Diario de un Estoico. Lo que el viento nos deja. Semana 46

 
J/10.L
 
Llego a Atocha. El día ha abierto completamente sus ventanas y la luz lo inunda todo, con esos reflejos del sol de la mañana, que madruga. Es ciertamente increíble, cómo te cambian los días así.
 
La mayoría de las discusiones las podemos evitar. No se trata de ceder siempre, se trata de ser flexible y dar importancia solo a los temas que lo merecen. Centrémonos en dialogar y en lo que coincidamos, no en las divergencias. Pero nunca cedamos en lo fundamental.
 
“Dime cuando voy a dormir: ‘puede que no despiertes’; dime cuando estoy despierto: ‘puede que no vuelvas a dormir’; dime cuando salgo: ‘puede que no vuelvas’; dime cuando vuelvo: ‘puede que no vuelvas más’.” Séneca
 
Todos, cada uno de nosotros, tenemos la capacidad de recuperarnos, sobrevivir y prosperar en la adversidad. Poseemos una resilencia natural.
 
Éramos pequeños y tanto mi abuela como luego mi madre, en verano, tenían la casa a oscuras, con las ventanas cerradas y persianas bajadas a cal y canto. No entraba un rayo de sol en las casas. Mi hermano y yo nos enfadábamos. Eso de no abrir la ventana en verano; eso de que no entrara la luz. Entonces pocos, y mucho menos en los pueblos, contaban con aire acondicionado en las casas.
Ahora, en estos días de calor intenso, cuando marcho por la mañana, dejo todo cerrado y las persianas completamente abajo. Cuando llego a casa, como ahora, hoy que el termómetro se acerca a los 40ºC, se puede estar a gusto, sin aire acondicionado. Los cristales no se han calentado y la casa ha mantenido una temperatura ajena al exterior.
Sabiduría rural.
 
Solo cuando somos conscientes de nuestras imperfecciones, entonces somos capaces de inclinarnos ante la excelencia.
Solamente podemos avanzar en el camino si creemos que no hemos llegado al destino.
La vida es eso: fracasar, aprender, meternos en el barro, limpiarnos los zapatos y seguir caminando. Siempre hacia delante.
 
 
J/11.M
 
Leía esta mañana, de camino al despacho, ‘Los líderes, ¿nacen o se hacen? El caso de Alejandro Magno’, de Manfred Kets de Vries y Elisabet Engelau. Alejandro Magno fue un ejemplo único de líder (llegó a conquistar el 90% de la tierra conocida) que combinó en su desarrollo el pertenecer a un grupo familiar (hijo del rey de Macedonia y de una Diosa que se consideraba tal) y la mejor educación (Aristóteles de Estagira, uno de mis referentes, pensador y práctico).
El talento ni nace ni se hace; se cultiva. El Liderazgo se forja, desde la convicción, la determinación y el entrenamiento.
Las 11 lecciones de Liderazgo de Alejandro Magno que nos aportan estos autores serían:
Una Visión ilusionante.
Una estrategia creativa frente a las fortalezas del enemigo.
Una ejecución muy eficaz.
Un modelo de excelencia (que, como nos enseñó Aristóteles, no es un acto sino un hábito, un comportamiento repetido que supera expectativas).
Innovación constante.
Dotar al equipo (a la “Tribu”) de un propósito, de un significado.
Obtener y apoyar seguidores.
Invertir seriamente en Formación y Desarrollo.
Consolidar las victorias.
Planificar la sucesión (legado).
Mecanismos de gobernanza organizativa.
Estas lecciones de liderazgo son aplicables a Alejandro Magno,  pero también podrían serlo a, por ejemplo, Isabel la Católica o ya en la Transición española, a Adolfo Suárez. Lo que sí me cuesta, en la actualidad, es encontrar líderes que cumplan con cualidades como estas.
 
Un debate, una discusión, se gana desde la serenidad y paciencia. Si te dejas llevar por el impulso y el exceso de arrogancia, has perdido.
 
Podemos tener dolencias físicas, del cuerpo, pero también las hay mentales. No podremos prosperar en la vida si nos mantenemos atrapados por emociones irracionales.
Reconocer nuestras emociones. Reflexionemos sobre qué las causa. Aprendamos a redirigirlas para beneficio propio. Dominemos las emociones negativas.
 
Liderar no es algo que sea fácil. Ni siquiera lo es liderarnos a nosotros mismos. Para liderar, lo mejor es tomarse relativamente en serio a uno mismo y, por el contrario, tomarse muy en serio el servir a los demás. Cuando un líder se toma más en serio a sí mismo que el servicio a los demás, es un liderazgo ficticio, flojo. Es un liderazgo que fomenta más el ego que lo global.
 
Cada semana escribo un capítulo de mi vida.
 
No hay que mantenerse vivo, hay que mantenerse humano.
 
La escalera de Jacob es otro de esos bellos símbolos en masonería. Simboliza el camino de ascenso espiritual y el progreso del alma hacia la realización y la unión con lo Divino.
Cada peldaño representa un nivel de consciencia superior y el esfuerzo que se necesita para alcanzarlo.
Ir de lo material a lo divino.
Emblema de las virtudes y cualidades del alma.
Los siete peldaños se consideran, respectivamente, formados de plomo, cobre, hierro, estaño, amalgamas, plata y oro correspondiendo a los siete planetas que dominan sobre estos metales y a las virtudes de la Prudencia, Templanza, Fortaleza, Justicia, Fe, Esperanza y Caridad.
 
 
J/12.X
 
Creo que a los mentirosos hay que ignorarlos. Dejarlos. Pero a veces, cuando uno cercano te engaña, la mejor venganza puede ser convencerle de que crees lo que ha dicho. Se queda feliz y volverá a mentir… pero a otro.
 
Este día, el 12 de julio, siempre será ese día. Desde aquél día estará en mi recuerdo, y en el de cientos de miles de españoles, no fue un día cualquiera en nuestra historia.
Hace 26 años yo tenía 29 años. Hoy, 26 años después, el concejal del Partido Popular en Ermua, Miguel Ángel Blanco, hubiera tenido 55 años, los mismos que yo, pero una banda de asesinos le arrebató la vida, de la manera más vil y cruel, en un pulso a todo un país, España, sin igual.
Hace 26 años las entrañas se nos revolvieron y el corazón se nos encogió a todos los demócratas.
Se cumplen 26  años de aquellas  48 horas, que nos conmovieron a todos y que no podremos olvidar.  
El día 12 de julio a las 16 h. se cumplía el ultimátum de ETA. La familia de Miguel Ángel esperaba junto al teléfono en su casa de Ermua. Una sobrina de la madre de Miguel Ángel le dijo: "come algo tía, llevas dos días sin comer" a lo que respondió: "¿Cómo voy a comer si en estos momentos están asesinando a mi hijo?.”
Miguel Ángel fue asesinado.
Hace 26 años Miguel Ángel fue una víctima,  a sumar, en esa macabra lista de muertos asesinados por cobardes sanguinarios, escudados bajo no sé qué ideologías extremistas. Jamás pensábamos, en aquel entonces, que muchos de sus defensores, de sus animadores, estarían ahora en las instituciones o pactando leyes con el gobierno.
Es y será parte de nuestra historia. Es, y será, una fecha que marcará un antes y un después en la mente de muchos de los que vivimos aquella época con tensión y temor.
Todavía recuerdo el día como si fuera ayer. Entonces yo era un joven concejal de Getafe. Tenía 29 años, los mismos, había sido candidato a alcalde dos años antes en mi municipio, Getafe, y ostentaba la responsabilidad de ser el Portavoz del Grupo Popular en el ayuntamiento. Ese día, de madrugada, viajamos en autobús a Bilbao para asistir a aquella multitudinaria manifestación que pedía, en grito, clemencia. Íbamos con la mochila cargada de rabia y el alma en vilo.
De vuelta hacia Madrid, en el autocar,  recibimos esa noticia que prácticamente todos esperábamos. No pudimos contener las lágrimas. Habían ejecutado a un compañero. Habían ejecutado a un joven que simplemente defendía unas ideas, un proyecto político, en un municipio vasco. Habían ejecutado a un hijo de cientos de miles de madres que lo lloraban, un hijo de España.
Tuvo que ocurrir algo así para que a muchos se les encendiera la conciencia y un país entero saliera a la calle a gritar ¡Basta ya!
Durante un tiempo todos los cargos electos, en cualquier lugar de España, tuvimos que incrementar los protocolos de seguridad. Mataban por matar
Hoy hace 26 años de aquél día. No hace tanto, éramos otros, físicamente hablando. Hoy, pensamos igual y defendemos lo mismo: la libertad y el Ser.
La casualidad hizo que años más tarde, la familia de Miguel Angel, sus padres y hermana, fueran vecinos nuestros en la casa de Guardamar.
Verano tras verano saludaba a sus padres y su hermana Marimar. Les veía pasear por las calles de ese pueblo mediterráneo y en sus ojos, todavía, el dolor de haber perdido la vida años atrás.
Los padres, Miguel Ángel Blanco y Consuelo Garrido, Chelo, fallecieron jóvenes, con 20 días de diferencia, inmersos en un sufrimiento sin fin que ni el mucho cariño de todos llegó a  aliviar.
 
“Obra inteligentemente. En tus conversaciones no seas disperso. No divagues en tus pensamientos. Evita, asimismo, el aspecto taciturno y las agudezas de ingenio. No consumas tu vida en los negocios.” Marco Aurelio


 
 
J/13.J
 
Llegan estas fechas, nos acercamos a tientas, tambaleándonos al final de julio y reproduzco en estas páginas un cansancio más mental que físico.
Todavía quedan días de inestabilidad e incertidumbre antes de que podamos hacer el descanso. Días de esos en nos que vuelan los miedos, a veces tan absurdos como irreales, pero que nos frenan.
 
Cuando estas enfadado, actúa con calma.
Cuando tienes esa ansiedad que te provoca miedo, párate, respira y actúa con valor.
Las emociones, y también los deseos, forman parte de nosotros, son parte de la naturaleza, pero depende de nosotros no dejarnos controlar por ellos, elevarnos por encima. No permitir que nos perturben.
 
La escritura temprana, a primera hora del día, en ocasiones sin nada que decir pero obligándote a manchar de tinta el cuaderno, puede resultar una salida a muchos de los laberintos en los que nos enfrascamos el día anterior.
Puede resultar ser ese pellizco para la acción.
Esa reflexión de cambio.
He llegado a pensar que esos minutos de escritura, por la mañana, son una manera muy particular de meditar.
Estoy ahí, sentado, frente a las páginas rayadas, limpias. Yo y mi pensamiento. En ocasiones en la nada.
 
“Nadie por sí mismo tiene fuerza suficiente para elevarse por encima de la insensatez; es necesario que alguien le tienda la mano, que alguien le levante.” Séneca
Marco Aurelio tuvo a Junio Rústico, Séneca tuvo a Atalo, Epicteto tuvo a Musonio Rufo.
Pocos, o nadie, han progresado en la vida sin ayuda de otro. Ir acompañado en el camino, tener un referente, te hace llegar más lejos.
Qué mejor opción, para nosotros, que inspirarnos en grandes personas para conquistarnos a nosotros mismos.
¿Las hay? Desde luego que sí, pero no es fácil encontrarlas.
En mi caso, sobre todo en los últimos años, me he buscado mis referentes favoritos: los autores clásicos. Séneca, Marco Aurelio, Montaigne, Aristóteles, Platón, Epicteto, Buda. No te quitan ni un solo año de vida, todos ellos te añadirán la suya. Tenemos  la oportunidad de aprovechar todo su saber plasmado en letras.
 
 
J/14.V
 
“En la vida, para comprender, comprender de verdad, cómo son las cosas de este mundo, debes morir, por lo menos una vez. Conque, siendo esa la ley, mejor morir joven, cuando aún tienes tanto tiempo por delante para levantarte y resucitar…” Giorgio Bassani
 
Los bienes materiales y la cantidad de dinero que tenemos en el banco nos aportan el 10% de felicidad, por ponerle una cantidad. Un 50%, aproximadamente, viene dado por nuestra aptitud frente a los problemas y el 40% restante diría que lo aportan las decisiones que vamos tomando cada día.
Tener un propósito.
Ayudar o aportar para que otras personas sean felices.
 
Los veranos siempre son como las olas, vienen y van; e igual que vienen van. Los esperamos en la orilla, con ese deseo, prácticamente como del que no ha tenido nunca, nos acaricia, nos moja, y vuelven a marchar a ese infinito mar que se va llenando de recuerdos a los que sólo, cuando nos atrevemos a adentrarnos y bucear en su interior, encontramos.
Sé cómo comienzo; no sé cómo termino.
 
Vivo y existo; busco y disfruto. No tengo claro lo que encuentro, sí lo que deseo. Descubro cada presente y, simplemente, me transformo en él.
Todo lo que es, fue y será, siempre es Aquí y Ahora. Es ese momento sin tiempo; lo es todo, fuera de él no hay nada, es la vida. Este momento presente sea cual sea lo que estemos haciendo, es lo único real. 
No me cansaré de decir, escribir y tratar de practicar, no es tan complicado.
En estos días en los que se acerca, como una ola que nos arrastra, ese período en el que tratamos de escondernos del mundo material y diario, para  buscar la paz, la quietud, los momentos más ociosos, escudriño entre lecturas varias con el ánimo de ir envolviéndome de literatura que lo merezca, poética, y abandonar tantas resoluciones, informes, cuentas, balances, resultados de explotación y demás.
 
La lectura nos acompaña como la vida. Y buceando por ahí encuentras algunas de esas palabras que, si no fuera porque conoces al autor, podrías pensar haberlas escrito tú en algún momento.
En estos días en los que las noticias nos arrebatan la tranquilidad, en los que el calor deshace nuestros pensamientos. En estos días en los que no dejas de comprobar la maldad y el egoísmo de los seres humanos. En estos días, descubrir espacios de belleza, es como encontrar un parque verde, en medio de un enorme desierto.
Con el tiempo, con los años, nos vamos llenando de lecturas que nos acompañan y van formando parte de ese libro que es nuestra propia vida.
 
Cómo llega uno a esculpir versos o de cómo los versos van esculpiendo la vida de cada uno es algo que sólo el tiempo dirá. 
 
Y es así cómo en esa libertad, cómo en ese desesperado, a veces, arte de saber ser libre, de saber encontrarse con uno mismo y disfrutar de esos momentos poéticos que la soledad te provoca, cuando realmente se valora y se es consciente de ese instante presente. La única manera de encontrarte es buscándote.
Son días en los que apetece sumergirse en lecturas, días en los que la mente te reivindica poesía y sensibilidad.
 
La escritura es un reflejo de la persona que escribe. Compartir con los demás, en abierto, es un acto de valentía; escribir es un acto libre, de creación artística que sólo unos cuantos son capaces de hacer. 
Pensaba hoy, mientras leía algunos artículos de los suplementos literarios del fin de semana, que la literatura, la filosofía, la poesía, es una vía de escape en la vida de muchos. Nos desahogamos sobre las hojas de nuestros cuadernos, creamos esas vidas que tal vez nos hubiera -o gustaría- vivir, pero que por falta de valentía o decisión, no vivimos.
 
En cada libro existe una vida; en cada poema, el poeta desangra sus emociones y sentimientos buscando la esencia del momento. Cada estrofa, cada línea, cada verso, es un aliento, un suspiro o un momento.
 
“Cualquiera que sea constante en la escritura de las páginas matutinas llegará a conectarse con la fuente de sabiduría que hay en su interior.” Julia Cameron
 
Llegamos a estas fechas buscando la urgencia de otro tipo de sensaciones, esas que nos permitan reencontrarnos más con nosotros.
 
La verdad es que me da igual lo que piensen unos y otros de mí, como me da igual también lo que haga el otro siempre que su acción no repercuta negativamente sobre mí.
Tendemos a estar más pendientes de lo que hacen los demás que de nosotros y eso provoca, en numerosas ocasiones que nuestras vidas sean tan ajenas a nosotros como lo deberían ser, realmente, las del resto.
Siempre he preferido decir que callar. Y siempre he preferido a aquel que grita y dice lo que piensa, aunque a veces se equivoque, que a ese modosito que calla y luego te navajea por detrás.
 
 
J/15.S
 
Un tal Niceto Alcalá Zamora, que fue el primer presidente de la Segunda República española, entre 1931 y 1936, ya en el exilio escribía que “cuántos males evitaría en la vida el consejo si no se pidiera como complicidad y no se diera como halago.”
Aconsejar menos a los demás y dejarse aconsejar por aquellos que te dicen la verdad, aunque duela.
 
Qué día más tranquilo. De esos sábados que agradezco tanto que me recargan por completo. Lecturas, cocina, hijo, Kika y mi silencio.
Un amigo me pone un mensaje, a eso de las ocho y media de la tarde, diciéndome que está por mi barrio y que si quiero tomamos unas cervezas. Se me ponen los pelos de punta. Tomar unas cervezas con alguien, un amigo, un sábado por la tarde no tiene fin. No sé si contestar. Lo dudo. Es un amigo de los de siempre. Le pregunto que a qué barrio se refiere. Me contesta y resulta que está dónde viví hace dos años, a unos cuántos kilómetros de aquí. Otro día será, me dice. Otro día, le digo con una sonrisa de oreja a oreja.
Necesito paz y los días de paz están reñidos con los momentos de cerveza.
 
La duda es el motor de nuestra vida si somos capaces de, junto a ella, tomar decisiones sensatas.
Sin dudar no se conoce. Sin equivocaciones tampoco.
Dudar es preguntarse, es no quedarnos satisfechos con nada, no acomodarnos, no creer lo que nos dicen.
La duda nos obliga a preguntarnos, nos hace equivocarnos para volver a reflexionar o cuestionar hasta nuestra propia existencia.
Por eso, las dudas pueden ser siempre un referente en nuestras vidas. Las dudas marcan la prudencia.
 
Nos cargamos de tanto, que somos capaces de liarnos nosotros mismos de tal manera que, sin darnos cuenta, nos vemos envueltos en un todo olvidando nuestro Ser.
Por eso tan importante buscar nuestro bienestar interior.
Por eso tan importante ser capaces de renunciar a todo aquello que sobra, que normalmente es mucho más de lo que pensamos.
Por eso tan necesario agradecer, valorar y apreciar todo lo que tenemos a nuestro alrededor.
La felicidad no está ahí afuera, está aquí, está dentro de cada uno.
Nuestra debilidad está en creer que todo lo externo es lo que nos provoca felicidad.
No pensamos en nosotros porque nos han hecho creer que eso significa egoísmo. Y no es así.
 
Últimamente contemplo, siento, que las adversidades no impiden ser feliz, lo impide nuestra forma de pensar.
Pensar, cuestionar, dudar, reflexionar. Vivir en una eterna duda como el que habita dentro de uno de esos globos de jabón que en cualquier momento puede ser explotado.
Y lo cierto es que, bajo esta temperatura, uno escribe ciertas chorradas que luego, al releer, ni siquiera sé cómo han podido llegar aquí. 
 
 
J/16.D
 
Temprano. Con los deberes del domingo realizados. Dícese de unos kilómetros de trote running que se unen a los de ayer, callejeando entre un fantástico sol y el asfalto. Dícese de la prensa comprada y el oloroso café, hoy sudado, tomado. Y dícese, ahora, de estar sentado en la terraza, con mi Kika sobre las piernas mientras leo las noticias en una tranquilidad sin igual. ¿Dícese que esto es vida? En parte sí. La otra parte la ponemos cada uno.
 
“No es la falta de tiempo lo que debería preocuparnos, sino la tendencia a desperdiciarlo en formas poco relevantes.” Richard Koch
 
Tampoco importamos tanto. Todo en esta vida es pasajero. Nosotros mismos estamos de paso. Creo que en parte por eso escribo, porque hoy estoy aquí pero mañana ¿quién lo sabe? O no me reconoceré o no estaré. Quedarán las palabras que a veces me cuesta tanto encontrar para convertir los pensamientos. Quedarán los cuadernos, amontonados, para el que quiera encontrar alguno de mis momentos.
Me hubiera gustado inventar historias pero al final decidí, en este diario, que qué mejor historia que contar que mis propias historias que, para bien o para mal han ido y van tejiendo la vida, así las páginas, de este pasajero informal.
 
Cuando eres candidato a algo, a lo que sea, presente de la asociación de estudiantes de la universidad o a la comunidad de vecinos, y te enfrentas a otros, el mayor error siempre será subestimar al contrincante, ignorarle y mostrarte arrogante, soberbio o ser incapaz de escuchar.
Si en vez de eso, te presentas a presidente de un gobierno, el que sea, desde mi punto de vista, más allá de la ideología, es suficiente para no ser votado.
 
Toda mi vida soy yo hasta que dejo de serlo. Cuando no están ellos, no lo soy.
 
No es que esté en plan pensamiento político, ni mucho menos, aunque esto de las campañas electorales (tantas vividas), hacen mucho que pensar y, sobre todo, agarrarme más a esos filósofos a los que sin duda, verdaderamente, votaría.
Es tiempo de demagogos y populismos. Es tiempo de pensar. De pensar primero en uno mismo, sin ser esto egoísmo. De tener pensamiento crítico y no dejarte llevar por lo que otros dicen u opinan.
He vivido la política tan dentro que ahora solo me rijo por dos cuestiones: el bien general y la Verdad. En estos últimos años he oído y visto más mentira que nunca, independientemente de que, por desgracia, la política haya asumido como parte de su esencia eso: la mentira.
Solo es engañado aquel que se deja engañar.
 
El estoicismo y el budismo son dos filosofías y sistemas de creencias que comparten algunas similitudes, pero también tienen diferencias significativas.
El estoicismo se originó en la antigua Grecia y Roma, mientras que el budismo se desarrolló en la India. Ambas filosofías buscan abordar el sufrimiento humano y promover una vida virtuosa, pero lo hacen desde perspectivas diferentes.
El estoicismo se enfoca en cultivar la virtud, la autodisciplina y la aceptación de las circunstancias externas. Los estoicos creen que el sufrimiento proviene de nuestra respuesta emocional a los eventos y que podemos encontrar tranquilidad al aceptar lo que no podemos controlar y enfocarnos en lo que sí podemos controlar: nuestros pensamientos y acciones.
Por otro lado, el budismo se basa en las enseñanzas de Buda y pone un énfasis particular en la naturaleza impermanente de la vida y el sufrimiento causado por el deseo y el apego. Los budistas buscan alcanzar la iluminación a través del camino de las Cuatro Nobles Verdades y el Noble Sendero Óctuple, que incluyen la práctica de la atención plena, la compasión y el desapego.
Aunque hay similitudes en la idea de aceptar y trascender el sufrimiento en ambas filosofías, existen diferencias clave en términos de su enfoque metafísico y prácticas específicas. El budismo incluye la creencia en la reencarnación y la búsqueda de la liberación del ciclo de nacimiento y muerte, mientras que el estoicismo no aborda específicamente estas cuestiones.
Dicho esto, el estoicismo y el budismo comparten un interés común en abordar el sufrimiento humano y promover una vida virtuosa, pero difieren en sus enfoques y prácticas específicas. Cada uno ofrece perspectivas únicas para lidiar con los desafíos de la vida y encontrar un mayor sentido de paz y sabiduría.
Me quedo con ambas filosofías para la vida.

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