Diario de un Estoico. Lo que el viento nos deja. Semana 36

 
M/L.1
 
Comenzar el mes de mayo y la semana en Minaya, con este despertar tan auténtico que me inundará de pena cuando volvamos a esa realidad que no es la nuestra.
Volvió a ser ayer un día arropado en la felicidad, de esos que se cuentan como tesoros en una vida vapuleada por lo absurdo.
Aquí llenamos los días con lo simple porque lo simple es lo que importa y tal vez eso, lo que nos importa, nos lleva al olvido de lo que no importa.
Los paseos por el camino, la cerveza helada ‘en ca’ Jose antes de comer; la comida arropada por los padres, el café con el chupito con ese padre al que los años le aguantan fuerte y, luego, tras la cena, en esa tradicional celebración, junto a la inmensa iglesia de Santiago el Mayor, una de las tradiciones culturales más arraigadas en nuestro pueblo: los Mayos. El canto del mayo a la Virgen y a las damas cada 30 de abril cumplido.
Realmente, si lo piensas, en ese espacio que eres simplemente tú, no necesitas más porque nada más te es necesario para vivir tranquilo que es el objetivo único, último, de cualquiera de nosotros. Todo lo demás es un absurdo, son cargas en momentos en los que nuestro viaje, nuestro recorrido, se debe ir aligerando.
 
Observa por ti mismo, permítete cambiar tu propia mirada.
 
El único lugar donde consigo deshacerme de todos esos pensamientos que me dañan, desprenderme de esas preocupaciones que me persiguen, es aquí, en Minaya.
 
Wu Wei es un término de origen chino que proviene del Tao Te Ching de Lao Tsé y que, de alguna forma, describe un importante aspecto de la filosofía taoísta en la que viene a decir que la forma más adecuada de enfrentarse a una situación es “no actuar”. No olvidemos que en la literatura taoísta no es lo mismo no actuar que no hacer nada.
 
Hay personas que me gustan de por sí, y personas que no solo no me gustan sino que me generan desconfianza.
Me gustan esas personas que defienden lo que piensan aunque los demás piensen diferente; o esos para los que la lealtad está por encima de todo. Me gustan aquellos que van de frente, que no hablan a tus espaldas ni cotillean de otros. Me gustan esos que igual están contigo para compartir un vino y unas risas, pero que te abrazan en tus pesares. Me gustan esos a los que no les gusta aparentar y pasan desapercibidos. O los que son los primeros en tirarse a una piscina aunque el agua esté helada.
Me gustan los auténticos, los vivos, los diferentes.
Creo que me gusto hasta yo porque, sin egocentrismos, tengo un poco de todo eso que me gusta de los demás.
 
"Por aquellas mismas cosas con que se me atacaba, quedó robustecida mi virtud. Es muy conveniente para ella que sea llevada al combate y que se ejercite en la lucha. Nadie comprenderá mejor hasta dónde alcanza su fortaleza que aquellos que experimentaron sus fuerzas luchando". Séneca
 
Tras una semana de ajetreo diario, de no parar, de que te critiquen, de amar y dejarte amar, de estrujar la mente hasta no poder más para perder esos pensamientos que te incitan a revelarte. Tras días de idas y vueltas entre Madrid, Ourense, Santiago y mi poético rincón de la Mancha. Tras todos esos días comienzo este mes, mi mes, mi mayo, en un inaudito silencio que me complace, por necesario, pero que me hace echar de menos estos últimos días en mis campos, en los que parece que todo lo demás es irreal y tan solo yo percibo ese lado oscuro.
 
 
A/2.M
 
“Tu inteligencia será según las ideas que te hayas ido progresivamente formando, pues el alma queda empapada de las representaciones de las cosas”. Marco Aurelio
 
Leer y escribir. Caminar y pensar poco. Ese sería mi día para cerrar un fin de semana largo, perfecto, poético.
Ayer tarde salí a correr un poco. No solo me apetecía sino que tenía uno que comenzar el mes y la semana como un león de esos que salen a comérselo todo aunque luego se conformen con un tranquilo paseo bajo el sol.
Decía el otro día mi amigo JL, en el pueblo, cansado y preocupado por cómo el clima les está cambiando el ritmo, los tiempos, a los agricultores, que el esfuerzo en la vida debería estar recompensado siempre, sea para lo que sea, como sea, porque si no acostumbraremos, nos acostumbraremos, a vivir en una comodidad utópica, inexistente, porque hasta para comer un pepino, una cebolla o un tomate, tienes que agacharte antes a plantarlos, regarlos, cuidar la tierra y recolectarlos. Y lo que vale para un agricultor debería valor para todos.
La sabiduría rural, esos dichos transmitidos de padres a hijos, hechos en el campo superando adversidades sobrevenidas, incontrolables en muchas ocasiones, es toda una filosofía de vida: filosofía rural.
No olvidemos que entre los grandes filósofos hubo algún emperador, algún que otro terrateniente, pero en su mayoría eran esclavos, gentes de la calle, del campo, sabios de la vida, filósofos de la vida.
 
Dice el escritor Valenti Puig de los diarios, “que los hay chismosos, que otros dietarios pecan de abstracción, los hay que te cambian los muebles de lugar. Es lo memorable de los buenos dietarios, la partitura y la cacofonía, describir algo de extrema fugacidad. Hay dietarios sin voluntad expresa de ser literatura y lo son; otros van sobrecargados de bisutería que se mustian al momento.”
El dietario, o diario, carece de trama. Escribes en el momento. No hay argumento. Impera el desorden.
El diario es lo incierto, lo contradictorio, lo perplejo. Una mirada. La fluidez.
 
A veces es realmente extraordinario cómo se dan una serie de circunstancias o casualidades como para que todo ocurra de tal manera que parece lo que no es.
Todo es muy sencillo, pero un hecho aislado conduce a otros a interpretaciones realmente siniestras. Yo mismo podría dudar, si fuera el caso.
 
Cuando impera la desconfianza en un grupo u organización, lo normal es que el resultado nunca sea el óptimo o deseado. Confiar es crecer. Desconfiar es no estar.
 
Cuando almuerzo con mi hijo, a solas los dos, compartiendo mantel, agua y vino, voy creciéndome en lo mayor que él se va creciendo sin saber.
Esos instantes, también, siento lo mayor que yo me hago sin darme cuenta que lo soy.
Cuántas conversaciones tal vez me pierdo.
Cuánto gano en estos instantes que, simplemente, sirven para repasar lo que nos preocupa sin pensar él, sin duda, que decidí cuando nació, como todo padre que se precie, que su vida valía más que la mía hasta el exceso.
Días atrás vi, recomendada por J de la Taberna Albas, una serie titulada ‘Your Honor’ y protagonizada por Bryan Cranston. Un padre hacía lo indecible por un hijo que, inconscientemente, comete un error que se convierte en delito.
¿Lo haría yo como padre? Creo que todavía mucho más.
El final de la primera temporada es tan triste que no merece ni siquiera que haga un spoiler.
 
 
M/.3.X
 
¿Y si nuestros pensamientos negativos fuesen una ilusión? ¿Y si cambiamos el punto de vista desde el que los vemos?
Camina, relájate, medita. Ansiedad, miedo, son en cierto modo ilusiones. Debilitar la influencia que ejercen sobre ti, sobre mí, es tu propósito. Camina, medita.
 
Ni tu mundo interno ni el mundo externo son en absoluto lo que parecen ser.
Difícilmente alcanzaremos nuestro objetivo si pensamos en varias cosas a la vez; cuando más dispersos están nuestros pensamientos más difícil será alcanzar la meta.
 
Los hombres sabios guían a los demás.
 
¿Qué aconsejarías a otro que le pasara eso que te molesta a ti? Tenlo presente. Encontrarás el camino.
 
No sé en qué momento me he dado cuenta de que si te rodeas de ineptos lo normal es que las cosas no salgan bien. Si además inviertes en un proyecto, exponiendo y arriesgando tu dinero, y te rodeas de ineficaces e ineptos, entonces eres un gilipollas.
Alguien podría pensar lo mismo de mí aunque, a diferencia de otros, yo sí me creo eficaz y eficiente, resolutorio y, lo más importante, no le cuesto dinero personal a nadie.
Quise dedicarme a la literatura, nunca es tarde, pero me he enredado en mil avatares donde la poesía no es más que un torpe argumento.
Todo se aprende con el tiempo menos una cosa, ser un buen poeta con sangre de malvado.
 
"A partir de los 50 o 60 años, la belleza es el resultado de la simpatía, de la elegancia, del pensamiento, no más del cuerpo y los rasgos físicos. La belleza se vuelve un estado del espíritu, un brillo en los ojos, el temperamento. La sensualidad va a surgir más de la sensibilidad que de la apariencia. Una mujer aburrida, deprimida o desagradable puede ser bonita antes de los 50. Una mujer egoísta, oportunista o cobarde puede ser bonita antes de los 50. Después, ya no, después se acaba la facilidad. Después lo que ilumina la piel es si ella es amada o no, si ella es educada o no. Después de cierta edad la belleza viene del carácter. De la manera en que los problemas son enfrentados, de la alegría al despertar y de la actitud. A cierta edad, la amistad es la crema que estira las arrugas, el afecto es el protector solar que protege el rostro. La belleza pasa a ser la comunicación, el buen humor. La belleza pasa a ser la inteligencia, la gentileza. Después de los 50, 70 o los que vengan, sólo la felicidad rejuvenece...”. Carla Bruni
Lo que dice esta mujer bien le puede venir a un hombre. Debería haber guardado este texto para dentro de dos semanas.
 
Todos hablamos mucho y le damos importancia al diálogo. Es fundamental recuperar el lugar que el diálogo puede tener en nuestras vidas. Cuando digo recuperar y no ganar es porque es algo que se ha perdido. No sé si antiguamente se dialogaba más que ahora. Sé que se dialogaba de otra manera. Al menos, entiendo, nos lo enseña Platón. Es posible que no haya filósofo en toda la historia que haya insistido tanto en lo importante que es el diálogo como Platón.
Platón solo escribió diálogos. Su maestro, Sócrates, hizo del diálogo su estilo de vida. Para Sócrates, el diálogo era su forma de relacionarse con los demás, de enseñar y aprender, de conmover y conmoverse. Era su herramienta predilecta para transformar y transformarse. Buscaba la verdad para ayudar a los demás a encontrar la mejor versión de sí mismos. Aprender a dialogar,  es una herramienta fundamental para transformar nuestras vidas y la de los demás.
Te recomiendo leer estos cuatro diálogos de Platón: Eutifrón, el Critón, y partes de Gorgias y del Fedón. Terminarás dialogando con el mismísimo Sócrates, amigo.
 


M/4.J
 
Llevo dos noches seguidas soñando con el mismo tema: la desaparición de mi teléfono móvil por uno u otro motivo. En un caso me lo robaban y en otro me lo dejaba en un despacho ajeno al que no puedo acceder después a recuperarlo.
En ambos sueños esa angustia de no poder comunicarme con los míos, de decirles dónde estoy y cómo me encuentro. Sudores. El no poder contestar a los correos del trabajo. Todo ello envuelto en una serie de historias disparatadas que poco o nada tienen que ver conmigo excepto el trasfondo.
En los dos días, lo primero que hago al despertar es comprobar que tengo el teléfono, que está a mi lado. La sensación de tranquilidad es tan increíble que hacía del sueño una realidad.
Fui de los primeros en tener uno de estos aparatos. De aquellos que parecían un zapato, inmensos, y que debías llevar hasta tres baterías porque se agotaban a las tres horas. Estamos hablando de hace algo más de 34 años. Toda una vida pegado a este artilugio que, sin duda, nos ha cambiado y ha hecho evolucionar de tal manera que podríamos decir que toda nuestra vida, actualmente, está en ellos. Bien utilizado, como todo, es una magnífica herramienta de trabajo que te saca de apuros en muchas ocasiones. Mal utilizado, pues como en todo, te puedes llegar a convertir en su esclavo.
 
“Contenta el alma con lo actual/ deteste el temor del futuro” Horacio
Deja de preocuparte por ese futuro que no sabes si vendrá o estarás vivo para vivirlo.
Vuelve al presente. Vuelve a tus convicciones. No te dejes llevar. No te dejes amargar por nadie.
 
Toda decisión tiene un objetivo, conseguir algo. Estoy aquí y quiero estar allí. Estamos en una situación y queremos pasar a otra mejor. Lo difícil, normalmente, es tomar la decisión.
 
 
M/5.V
 
Dice Juan Crisóstomo de Olóriz, monje cisterciense del siglo XVIII que “el trato de los hombres es un camino sembrado de espinas que punzan, poblado de abrojos que martirizan, cercado de peligros que asustan y empedrado de estragos que amenazan.” Todo ello lo vamos aprendiendo poco a poco, a base de hostias.
Huir. Correr. Escapar.
 
Cada día espero el tren, temprano, haga frío o calor, y cada día me hago la misma pregunta, insistente, recurrente, ¿qué es mejor, esperar cada mañana el cercanías o saludar en el campo el amanecer? ¿enfrentarme a la gestión de mil problemas o dedicarme a cuidar el huerto?
Llevar una vida modesta es un ideal no ficticio, está dentro de mis posibilidades. Decir, querer.
Antes se huía del campo, de los pueblos y aldeas. Ahora a algunos nos apetece volver y huir de este ruido para recuperar la lenta actividad, romántica, del pueblo.
 
“No hay diarios malos, sino vidas mal contadas.” Andrés Trapiello.
 
Están siendo los días como una especie de enjambres en los que no sabes muy bien si lo que haces es producir miel, con el polen que vas recogiendo de allá o de acá o, por otro lado, el esfuerzo no es más que para acumular tensiones innecesarias.
Por eso es inevitable que en momentos de tranquilidad pienses y repienses las cosas una y otra vez, reflexiones, buscando los posibles errores, los posibles cambios de planteamiento o de dirección.
Las cosas no salen así como así. Lo fundamental es tener claro los resultados que queremos obtener y a dónde queremos ir.
El éxito, en cualquier proyecto, sea el que sea, en el sector que sea o en la propia vida, no es algo que se piense y que por arte de magia se llegue o consiga.
A un éxito, un objetivo, un resultado, sólo se llega con acción.
En cualquier proyecto que queramos emprender, sea el momento que sea, lo primero que debemos tener muy claro es los resultados que queremos obtener. Saber el para qué, Si no sabemos el para qué, ni lo que esperamos obtener... ¿para qué o por qué empezar? Nunca se consigue nada que no sabemos ni siquiera lo que es.
A partir de ahí, podríamos decir que lo que tenemos que hacer es lanzarnos a la acción con todas las fuerzas y consecuencias. Sabemos lo que queremos obtener pues vamos a provocar que suceda con todas las fuerzas.
Conocer si vamos en la dirección adecuada. Parar de vez en cuando y comprobar si caminamos hacia donde queremos y no erramos ni en el paso ni en la dirección; tener la capacidad y flexibilidad suficiente como para ser capaces de cambiar el paso, probar cosas nuevas que produzcan el resultado deseado.
Todo puede parecer muy fácil, pero no lo es.
Curiosamente soy de esas personas que tengo la enorme suerte de estar reflexionando, aconsejando sobre el cómo y, a la vez, embarcado en proyectos en los que aplicar estos consejos o herramientas de coaching, liderazgo o éxito. Nada es fácil ni nadie dijo que lo fuera.
No perder la pasión e ilusión es tan esencial e importante como no equivocarnos en la dirección.
Hay algo para lo que no hay edad, para lanzarte a la acción. Pero uno no puede lanzarse a la acción como el que se lanza a una piscina vacía. Hemos de lanzarnos teniendo muy claro a dónde vamos o que resultados queremos conseguir.
Si crees en algo, a por ello.
 
 
M/6.S
 
No sé si escribo solo para complacerme a mí mismo o por dar mi propia opinión de los temas que me interesan o leo. Solo sé que siento como una obligación diaria de sentarme frente al cuaderno, en un bar o en una habitación solitaria y rellenar cuadernos.
No puedo dejar de escribir aunque lo que escriba sea una demostración de mi propia estupidez.
 
Parece ser que hoy, por eso lo anoto por aquí, el príncipe heredero más longevo, Carlos de Inglaterra, será coronado a sus 74 años como rey Carlos III. Una ceremonia llena de símbolos y ritos centenarios. Sinceramente me importa bien poco esto de las monarquías en pleno siglo XXI. Si hay reyes está claro que sigue habiendo súbditos.
 
No me recuerdo viviendo sin miedo a algo. Pensé que de mayor se acabarían esos miedos, pero no, han aumentado como ha aumentado su importancia. Antes, de pequeño, como todos los pequeños, tenía miedo a los suspensos por la regañina de mis padres, a que la chica que me gustaba me dijera que no quería nada conmigo, a llegar tarde a casa.
Ahora tengo miedo a que a mi hijo le pase algo, a perder el trabajo y no poder hacer frente a la hipoteca, a perder a esas personas que quiero, a equivocarme otra vez, a que mañana no despierte.
Tal vez no sepa vivir de otra manera que no sea sin miedo porque el miedo, también, me ha hecho más cauto.
 
"Debemos intentar aprender de nuestros errores en lugar de angustiarnos por haberlos cometido; si no, estamos condenados a repetirlos. Si en un momento dado te «embarrancas», recuerda que en la vida no hay fracasos. Sólo resultados. Piensa una cosa: ¡El éxito es el resultado de las decisiones acertadas, las decisiones acertadas son el resultado de la experiencia y la experiencia suele ser resultado de las decisiones equivocadas!" Anthony Robbins
 
Leo en la terraza, al sol.
El viernes me abalancé sobre los dos libros que me acompañarán este quejumbroso mes de mayo –mi mayo-. La primera novela de Jesús Terrés, del que leí hace poco su fabuloso ‘Nada importa’ y que titula ‘Buscaba la belleza’; también me apoderé, por fin, del ansiado nuevo volumen de mi diarista favorito, Andrés Trapiello, y que titula ‘Éramos otros’. Veinticuatro volúmenes ya, toda una gesta literaria. Este último pertenece al año 2010. Todos y cada uno de ellos los tengo en mi habitación, en pie, formando una torre que espero algún día roce el techo. Miles de páginas de toda una vida literaria, no conozco nada igual.
 
 
M/7.D
 
Mientras que tomaba café y escribía, esta mañana, tras comprar la prensa, una joven, aparentemente universitaria, me miraba de vez en cuando. En una de las veces, de tanto mirarme y remirarme, me permití algo que no suelo hacer, detuve también mi mirada en la suya. Entonces se levantó, sonriente, y se acercó con un andar propio del que ha conseguido su objetivo.
¿Es usted el escritor? -me pregunta, seria, sin ya esa primeriza sonrisa-.
¿Yo, el escritor? -la miro con un asombro tonto-. Creo te has equivocado, escribo, pero no he llegado a tener la categoría de escritor.
Pues es usted idéntico. Se lo habrán dicho infinidad de veces. Lo siento entonces. Hasta Luego.
Hasta Luego.
Se marcha con una especie de postura desencantada, de haber perdido el tiempo o la oportunidad.
¿Escritor? ¿Qué escritor?
Me quedaré con la duda de no haberle preguntado a quién pensaba me parezco, según ella. De hecho, luego, no he dejado de repasar mentalmente la imagen de esos escritores que conozco y realmente no me encuentro parecido con ninguno, tampoco de ninguno a mí.
Aparece así, de vez en cuando, esos pensamientos de lo que a uno le hubiera gustado hacer, ser, pero no es. No es, en primer lugar, por no tener cualidades para ello; tampoco es, en segundo lugar, porque eligió otra forma de vida más vulgar, material o superficial. ¿Honrada? Sí. Pero tal vez no la suya.
 
Siempre que hago algo lo hago con convicción. Nunca nadie me ha puesto una pistola en el pecho a la hora de tomar una u otra decisión. Cierto es que, en ocasiones, me dejo llevar por el idealismo, el corazón o ese arraigo mío a eludir el ‘no’ o el ‘no puedo’. Siempre se puede, si se quiere. Lo cierto es que a la hora de dar un paso hacia delante, sea lo que sea, has de estar convencido porque si no lo estás, a lo mínimo que se tuerza o salga mal, vas a arrepentirte.
 
Hoy es ese día de gratitud a las Madres y así lo celebraremos, con la madre. A mi madre le debo mi vida, como cada uno a la suya. La gratitud debe ser y es de por vida. Cuando los años van pasando, más valoras y agradeces ese día a día pendiente, atenta, humildemente entregada a sus hijos.
Es difícil encontrar ejemplos de mala madre, como en todo, los hay. Es más fácil encontrarlos de malos padres, aunque la mayoría sean excepcionales. Yo tengo el enorme privilegio de tener los mejores y más ejemplares padres. A ellos les debo todo lo que soy y el haberme sujetado, en más de una ocasión, en esos momentos que caía.
Las madres jamás se marchan y te dejan solo, siempre están a tu lado y de tu lado, a veces defendiendo hasta lo indefendible. Las madres nunca fallan. A tu madre no le importará nunca lo que eres, ni lo que tienes, solo ese que eres; tu madre siempre creerá que eres el mejor, que no hay nadie como tú.
Esa persona que sin decírtelo siempre daría la vida por ti.
Nunca dejes de pensar en tu madre y, si tienes el privilegio de tenerla todavía en vida, no dejes ni un solo día de llamarla o acercarte a darle un beso en cuanto puedas.
 
Unas recomendaciones importantes:
Cuida de tus pensamientos cuando estés solo.
Cuida lo que dices cuando estés con amigos.
Cuida tu temperamento cuando estés enfadado.
Compórtate cuando estés en grupo.
Cuida tus emociones cuando tengas problemas.
Cuida tu ego si tienes éxito.
Aunque estés en la cima, no te olvides de cuidar lo que dejaste abajo, por si tienes que volver.
 
Los días que no camino o corro, me arrugo. Envejezco hasta mentalmente.
Caminar propicia el pensamiento.
 
Por muchos problemas que logramos solucionar, tarde o temprano vuelven a aparecer otros. Una mente en paz, tranquila, nos ayuda a ir superándolos con la máxima dignidad. Solo una mente sin perturbaciones nos hará libres de sufrimiento.
Todos deseamos alcanzar la liberación del sufrimiento, todos deberíamos seguir el camino espiritual.
Meditar en la muerte, pensar en la muerte. Memento Mori.
Todos nos moriremos, más tarde que pronto sea.
Mañana no sabemos si estaremos. Para qué sufrir hoy.
La muerte es inevitable y el momento de su llegada incierto. Al igual que estoy escribiendo esto en estos momentos, estupideces para muchos, tú lo estás leyendo. Tienes, tenemos, el privilegio de vivir este momento. Vivámoslo con plenitud.
 
Suena ‘Julia’ de Comandante Twin, dedicada a su hija. Un tema que emociona.
“Quisiera ser tu ejemplo y me asusta ese momento de que descubras que yo no soy así… tan perfecto, tan imperfecto. (…)
Se la luz en la tormenta, no dejes nada a medias. (…)
Recuerda que el espejo no devuelve tu reflejo.”
 

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