestro alrededor, pero
también dentro de nosotros mismos, durante todo el día. El cambio no se detiene. No nos damos cuenta. Creemos que todo es
estable. Nos pensamos que la vida será como es ahora. Cualquier cambio, incluso a mejor, nos genera inseguridad.
Pensar y observar
atentamente la realidad. Pensar. Si
pensáramos más nos podríamos llevar menos sorpresas y controlaríamos mejor las
situaciones.
La
importancia de saber a dónde ir y por qué.
Saber dónde ir
significa que cada paso sea más significativo.
N/24.V
Me dirigía ayer tarde,
tras concluir la Jornada sobre Inteligencia Artificial en las administraciones,
organizadas en la sede de la fundación, al restaurante donde cenábamos con
algunos ponentes, en el centro de Madrid. Como es costumbre, me fui caminando.
No eran todavía las ocho. Anochecido el día y con temperatura bastante
agradable.
Al coger la calle
Fuencarral, dirección a la Gran Vía, me topé, como de repente, con una
marabunta de gentes poco habitual. Caminar era complicado. Cientos y cientos de
personas. Llegué a la Gran Vía. Era imposible caminar. Unos y otros mirando
como al cielo, con los móviles, los policías pitando instando a las gentes para
que no parasen en la calzada. Paraban, claro que se paraban, reteniendo el
tráfico. Caos. Las calles hacia la Puerta del Sol cortadas. Tuve que bajar por
Callao para ir callejeando, hasta conseguir llegar a la Plaza Mayor que era mi
destino.
El motivo por el que
esos cientos, miles, de personas deambulaban por el centro de Madrid, no era
otro que el encendido de las luces navideñas. Navidad en noviembre.
Me agobié. Me agobié
bastante, aplastado entre ellos sin capacidad de movimiento. ¿Qué necesidad de
salir todos a la vez, el mismo día, cuando las luces estarán encendidas,
consumiendo energía, brillando, durante al menos dos meses? Somos así. Y yo con
ese particular ‘encanto’ navideño.
“El
que ignora quién es y para qué ha nacido, y en qué mundo está y con qué
compañeros, y qué es lo bueno, lo malo, lo honesto y lo torpe, no deseará de
acuerdo a la Naturaleza; irá de un lado a otro sordo y ciego pareciendo ser
alguien pero sin ser nadie.” Epicteto
Frustrante.
No
saber a dónde ni a qué dirigir tus energías es una mala sensación.
No tener un propósito
es una enfermedad del alma.
Necesitamos algo que nos
guíe, una dirección, un sentido. De lo contrario iremos de un lado a otro,
persiguiendo aquello que no es lo que de verdad merece la pena, y en nuestro
lecho de muerte nos daremos cuenta de que hemos desperdiciado asquerosamente nuestra
vida y que ya no recuperaremos un segundo de nuestro tiempo.
En
mitad del caos de la vida necesitamos un sentido para poder avanzar hacia una
buena vida, una vida con significado, con propósito.
Respeto, pero quiero
me respeten. Es respeto no se negocia. Nada justifica la falta de respeto. Ni
el estrés, ni el agotamiento o la frustración. Ni lo admito ni lo aguanto.
N/25.S
Tal
vez no sea como te acuestes sino cómo levantes. Puedes irte a dormir
con la mente cargada de mal pensar y despertar con la mente clara y en paz.
Cuando tienes un
impulso, una tentación, deseo de adquirir algo que te gusta pero que realmente no
te hace falta, nada como aguantar al menos veinticuatro horas para superarlo. Es
una técnica que utilizo y, en mi caso, funciona. Te hace entender, pensar, la necesidad
o no de la adquisición. Controlar el
deseo. Y si aun así no lo superamos pues encomiéndate a los dioses porque
una vez gastado el dinero asumirás que has hecho una gilipollez.
Todos venimos al
mundo sin nada, y todos nos vamos sin nada. Disfrutemos de la experiencia del
día.
La
persona que es feliz lo es porque lo es, no por dónde viva o lo que tenga. Esto
parece, o puede ser, una frase hecha, dicha por alguien que vive en una casa
normal, con segunda vivienda, coche mediano y trabajo. Es cierto. Debería estar
prohibido que alguien así opinase sobre la felicidad, ser feliz. Creo somos los
más indicados para opinar.
Se
puede vivir en un palacio y ser infeliz completamente.
La
felicidad mundana se caracteriza por su carácter efímero y su poca profundidad. Los
placeres de los sentidos, los elogios, la fama o la riqueza fueron algunos de
los placeres mundanos más conocidos expuestos por Buda.
Cuando conseguimos un
placer mundano, solemos pensar que con el próximo sí conseguiremos ser felices,
pero de nuevo nos encontramos con que se extingue rápidamente y tenemos que
volver a empezar con otro. Se vuelve a extinguir, y así otro, y otro…
No se puede ser
feliz solo contando con este tipo de felicidad, es limitada y basar
nuestra vida en ella solo puede conducirnos al vacío emocional.
Felicidad
interna.
La felicidad interna es aquella producida por la presencia de emociones y
factores mentales positivos, es duradera, estable y profunda.
Echo
de menos improvisar. Echo de menos eso de hacer lo que surja
porque en otros tiempos no había agendas, ni tareas, ni se había inventado
tanta programación diaria. Echo de menos
salir por ahí sin saber a dónde ir o dónde terminaré. Echo de menos no
acordarme del cumpleaños de un amigo. Echo de menos tantas cosas indiferentes,
improvisadas, que ya no recuerdo cuando no tenía una agenda que me avisara
continuamente, hasta de cuándo debo levantarme porque llevo mucho tiempo
sentado o que debo hacer pis.
N/26.D
Se me acaba de romper
una de mis pulseras, justo cuando me disponía a tomar el café. Las bolitas
azules que componen el mala tibetano han saltado por los aires, cayendo al suelo
de la cafetería, tintineando según rodaban bajo las mesas. Todos los presentes
se han girado, rompiendo su habitual tranquilidad en el ritual del desayuno. La
dependienta, siempre amable, ha salido de la barra para intentar recogerlas. Le
he dicho que no se preocupara, ésta ya ha cumplido su etapa, como cada una de
las que desde hace años llevo para transmitirme calma y recordarme los
principios budistas como la compasión, la atención plena o la búsqueda de la
serenidad.
Fue ayer uno de esos días que engrandecen la vida.
Un sol luminoso abría el cielo azul que nos acompañó, con una temperatura muy
agradable, en esas calles de Chinchón.
Chinchón es un pueblo
madrileño encantador; esos rincones bellos de nuestra comunidad que merece
visitar de vez en cuando.
Comida en el Restaurante La Balconada. Qué decir de
las mollejas y los callos. Tendré que aumentar los kilómetros esta semana
porque dupliqué las calorías. Un anís, otro paseo y a Valdemoro.
No conocía la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la
Asunción de Valdemoro. Barroca, inaugurada en 1764, de gran belleza y
excelencia. El altar mayor está adornado por tres obras únicas: San Pedro Mártir, de Ramón Bayeu, La Asunción de la Virgen, de Francisco
Bayeu, y Aparición de la Virgen a
San Julián, obispo de Cuenca, de Francisco
de Goya. Completan la oferta pictórica del templo dos pinturas de Claudio Coello (San Francisco
Javier y San Ignacio de Loyola), y varios frescos de Antonio van
de Pere. También es destacable el archivo parroquial, con documentos que datan
de hasta el siglo xv, y el órgano, fechado en 1737 e incluido en el
Inventario General de Bienes Muebles del Estado español.
La casualidad hizo
que una amiga, Marta Misztal, fuera
la encargada de ofrecer un concierto, tocando con ese órgano histórico, piezas
de Bach o Antonio Carreira, entre otros. Marta es organista titular de la
Iglesia de San Antonio de los Alemanes que pertenece a la Santa, Pontificia y
Real Hermandad del Refugio y Piedad de Madrid y fundadora de la Capilla Musical
del mismo templo.
Un día agradecido y
muy bonito.
Inteligente
es saber que los días tienen el tiempo exacto para que lo aproveches y no lo
dejes ir.
La calidad
democrática es siempre mejorable.
Nos acercamos a otro diciembre que avanza el final de año.
Demasiados tachones en el cuaderno y muchos bolis con la tinta acabada. Un año,
otro más, nada fácil pero superado con algo de tesón, una pizca de compromiso,
cabezonería y mucha terapia por aquí, en estas hojas rayadas que se dejan
acariciar cada día, con frases inhóspitas o palabrejas mal sonadas.
Hay
cosas que fueron, no están. Cuando pienso eso me doy cuenta, también, de que yo
he dejado de ser, igualmente, con ellas.
Tal vez, en general,
le doy demasiadas vueltas a todo. Ni debo hacerlo ni está bien que lo haga en
domingo.
¿Qué le contestas a
alguien, que te pide opinión sobre algo diciéndote que no le gusta nada de lo
que le presentas y que, independientemente de lo que opines, el que decide es
él?
Porque
ignoremos algo no va a desaparecer, en cambio se podría hacer más grande y
fuerte.
No seamos
espectadores pasivos de nuestras vidas, tomemos las riendas.
“El
dolor es otro compañero de camino. Un compañero caprichoso, atrabiliario y egoísta
–todo lo que quiere para él-, pero que nunca falla, a su estilo. Si desaparece,
no es que se despiste. Está al acecho. Cuando le da la gana, despótico, impone
su dominio y no nos queda más remedio que admitirlo: somos suyos, sí.” Víctor
Colden
Huyo de todo lo que
se empeñan en que compre, pero siempre termino comprando algo.
He vuelto a decir que
no a alguien, un conocido, que me ha pedido dinero prestado por una o dos
semanas. Después me devolvería, me dice. Le he dicho que no. ¿Es que me ven
cara de gilipollas, de tonto, de prestamista? No tengo mucha relación con él.
¿De qué esa confianza? Desde luego que no me sobra el dinero, me ajusto, no
hago excesos y me mantengo. No pido.
Liderazgo
es escuchar a los demás y después dar tu opinión, siempre el último, poniendo en valor la de los demás.
Liderar
no es imponer una opinión, después escuchar, para luego hacer prevalecer tu
idea.
Liderar
es consensuar, convenir, pactar.
Hay cosas que no se
pueden cambiar, como el otoño, como la lluvia, como esas circunstancias que nos
vienen en el camino, con lo que no podemos vivir continuamente envueltos en una
frustración, molestos o preocupados. Calma.
Con
calma se llega más, se hacen más kilómetros y damos pasos más seguros.
A cada paso que demos
debemos acercarnos más a nosotros mismos, alejarnos de ese ego que nos acompaña y busca
apoderarse de nosotros, que nos arrastra a la desilusión y al bloqueo
mental. Tu motivación está dentro
de ti, búscala, está ahí en ese poder que cada uno llevamos dentro.
"Puedes
esclavizar a un cuerpo, pero las ideas son libres, y no pueden ser aprisionadas
o limitadas en modo alguno, excepto por la mente que las concibió. Pues ésta
permanece unida a su fuente, que se convierte en su carcelero o en su
libertador, según el objetivo que acepte para sí misma." UCDM
Motivación,
tú motivación. Vitalidad, compromiso de perfección en esa línea
marcada que sin duda te llevará de dónde estás a dónde quieres ir.
Entender
lo que vemos, aceptarlo, transformarlo.
Decía Pablo
Neruda que "la clave de tu presente está en tu
pasado, como la clave de tu futuro está en tu presente."
No dejar de caminar,
aunque a veces nos adentremos en tormentas. Confianza y fe. Compromiso con nosotros y lealtad al propósito que
nos marcamos.
No intentemos cambiar
el mundo, cambiemos la percepción que nosotros tenemos del mundo.
La
fe y la confianza es la gasolina para el camino, para subir la montaña: la
motivación.
No pares, motívate
para vivir. Si paras, si no tienes esperanza, si te paralizas, si te acomodas o
bloqueas, nada cambiará y te quedarás donde estás.
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