Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 3

S/18.L

Ayer es ayer y hoy es hoy.
Ayer iniciamos un día y lo concluimos. Podemos decir que nacimos y morimos. Hoy somos otros, no somos los mismos, hemos renacido, iniciaremos nuevas actividades y a la noche moriremos. Transitoriedad.
Es un cambio continuo. Nunca podremos volver a recrear lo que ocurrió la última vez porque todo es diferente.
Otra vez es lunes.
¿Cómo pasa el tiempo? La velocidad del tiempo. Del cómo pasa el tiempo me deja absorto.
Han sido, son, mis reflexiones de la mañana, al volver a encontrarme sentado en el tren, atestado de gentes. Otra vez a por el día, la semana, hasta llegar a ese dichoso viernes que consigue que la mente se revuelva como adaptándose a una nueva y transitoria vida.
 
Nuestro estado de ánimo influye en las personas que nos rodean y, por lo tanto, en el mundo.
Sonreír al día puede suponer que los demás vayan devolviendo esa sonrisa a todo el que se encuentran.
 
“No confíes en el éxito. Confía en la realidad.” Trungpa Rimpoché
No todo sale como queremos, eso sería confiar en el éxito. A veces las cosas salen como deseamos, otras no.
Lo real ocurre, de una forma u otra. Confiar en la realidad genera tranquilidad, calma.
 
Septiembre pasa por nosotros como un vendaval. Todo lo que era calma, parece olvidado en los confines de aquel tiempo que, por el contrario, fue el mes pasado.
La verdad es que fines de semana como este pasado, que consigo insuflarme de momentos de soledad y serenidad, son como una especie de paréntesis en la tormenta del día a día.
 
Hay cosas que se detienen un tiempo, por algo. Si ese algo desaparece, todo aparece de nuevo y aquel plan vuelve a comenzar. Todo tiene su momento.
 
Desear algo externo es fruto de nuestra ignorancia.
No es malo desear, depende el qué. Desear saber, desear disciplina, ser mejor.
 
Tener claras nuestras prioridades sirve para mucho, sobre todo para tomar las mejores decisiones y que decir ‘no’ sea más fácil.
 
Camino hoy, cómo diría, al igual que el día, entre nubes y claros.
En los momentos claros me lleno de filosofía, de vida. En los oscuros, simplemente espero a que escampe.
 
Prudencia. Esa virtud que nos permite el equilibrio entre la intuición y el razonamiento, y sirve de guía de las acciones justas y sabias.
 
 
S/19.M
 
La clave está en dormir. La hora de levantarse es la misma todos los días, lo que marca la diferencia es la hora de acostarte. Aunque te tumbes en la cama y leas, descansas; es un método infalible para cerrar los ojos pronto.
Una ensalada de tomate, una copa de vino y a la cama. Unas páginas de Chirbes, caí en el sueño más profundo, hasta eso de las cuatro que he despertado para buscar un par de horas más de sueños.
 
Solo hay una libertad a la que no deberíamos renunciar jamás: la libertad interior. Si te cuidas libre, vivirás tan libre que hasta ignorarás a los inductores.
 
"Si vos toleráis que vuestro pueblo esté mal educado y sus modales corruptos desde la infancia, y después los condenáis por los crímenes a los que su primitiva educación les ha abocado, se llega a la terrible conclusión de que primero hacéis ladrones y los castigáis después." Tomás Moro
 
Reuniones y reuniones. Más reuniones. Hay días que se convierten, por completo, en una reunión sin fin.
 
Vivir es aceptar lo que llega y no esquivarlo.
Disfrutar todos esos buenos momentos y agradecer cada pequeño detalle.
También saber encajar los golpes sorpresivos y asumir que en ocasiones duele.
 
 
S/20.X
 
Tuve ayer uno de esos arrebatos de los que ahora me hace tener un estado de remordimiento. Llegaba a casa, no era tarde, caminando. Había almorzado realmente bien, de trabajo. Pasé junto a esa hamburguesería que hay en frente, con ese olor característico que recuerda, con cierta añoranza, los años en los que gastabas la propina semanal, emocionado, en merendar los sábados con los amigos.
Miré el cielo. ¡Qué coño! Entré a por mí menú completo, con su hamburguesa de pollo, las patatas fritas, la cerveza y el cremoso helado. Mi cena habitual no es más que una ensalada.
Me senté en la terraza. El cielo, oculto por la contaminación lumínica, ahí estaba acariciando una temperatura muy agradable. Por un momento recordé las últimas veces, muchos años atrás, que había degustado uno de estos menús ‘¿basura?’. Lo devoré como si no hubiese comido nunca. Bien rico me estuvo.
Ahora, en esta mañana, como es lógico, no podría ser de otra manera, siento esa pesadez de estómago de no haber hecho una digestión correcta. También ese martilleo mío en la cabeza de haber hecho algo que no debía de hacer. ¿Por qué? ¿Por qué siempre hay que andar con sumo cuidado por tanto absurdo? ¡Qué leche! ¿Lo disfruté? Pues sí, como aquél niño que fui. Eso es lo que cuenta. Hoy unos kilómetros más.
 
El secreto de todo, realmente, está en hacer lo que hay que hacer en el momento. Eso independientemente de que tengas ganas o no de hacerlo.
 
Nada es sólido, nada es estable. Aferrarse es un error. Todo es una oportunidad. Todo cambia. No olvidemos que morimos tal y como vivimos.
 
Cuántos más planes haces, más compromisos adquieres, crees que puedes llegar a todo y más cuenta te das de las limitaciones de tu tiempo. Ahí es cuando aparece la adversidad y el estrés.
Sé consciente de tus límites y también de la finitud. Priorízate a lo importante.
 
A las personas se las ve venir, luego depende de nosotros dejarnos engañar, ignorar o ser egoístas. De vez en cuando, también, hacerse el tonto viene bien, al menos hasta tener una estrategia clara a seguir.
Los comportamientos cambian dependiendo de los intereses de cada uno. Eso es algo que a estas alturas de la película no debería de sorprenderme. Lo que no debemos olvidar nunca es eso: igual que antes no te quería y hoy te quiero, mañana, igualmente, cuando consiga lo que pretendo, no te querré.
La lealtad es para con uno mismo.
Si toca utilizarnos, nos utilizaremos todos.
 
“Enseñas mejor lo que más necesitas aprender.” Richard Bach


 
 
S/21.J
 
El hombre, y me refiero a hombre como género masculino, es el único animal que aun a sabiendas de que lo está haciendo, es capaz de autodestruirse.
Sin darse cuenta, o sí, hay personas que se van metiendo en una espiral sin fin, de la que solo saldrán completamente aniquilados. Es una pena. De cobardes es culpar a las circunstancias externas de nuestros actos; la culpabilidad y responsabilidad de nuestros actos es única y exclusivamente nuestra.
Creo que ninguno somos, o hemos sido santos. Mucho menos yo. He cometido y tenido errores, o fallos, personales de los que no me siento nada orgulloso. Lo más importante es darte cuenta a tiempo, corregir el paso.
No eran más de las cinco de la mañana cuando sonó el teléfono. Eran mensajes. Entre sueños pensé en el despertador. No quedaba mucho para la hora. Pero no, era I, la compañera del amigo X. La policía acababa de ponerse en contacto para avisarla de que habían vuelto a encontrar a X tirado en la calle, completamente ebrio.
No es la primera vez en los últimos tiempos. Además de haberle quitado el carnet de conducir por coger el vehículo en malas condiciones, la última vez, no hace mucho, apareció también tirado en la calle, en el mismo estado, pero con el añadido de haber recibido una paliza.
X va a cumplir 50 años, tiene una buena empresa, una buena casa, pareja y dos hijos de su primera mujer que, además, trabajan con él. Todo fantástico, todo un privilegio, exceptuando que en los últimos tiempos las adicciones le están superando, poniendo en riesgo su vida y todo lo que le rodea.
Hablamos con él. Lo reconoce. Le gusta el alterne, como a casi todos, pero no le gusta irse a casa a horas decentes. En cuanto bebe dos vinos se le va la cabeza de tal manera que pierde las riendas de la situación. De ahí pasa a otras cosas y de ahí a locales donde los que pernoctan son gentes de mal vivir, nunca de vidas ordenadas.
Le hemos ido a recoger. Era un trapo tirado en la acera, de más de cien kilos de peso. No es él. Es una persona destruida, sin sentido y sin conciencia.
Volveremos a hablar con él aunque, reconozco, ya cansa un poco. Se va matar el solo, voluntariamente.
No es el primero ni el último que acaba sin nada, como un desperdicio humano, debido a su irresponsabilidad: sin familia, sin empresa y sin vida.
Cuando pasas la línea roja el retorno se hace complicado, lo normal y sensato es hacerlo con ayuda.
 
La eficacia de un consejo depende, en parte, del momento. Ojalá y los consejos que pudiéramos dar a un amigo, cuando los demos, ya no fuesen necesarios. Al igual, también, si pedimos ayuda a un amigo, cuando lo necesitamos, y éste nos responde a los seis meses, lo normal es que ya no sea necesario.
“Cada vez que quieras saber qué hay que evitar y qué hay que buscar, dirige la mirada al más alto bien, el objetivo de toda tu vida. Todo lo que hagamos debe estar de acuerdo con él: solamente ordenará cada cosa particular el que ya tiene ante los ojos el proyecto completo de su vida. Nadie, aunque tenga a mano los colores, logrará reproducir nada cabalmente si no sabe con certeza qué quiere pintar.” Séneca. Carta 71
Antes de ver qué hacer, a lo mejor lo primero es saber qué queremos conseguir.
Con nuestras acciones diarias tomamos una dirección u otra.
Si nuestros ojos no se desvían de la virtud, jamás nos equivocaremos.
 
 
S/22.V
 
El clima es otoñal, de hecho mañana sobre las 8.50h arrancará el otoño y daremos la bienvenida al equinoccio de otoño.
Y así nos dirigimos hacia ese invierno que nos arruga. La temperatura ha bajado bastante aunque preveo que todavía tendremos de esos días cálidos.
 
No tomarse las cosas a pecho, o personalmente, es un poder que todos poseemos y poco utilizamos.
 
Nuestros estados de ánimo determinan los pensamientos recurrentes con los que interpretamos os acontecimientos del exterior.
La vida es como es, como viene y como va, nunca como esa mente cargada de ego que llevamos le gustaría que fuera.
“Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño con tus propios pensamientos.” Buda
 
Sepamos que la disciplina no es una opción, comprobado está que es una necesidad. No se trata de lo que queremos hacer, sino de lo que debemos hacer.
La excelencia no son nuestras acciones, son nuestros hábitos.
 
Tengamos claro que el problema no suele ser el problema en sí. El problema suele ser nuestra actitud ante el problema.
 
Nuestra mente puede inundarse de la Verdad o de la Ilusión; puede servir a lo Real o a lo irreal; puede llenarse del Ser o del ego; puede buscar lo Espiritual o lo material.
Si se inunda de Verdad, de lo Real, del Ser, de lo Espiritual, estaremos en la Verdadera Vida, en la Perfección, en la Paz.
Si sirve a la ilusión, a lo irreal, al ego, a lo material, estaremos en lo temporal, en el error.
Servir a la Verdad, es servir al Amor. Servir a la ilusión, es servir al miedo.
Servir al Amor, nos llevará, indudablemente, a experimentar la Felicidad y la Paz; nos ofrece la completa seguridad.
Servir al miedo, nos conducirá a experimentar dolor, la enfermedad, el conflicto; nos ofrece una constante inseguridad.
 
 
S/23.S
 
Terminé el día de ayer lo que diría como bien, comiéndome una hamburguesa de La Osa, en casa, bocado deseado y perseguido desde hace algún tiempo, hasta ayer. Como buen amante de la hamburguesa bien hecha –segunda en esta semana-, no solo no me defraudó sino que le otorgaría un sobresaliente en calidad, presentación y por ese precio aceptable.
Sabía del local desde hacía algún tiempo. Un sitio pequeño, en Valdemoro, pero del que todos, dentro y fuera del municipio, hablan por la calidad de sus productos: La Osa handmade burguers. Como he dicho, todavía me relamo el sabor, la jugosidad, la textura, la suavidad de algo casero y bien hecho.
Expectativas cubiertas aunque volví a ir a la cama con una sensación de estar lleno, algo que en esta semana, entre unas cosas y otras, está ocurriendo casi todos los días.
Así que a primera hora de esta mañana otoñal, de sol, he calzado las zapatillas y he hecho unos disciplinados kilómetros de trote running, despacio pero con unas sensaciones realmente buenas. Tras los excesos lo mejor son los decesos, desintoxicar y equilibrar al máximo lo que se pueda en este fin de semana que aparece inmenso de paz.
 
En ocasiones el silencio es todo lo que necesito para sentir que estoy vivo.
Leer unas páginas en la mañana y decir adiós al ruido. El pálpito de un verso y abrirte al día.
 
Las circunstancias no nos hacen, nos hace el cómo nos enfrentamos a las circunstancias.
Disciplina y compromiso, no hay otra fórmula.
 
“Muchas cosas tienen que cambiar de rumbo, pero somos nosotros los seres humanos sobre todo los que necesitamos cambiar. Nos falta conciencia de nuestro origen común, de nuestra pertenencia mutua y de un futuro que se comparta con todos. Esta conciencia básica permitiría el desarrollo de nuevas convicciones, actitudes y formas de vida. Un gran desafío cultural, espiritual y educativo está ante nosotros, y exigirá que nos pongamos en el largo camino de la renovación.” Laudato si. Papa Francisco
 
La luz no solo es una fuerza física. La luz es el futuro que ilumina esa esperanza, guía en la oscuridad. La luz es el símbolo de conocimiento.
Como esa luz, depende de nuestro esfuerzo disipar las sombras de ignorancia y encender el camino hacia la sabiduría.
 
 
S/24.D
 
Tomo café en mi lugar habitual estos fines de semana otoñales que me quedo por aquí. Temprano. El sol reluce y anima a caminar por estos campos que también son míos, mientras se defienden de esa invasión del ladrillo que va conquistando la vida y generando adictos al ruido.
Ayer, más allá de la siempre agradable comida con los padres, no hicimos otra cosa que estar viendo películas absurdas desde el sillón. Estar juntos.
Hoy cocinaré yo. Me encanta hacerlo. Me relaja. Me hace sentir bien y, como padre, poner todo el cariño en lo que hago que, por otro lado, tampoco se me da mal.
 
También saber escribir es saber callar. El poder de los silencios solo se entiende cuando has otorgado vida a las palabras.
 
“Ese instante de iluminación, de fusión, de creación: creamos para combatir la ruina, el olvido de todo, volvemos a crearlo todo y lo creamos plantando cara al fluir: hacer que el instante adquiera permanencia. Esa es la tarea de una vida.” Sylvia Plath. Diarios, 1957
 
Cuando escuchas a una persona mayor -podría tratarse de tus  padres, suele ocurrir con frecuencia- afirmar, sin ningún tipo de atisbo de tristeza, que pronto no estará, que no le queda mucho, estamos frente a alguien que, con una mente en perfecto estado y equilibrio, ya no tiene expectativas en un largo plazo. Si se lo escuchas a alguien querido, se te enreda el corazón hasta hacerte un nudo difícil de desatar. Cierto es que en este mensaje, lúcido, te están diciendo, con amor, que tú también llegarás ahí, a ese momento en el que no te queda futuro y, por lo tanto, debes cuidarte y aprovechar bien ese presente en el que te encuentras.
Normalmente no hacemos caso. “Son cosas de la edad”, decimos. Pero no. Dicen lo que tienen que decir; lo que saben, desde la experiencia, que han de decir. Ellos han llegado ahí, están,  mientras que otros, nosotros, tenemos un futuro incierto frente a ese pasado, gran pasado cierto, que es el suyo.
 
Dícese de la envidia como ese arte, que no virtud, o esa característica, que no valor, que acompaña a la mayoría de los hombres. Ese dolor que produce todo lo bueno que le ocurre al ajeno. Y tras la envidia el resentimiento, que a la par acompaña y que consiste en alegrarse del mal ajeno. Así somos: envidiosos y resentidos.
 
Tus intenciones pueden ser justas y buenas, acompañadas de acciones que entiendes son las mejores, pero el final no depende de ti, escapa a tu control, depende de variables externas.
Si disparas con un arco el resultado que pretendes es dar en la diana, pero eso está fuera de nuestro control. Lo interesante es centrarse en el proceso que te llevará al resultado: el cómo nos comportamos, lo que entrenamos y todo aquello que ayuda a que disparemos correctamente.
Tenemos éxito o fracasamos en el proceso. Con lo que ahí está también el éxito: el resultado será el que tenga que ser.
El proceso está siempre bajo nuestro control.
El éxito es dar lo mejor de nosotros en el proceso.
 
Amnistía. Del gr. ἀμνηστία amnēstía; propiamente 'olvido'.
f. Perdón de cierto tipo de delitos, que extingue la responsabilidad de sus autores.
Existen diferencias entre amnistía e indulto, figuras jurídicas que en solemos confundir. Es cierto que ambos conceptos hacen referencia a medidas de gracia que exime de una pena, pero, mientras el indulto es un mecanismo para perdonar la pena a personas que han sido condenadas, la amnistía es una medida que perdona el delito, haya o no una sentencia o condena.
Diremos entonces que el indulto es el perdón total o parcial de una pena a título individual, aunque el indultado nunca pierde su condición de condenado, por lo que sería reincidente en caso de cometer nuevos delitos. Cosa distinta ocurre con los beneficiados por la amnistía, ya que ésta es el olvido legal de delitos y extingue la responsabilidad de sus autores. La palabra amnistía tiene una raíz griega, amnesia, que significa olvido.
"La amnistía tiene naturaleza colectiva y se ordena normalmente por razones de orden político de carácter extraordinario como el término de una guerra civil o un período de excepción", se señala en el Diccionario panhispánico del español jurídico, de la Real Academia Española (RAE). Es una cesión para conseguir un bien mayor, como en el paso de un régimen autoritario a otro democrático. Una cuestión de hacer borrón y cuenta nueva.
En la actualidad, no obstante, la Amnistía no está contemplada en la Constitución Española.
Amnistía para aquellos que han intentado romper la solidez del estado democrático de España: No.
Amnistía para aquellos que volverían a tratar de romper con los pilares básicos que sustentan la democracia de nuestro país: No.
Pero como en todo, esto no deja de ser más que una opinión, expresada de forma libre y vomitada en estos cuadernos míos. Mi máximo respeto para la opinión de los demás.
 
 

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