Diario de un Estoico. Lo que el viento nos deja. Semana 36
M/L.1
Volvió a ser ayer un día arropado en la felicidad, de esos que se cuentan como tesoros en una vida vapuleada por lo absurdo.
Aquí llenamos los días con lo simple porque lo simple es lo que importa y tal vez eso, lo que nos importa, nos lleva al olvido de lo que no importa.
Los paseos por el camino, la cerveza helada ‘en ca’ Jose antes de comer; la comida arropada por los padres, el café con el chupito con ese padre al que los años le aguantan fuerte y, luego, tras la cena, en esa tradicional celebración, junto a la inmensa iglesia de Santiago el Mayor, una de las tradiciones culturales más arraigadas en nuestro pueblo: los Mayos. El canto del mayo a la Virgen y a las damas cada 30 de abril cumplido.
Realmente, si lo piensas, en ese espacio que eres simplemente tú, no necesitas más porque nada más te es necesario para vivir tranquilo que es el objetivo único, último, de cualquiera de nosotros. Todo lo demás es un absurdo, son cargas en momentos en los que nuestro viaje, nuestro recorrido, se debe ir aligerando.
Me gustan esas personas que defienden lo que piensan aunque los demás piensen diferente; o esos para los que la lealtad está por encima de todo. Me gustan aquellos que van de frente, que no hablan a tus espaldas ni cotillean de otros. Me gustan esos que igual están contigo para compartir un vino y unas risas, pero que te abrazan en tus pesares. Me gustan esos a los que no les gusta aparentar y pasan desapercibidos. O los que son los primeros en tirarse a una piscina aunque el agua esté helada.
Me gustan los auténticos, los vivos, los diferentes.
Creo que me gusto hasta yo porque, sin egocentrismos, tengo un poco de todo eso que me gusta de los demás.
Ayer tarde salí a correr un poco. No solo me apetecía sino que tenía uno que comenzar el mes y la semana como un león de esos que salen a comérselo todo aunque luego se conformen con un tranquilo paseo bajo el sol.
Decía el otro día mi amigo JL, en el pueblo, cansado y preocupado por cómo el clima les está cambiando el ritmo, los tiempos, a los agricultores, que el esfuerzo en la vida debería estar recompensado siempre, sea para lo que sea, como sea, porque si no acostumbraremos, nos acostumbraremos, a vivir en una comodidad utópica, inexistente, porque hasta para comer un pepino, una cebolla o un tomate, tienes que agacharte antes a plantarlos, regarlos, cuidar la tierra y recolectarlos. Y lo que vale para un agricultor debería valor para todos.
La sabiduría rural, esos dichos transmitidos de padres a hijos, hechos en el campo superando adversidades sobrevenidas, incontrolables en muchas ocasiones, es toda una filosofía de vida: filosofía rural.
No olvidemos que entre los grandes filósofos hubo algún emperador, algún que otro terrateniente, pero en su mayoría eran esclavos, gentes de la calle, del campo, sabios de la vida, filósofos de la vida.
El dietario, o diario, carece de trama. Escribes en el momento. No hay argumento. Impera el desorden.
El diario es lo incierto, lo contradictorio, lo perplejo. Una mirada. La fluidez.
Todo es muy sencillo, pero un hecho aislado conduce a otros a interpretaciones realmente siniestras. Yo mismo podría dudar, si fuera el caso.
Esos instantes, también, siento lo mayor que yo me hago sin darme cuenta que lo soy.
Cuántas conversaciones tal vez me pierdo.
Cuánto gano en estos instantes que, simplemente, sirven para repasar lo que nos preocupa sin pensar él, sin duda, que decidí cuando nació, como todo padre que se precie, que su vida valía más que la mía hasta el exceso.
Días atrás vi, recomendada por J de la Taberna Albas, una serie titulada ‘Your Honor’ y protagonizada por Bryan Cranston. Un padre hacía lo indecible por un hijo que, inconscientemente, comete un error que se convierte en delito.
¿Lo haría yo como padre? Creo que todavía mucho más.
El final de la primera temporada es tan triste que no merece ni siquiera que haga un spoiler.
Camina, relájate, medita. Ansiedad, miedo, son en cierto modo ilusiones. Debilitar la influencia que ejercen sobre ti, sobre mí, es tu propósito. Camina, medita.
Difícilmente alcanzaremos nuestro objetivo si pensamos en varias cosas a la vez; cuando más dispersos están nuestros pensamientos más difícil será alcanzar la meta.
Alguien podría pensar lo mismo de mí aunque, a diferencia de otros, yo sí me creo eficaz y eficiente, resolutorio y, lo más importante, no le cuesto dinero personal a nadie.
Quise dedicarme a la literatura, nunca es tarde, pero me he enredado en mil avatares donde la poesía no es más que un torpe argumento.
Todo se aprende con el tiempo menos una cosa, ser un buen poeta con sangre de malvado.
Lo que dice esta mujer bien le puede venir a un hombre. Debería haber guardado este texto para dentro de dos semanas.
Platón solo escribió diálogos. Su maestro, Sócrates, hizo del diálogo su estilo de vida. Para Sócrates, el diálogo era su forma de relacionarse con los demás, de enseñar y aprender, de conmover y conmoverse. Era su herramienta predilecta para transformar y transformarse. Buscaba la verdad para ayudar a los demás a encontrar la mejor versión de sí mismos. Aprender a dialogar, es una herramienta fundamental para transformar nuestras vidas y la de los demás.
Te recomiendo leer estos cuatro diálogos de Platón: Eutifrón, el Critón, y partes de Gorgias y del Fedón. Terminarás dialogando con el mismísimo Sócrates, amigo.
M/4.J
Llevo dos noches
seguidas soñando con el mismo tema: la desaparición de mi teléfono móvil por
uno u otro motivo. En un caso me lo robaban y en otro me lo dejaba en un
despacho ajeno al que no puedo acceder después a recuperarlo.
En ambos sueños esa angustia de no poder comunicarme con los míos, de decirles dónde estoy y cómo me encuentro. Sudores. El no poder contestar a los correos del trabajo. Todo ello envuelto en una serie de historias disparatadas que poco o nada tienen que ver conmigo excepto el trasfondo.
En los dos días, lo primero que hago al despertar es comprobar que tengo el teléfono, que está a mi lado. La sensación de tranquilidad es tan increíble que hacía del sueño una realidad.
Fui de los primeros en tener uno de estos aparatos. De aquellos que parecían un zapato, inmensos, y que debías llevar hasta tres baterías porque se agotaban a las tres horas. Estamos hablando de hace algo más de 34 años. Toda una vida pegado a este artilugio que, sin duda, nos ha cambiado y ha hecho evolucionar de tal manera que podríamos decir que toda nuestra vida, actualmente, está en ellos. Bien utilizado, como todo, es una magnífica herramienta de trabajo que te saca de apuros en muchas ocasiones. Mal utilizado, pues como en todo, te puedes llegar a convertir en su esclavo.
“Contenta el alma con
lo actual/ deteste el temor del futuro” Horacio
Deja de preocuparte por ese futuro que no sabes si vendrá o estarás vivo para vivirlo.
Vuelve al presente. Vuelve a tus convicciones. No te dejes llevar. No te dejes amargar por nadie.
Toda decisión tiene
un objetivo, conseguir algo. Estoy aquí y quiero estar allí. Estamos en una
situación y queremos pasar a otra mejor. Lo difícil, normalmente, es tomar la
decisión.
M/5.V
Dice Juan Crisóstomo
de Olóriz, monje cisterciense del siglo XVIII que “el trato de los hombres es
un camino sembrado de espinas que punzan, poblado de abrojos que martirizan,
cercado de peligros que asustan y empedrado de estragos que amenazan.” Todo
ello lo vamos aprendiendo poco a poco, a base de hostias.
Huir. Correr. Escapar.
Cada día espero el
tren, temprano, haga frío o calor, y cada día me hago la misma pregunta,
insistente, recurrente, ¿qué es mejor, esperar cada mañana el cercanías o
saludar en el campo el amanecer? ¿enfrentarme a la gestión de mil problemas o
dedicarme a cuidar el huerto?
Llevar una vida modesta es un ideal no ficticio, está dentro de mis posibilidades. Decir, querer.
Antes se huía del campo, de los pueblos y aldeas. Ahora a algunos nos apetece volver y huir de este ruido para recuperar la lenta actividad, romántica, del pueblo.
“No hay diarios
malos, sino vidas mal contadas.” Andrés Trapiello.
Están siendo los días
como una especie de enjambres en los que no sabes muy bien si lo que haces es
producir miel, con el polen que vas recogiendo de allá o de acá o, por otro
lado, el esfuerzo no es más que para acumular tensiones innecesarias.
Por eso es inevitable que en momentos de tranquilidad pienses y repienses las cosas una y otra vez, reflexiones, buscando los posibles errores, los posibles cambios de planteamiento o de dirección.
Las cosas no salen así como así. Lo fundamental es tener claro los resultados que queremos obtener y a dónde queremos ir.
El éxito, en cualquier proyecto, sea el que sea, en el sector que sea o en la propia vida, no es algo que se piense y que por arte de magia se llegue o consiga.
A un éxito, un objetivo, un resultado, sólo se llega con acción.
En cualquier proyecto que queramos emprender, sea el momento que sea, lo primero que debemos tener muy claro es los resultados que queremos obtener. Saber el para qué, Si no sabemos el para qué, ni lo que esperamos obtener... ¿para qué o por qué empezar? Nunca se consigue nada que no sabemos ni siquiera lo que es.
A partir de ahí, podríamos decir que lo que tenemos que hacer es lanzarnos a la acción con todas las fuerzas y consecuencias. Sabemos lo que queremos obtener pues vamos a provocar que suceda con todas las fuerzas.
Conocer si vamos en la dirección adecuada. Parar de vez en cuando y comprobar si caminamos hacia donde queremos y no erramos ni en el paso ni en la dirección; tener la capacidad y flexibilidad suficiente como para ser capaces de cambiar el paso, probar cosas nuevas que produzcan el resultado deseado.
Todo puede parecer muy fácil, pero no lo es.
Curiosamente soy de esas personas que tengo la enorme suerte de estar reflexionando, aconsejando sobre el cómo y, a la vez, embarcado en proyectos en los que aplicar estos consejos o herramientas de coaching, liderazgo o éxito. Nada es fácil ni nadie dijo que lo fuera.
No perder la pasión e ilusión es tan esencial e importante como no equivocarnos en la dirección.
Hay algo para lo que no hay edad, para lanzarte a la acción. Pero uno no puede lanzarse a la acción como el que se lanza a una piscina vacía. Hemos de lanzarnos teniendo muy claro a dónde vamos o que resultados queremos conseguir.
Si crees en algo, a por ello.
M/6.S
No sé si escribo solo
para complacerme a mí mismo o por dar mi propia opinión de los temas que me
interesan o leo. Solo sé que siento como una obligación diaria de sentarme
frente al cuaderno, en un bar o en una habitación solitaria y rellenar
cuadernos.
No puedo dejar de escribir aunque lo que escriba sea una demostración de mi propia estupidez.
Parece ser que hoy,
por eso lo anoto por aquí, el príncipe heredero más longevo, Carlos de
Inglaterra, será coronado a sus 74 años como rey Carlos III. Una ceremonia
llena de símbolos y ritos centenarios. Sinceramente me importa bien poco esto
de las monarquías en pleno siglo XXI. Si hay reyes está claro que sigue
habiendo súbditos.
No me recuerdo
viviendo sin miedo a algo. Pensé que de mayor se acabarían esos miedos, pero
no, han aumentado como ha aumentado su importancia. Antes, de pequeño, como
todos los pequeños, tenía miedo a los suspensos por la regañina de mis padres,
a que la chica que me gustaba me dijera que no quería nada conmigo, a llegar
tarde a casa.
Ahora tengo miedo a que a mi hijo le pase algo, a perder el trabajo y no poder hacer frente a la hipoteca, a perder a esas personas que quiero, a equivocarme otra vez, a que mañana no despierte.
Tal vez no sepa vivir de otra manera que no sea sin miedo porque el miedo, también, me ha hecho más cauto.
"Debemos
intentar aprender de nuestros errores en lugar de angustiarnos por haberlos
cometido; si no, estamos condenados a repetirlos. Si en un momento dado te
«embarrancas», recuerda que en la vida no hay fracasos. Sólo resultados. Piensa
una cosa: ¡El éxito es el resultado de las decisiones acertadas, las decisiones
acertadas son el resultado de la experiencia y la experiencia suele ser resultado
de las decisiones equivocadas!" Anthony Robbins
Leo en la terraza, al
sol.
El viernes me abalancé sobre los dos libros que me acompañarán este quejumbroso mes de mayo –mi mayo-. La primera novela de Jesús Terrés, del que leí hace poco su fabuloso ‘Nada importa’ y que titula ‘Buscaba la belleza’; también me apoderé, por fin, del ansiado nuevo volumen de mi diarista favorito, Andrés Trapiello, y que titula ‘Éramos otros’. Veinticuatro volúmenes ya, toda una gesta literaria. Este último pertenece al año 2010. Todos y cada uno de ellos los tengo en mi habitación, en pie, formando una torre que espero algún día roce el techo. Miles de páginas de toda una vida literaria, no conozco nada igual.
M/7.D
Mientras que tomaba
café y escribía, esta mañana, tras comprar la prensa, una joven, aparentemente
universitaria, me miraba de vez en cuando. En una de las veces, de tanto
mirarme y remirarme, me permití algo que no suelo hacer, detuve también mi
mirada en la suya. Entonces se levantó, sonriente, y se acercó con un andar propio
del que ha conseguido su objetivo.
¿Es usted el escritor? -me pregunta, seria, sin ya esa primeriza sonrisa-.
¿Yo, el escritor? -la miro con un asombro tonto-. Creo te has equivocado, escribo, pero no he llegado a tener la categoría de escritor.
Pues es usted idéntico. Se lo habrán dicho infinidad de veces. Lo siento entonces. Hasta Luego.
Hasta Luego.
Se marcha con una especie de postura desencantada, de haber perdido el tiempo o la oportunidad.
¿Escritor? ¿Qué escritor?
Me quedaré con la duda de no haberle preguntado a quién pensaba me parezco, según ella. De hecho, luego, no he dejado de repasar mentalmente la imagen de esos escritores que conozco y realmente no me encuentro parecido con ninguno, tampoco de ninguno a mí.
Aparece así, de vez en cuando, esos pensamientos de lo que a uno le hubiera gustado hacer, ser, pero no es. No es, en primer lugar, por no tener cualidades para ello; tampoco es, en segundo lugar, porque eligió otra forma de vida más vulgar, material o superficial. ¿Honrada? Sí. Pero tal vez no la suya.
Siempre que hago algo
lo hago con convicción. Nunca nadie me ha puesto una pistola en el pecho a la
hora de tomar una u otra decisión. Cierto es que, en ocasiones, me dejo llevar
por el idealismo, el corazón o ese arraigo mío a eludir el ‘no’ o el ‘no puedo’.
Siempre se puede, si se quiere. Lo cierto es que a la hora de dar un paso hacia
delante, sea lo que sea, has de estar convencido porque si no lo estás, a lo
mínimo que se tuerza o salga mal, vas a arrepentirte.
Hoy es ese día de
gratitud a las Madres y así lo celebraremos, con la madre. A mi madre le debo
mi vida, como cada uno a la suya. La gratitud debe ser y es de por vida. Cuando
los años van pasando, más valoras y agradeces ese día a día pendiente, atenta,
humildemente entregada a sus hijos.
Es difícil encontrar ejemplos de mala madre, como en todo, los hay. Es más fácil encontrarlos de malos padres, aunque la mayoría sean excepcionales. Yo tengo el enorme privilegio de tener los mejores y más ejemplares padres. A ellos les debo todo lo que soy y el haberme sujetado, en más de una ocasión, en esos momentos que caía.
Las madres jamás se marchan y te dejan solo, siempre están a tu lado y de tu lado, a veces defendiendo hasta lo indefendible. Las madres nunca fallan. A tu madre no le importará nunca lo que eres, ni lo que tienes, solo ese que eres; tu madre siempre creerá que eres el mejor, que no hay nadie como tú.
Esa persona que sin decírtelo siempre daría la vida por ti.
Nunca dejes de pensar en tu madre y, si tienes el privilegio de tenerla todavía en vida, no dejes ni un solo día de llamarla o acercarte a darle un beso en cuanto puedas.
Unas recomendaciones
importantes:
Cuida de tus pensamientos cuando estés solo.
Cuida lo que dices cuando estés con amigos.
Cuida tu temperamento cuando estés enfadado.
Compórtate cuando estés en grupo.
Cuida tus emociones cuando tengas problemas.
Cuida tu ego si tienes éxito.
Aunque estés en la cima, no te olvides de cuidar lo que dejaste abajo, por si tienes que volver.
Los días que no
camino o corro, me arrugo. Envejezco hasta mentalmente.
Caminar propicia el pensamiento.
Por muchos problemas
que logramos solucionar, tarde o temprano vuelven a aparecer otros. Una mente
en paz, tranquila, nos ayuda a ir superándolos con la máxima dignidad. Solo una
mente sin perturbaciones nos hará libres de sufrimiento.
Todos deseamos alcanzar la liberación del sufrimiento, todos deberíamos seguir el camino espiritual.
Meditar en la muerte, pensar en la muerte. Memento Mori.
Todos nos moriremos, más tarde que pronto sea.
Mañana no sabemos si estaremos. Para qué sufrir hoy.
La muerte es inevitable y el momento de su llegada incierto. Al igual que estoy escribiendo esto en estos momentos, estupideces para muchos, tú lo estás leyendo. Tienes, tenemos, el privilegio de vivir este momento. Vivámoslo con plenitud.
Suena ‘Julia’ de
Comandante Twin, dedicada a su hija. Un tema que emociona.
“Quisiera ser tu ejemplo y me asusta ese momento de que descubras que yo no soy así… tan perfecto, tan imperfecto. (…)
Se la luz en la tormenta, no dejes nada a medias. (…)
Recuerda que el espejo no devuelve tu reflejo.”
En ambos sueños esa angustia de no poder comunicarme con los míos, de decirles dónde estoy y cómo me encuentro. Sudores. El no poder contestar a los correos del trabajo. Todo ello envuelto en una serie de historias disparatadas que poco o nada tienen que ver conmigo excepto el trasfondo.
En los dos días, lo primero que hago al despertar es comprobar que tengo el teléfono, que está a mi lado. La sensación de tranquilidad es tan increíble que hacía del sueño una realidad.
Fui de los primeros en tener uno de estos aparatos. De aquellos que parecían un zapato, inmensos, y que debías llevar hasta tres baterías porque se agotaban a las tres horas. Estamos hablando de hace algo más de 34 años. Toda una vida pegado a este artilugio que, sin duda, nos ha cambiado y ha hecho evolucionar de tal manera que podríamos decir que toda nuestra vida, actualmente, está en ellos. Bien utilizado, como todo, es una magnífica herramienta de trabajo que te saca de apuros en muchas ocasiones. Mal utilizado, pues como en todo, te puedes llegar a convertir en su esclavo.
Deja de preocuparte por ese futuro que no sabes si vendrá o estarás vivo para vivirlo.
Vuelve al presente. Vuelve a tus convicciones. No te dejes llevar. No te dejes amargar por nadie.
Huir. Correr. Escapar.
Llevar una vida modesta es un ideal no ficticio, está dentro de mis posibilidades. Decir, querer.
Antes se huía del campo, de los pueblos y aldeas. Ahora a algunos nos apetece volver y huir de este ruido para recuperar la lenta actividad, romántica, del pueblo.
Por eso es inevitable que en momentos de tranquilidad pienses y repienses las cosas una y otra vez, reflexiones, buscando los posibles errores, los posibles cambios de planteamiento o de dirección.
Las cosas no salen así como así. Lo fundamental es tener claro los resultados que queremos obtener y a dónde queremos ir.
El éxito, en cualquier proyecto, sea el que sea, en el sector que sea o en la propia vida, no es algo que se piense y que por arte de magia se llegue o consiga.
A un éxito, un objetivo, un resultado, sólo se llega con acción.
En cualquier proyecto que queramos emprender, sea el momento que sea, lo primero que debemos tener muy claro es los resultados que queremos obtener. Saber el para qué, Si no sabemos el para qué, ni lo que esperamos obtener... ¿para qué o por qué empezar? Nunca se consigue nada que no sabemos ni siquiera lo que es.
A partir de ahí, podríamos decir que lo que tenemos que hacer es lanzarnos a la acción con todas las fuerzas y consecuencias. Sabemos lo que queremos obtener pues vamos a provocar que suceda con todas las fuerzas.
Conocer si vamos en la dirección adecuada. Parar de vez en cuando y comprobar si caminamos hacia donde queremos y no erramos ni en el paso ni en la dirección; tener la capacidad y flexibilidad suficiente como para ser capaces de cambiar el paso, probar cosas nuevas que produzcan el resultado deseado.
Todo puede parecer muy fácil, pero no lo es.
Curiosamente soy de esas personas que tengo la enorme suerte de estar reflexionando, aconsejando sobre el cómo y, a la vez, embarcado en proyectos en los que aplicar estos consejos o herramientas de coaching, liderazgo o éxito. Nada es fácil ni nadie dijo que lo fuera.
No perder la pasión e ilusión es tan esencial e importante como no equivocarnos en la dirección.
Hay algo para lo que no hay edad, para lanzarte a la acción. Pero uno no puede lanzarse a la acción como el que se lanza a una piscina vacía. Hemos de lanzarnos teniendo muy claro a dónde vamos o que resultados queremos conseguir.
Si crees en algo, a por ello.
No puedo dejar de escribir aunque lo que escriba sea una demostración de mi propia estupidez.
Ahora tengo miedo a que a mi hijo le pase algo, a perder el trabajo y no poder hacer frente a la hipoteca, a perder a esas personas que quiero, a equivocarme otra vez, a que mañana no despierte.
Tal vez no sepa vivir de otra manera que no sea sin miedo porque el miedo, también, me ha hecho más cauto.
El viernes me abalancé sobre los dos libros que me acompañarán este quejumbroso mes de mayo –mi mayo-. La primera novela de Jesús Terrés, del que leí hace poco su fabuloso ‘Nada importa’ y que titula ‘Buscaba la belleza’; también me apoderé, por fin, del ansiado nuevo volumen de mi diarista favorito, Andrés Trapiello, y que titula ‘Éramos otros’. Veinticuatro volúmenes ya, toda una gesta literaria. Este último pertenece al año 2010. Todos y cada uno de ellos los tengo en mi habitación, en pie, formando una torre que espero algún día roce el techo. Miles de páginas de toda una vida literaria, no conozco nada igual.
¿Es usted el escritor? -me pregunta, seria, sin ya esa primeriza sonrisa-.
¿Yo, el escritor? -la miro con un asombro tonto-. Creo te has equivocado, escribo, pero no he llegado a tener la categoría de escritor.
Pues es usted idéntico. Se lo habrán dicho infinidad de veces. Lo siento entonces. Hasta Luego.
Hasta Luego.
Se marcha con una especie de postura desencantada, de haber perdido el tiempo o la oportunidad.
¿Escritor? ¿Qué escritor?
Me quedaré con la duda de no haberle preguntado a quién pensaba me parezco, según ella. De hecho, luego, no he dejado de repasar mentalmente la imagen de esos escritores que conozco y realmente no me encuentro parecido con ninguno, tampoco de ninguno a mí.
Aparece así, de vez en cuando, esos pensamientos de lo que a uno le hubiera gustado hacer, ser, pero no es. No es, en primer lugar, por no tener cualidades para ello; tampoco es, en segundo lugar, porque eligió otra forma de vida más vulgar, material o superficial. ¿Honrada? Sí. Pero tal vez no la suya.
Es difícil encontrar ejemplos de mala madre, como en todo, los hay. Es más fácil encontrarlos de malos padres, aunque la mayoría sean excepcionales. Yo tengo el enorme privilegio de tener los mejores y más ejemplares padres. A ellos les debo todo lo que soy y el haberme sujetado, en más de una ocasión, en esos momentos que caía.
Las madres jamás se marchan y te dejan solo, siempre están a tu lado y de tu lado, a veces defendiendo hasta lo indefendible. Las madres nunca fallan. A tu madre no le importará nunca lo que eres, ni lo que tienes, solo ese que eres; tu madre siempre creerá que eres el mejor, que no hay nadie como tú.
Esa persona que sin decírtelo siempre daría la vida por ti.
Nunca dejes de pensar en tu madre y, si tienes el privilegio de tenerla todavía en vida, no dejes ni un solo día de llamarla o acercarte a darle un beso en cuanto puedas.
Cuida de tus pensamientos cuando estés solo.
Cuida lo que dices cuando estés con amigos.
Cuida tu temperamento cuando estés enfadado.
Compórtate cuando estés en grupo.
Cuida tus emociones cuando tengas problemas.
Cuida tu ego si tienes éxito.
Aunque estés en la cima, no te olvides de cuidar lo que dejaste abajo, por si tienes que volver.
Caminar propicia el pensamiento.
Todos deseamos alcanzar la liberación del sufrimiento, todos deberíamos seguir el camino espiritual.
Meditar en la muerte, pensar en la muerte. Memento Mori.
Todos nos moriremos, más tarde que pronto sea.
Mañana no sabemos si estaremos. Para qué sufrir hoy.
La muerte es inevitable y el momento de su llegada incierto. Al igual que estoy escribiendo esto en estos momentos, estupideces para muchos, tú lo estás leyendo. Tienes, tenemos, el privilegio de vivir este momento. Vivámoslo con plenitud.
“Quisiera ser tu ejemplo y me asusta ese momento de que descubras que yo no soy así… tan perfecto, tan imperfecto. (…)
Se la luz en la tormenta, no dejes nada a medias. (…)
Recuerda que el espejo no devuelve tu reflejo.”
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