Diario de un Estoico. Lo que el viento nos deja. Semana 38
M/15.L
San Isidro. Madrid me
regala este lunes festivo que ha provocado que pueda despertarme bajo la
inmensidad de estos cielos manchegos.
No durará mucho esta sensación de bienestar y paz porque en breve volvemos y, con ello, a los ruidos y sombras, esos con los que he despertado y esos que han rumiado mis sueños hoy.
Cuando paso por aquí unos días, aunque sea un par de ellos, cada vez me cuesta más marcharme. Me tengo que arrancar de esta casa que envejece vacía, casi como yo.
Escribir sobre esta mesa blanca, mientras a través de los cristales de la ventana las golondrinas de primavera planean sobre el patio, bajo un cielo que hoy se tiñe de un azul inmenso que esconde, más allá, esas urbes y sus ruidos.
“Sabed que cuando uno
es amigo de sí mismo, lo es también de todo el mundo.” Séneca
¿Cuántas veces
habremos reprochado a la vida que nos sentimos los más desgraciados o
desafortunados del mundo? No existe ‘un problema personal’. Todo problema
nuestro, al que nos hayamos enfrentado, al que nos enfrentamos o nos
enfrentaremos, de seguro ha sido superado por cientos de personas antes que
nosotros.
No pierdas el tiempo quejándote. No añadas más sufrimiento. Lo mejor que puedes hacer es ir a por ello, por muy inclinada que sea la cuesta para subir a la montaña. Sube. Otros la subieron antes.
Nuestros estoicos nos decían que “todo es opinión”. Tú decides: lamentarte o tomarte la adversidad, el obstáculo, como un entretenimiento. También nos decían que “todo es perecedero”. Ese contratiempo al que nos enfrentamos pronto pasará. Nada es eterno. Nada es para siempre.
Ni te desanimes ni pierdas tiempo ni fuerzas quejándote. No estás solo. No pierdas jamás la esperanza.
Mi presente es mi
presente, pero mi ánimo para afrontar el presente, muchas veces, deja bastante
que desear. No lo puedo evitar.
Allí (Minaya) soy tan feliz que hasta escribo diferente.
¿Qué es una víctima y
qué un verdugo? ¿Cuál es la diferencia?
Los ucranianos son un pueblo pacifista, pero necesitan armas para que no los maten.
A los ucranianos les están masacrando los misiles de Putin, pero también la indiferencia del resto.
Conocerte te hará ser
más compasivo contigo y también con los demás.
Es más interesante lo que tienes dentro que lo que se ve.
M/16.M
Voy en el tren. Son
las 7h. pero el crepúsculo inunda el cielo de colores anaranjados y nos
proyecta unos instantes de auténtica plenitud.
Estoy sentado frente a uno de esos ventanales grandes que exponen lo externo como en un cuadro de museo. Se encuadra el Cerro de los Ángeles en lo alto, a contraluz. A su izquierda ese sol iluminado al que abraza, prácticamente, el Cristo. Una de esas imágenes, uno de esos lugares.
¿Cuántas veces subí buscando el silencio, buscando resolver dudas que me perseguían sin respuesta? Cuántos domingos, también, haciendo kilómetros de running, repasando la semana, la vida, las vidas que luego van cogiendo sus caminos, los otros.
Ha sido un inicio de mañana huérfana, como muchas otras.
Domina la paciencia y
dominarás todo en la vida.
Paciencia, templanza, perseverancia.
“Todo lo que
escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva,
no la verdad.” Marco Aurelio
Mi abuelo empujaba el
arado, con fuerza y ahínco para que penetrara más en la tierra mientras que la
mula, incansable, tiraba en línea recta desde el amanecer. Es verdad, ahora no
es lo mismo, ahora se va a dos metros del suelo, en una caja acristalada y
rodeados de botones que hacen que prácticamente el tractor vaya solo.
No sé si decir "cansado o derrotado".
Derrotado está uno cuando está acabado, cuando no le quedan fuerzas ni de levantarse ni de luchar. Yo estoy cansado, muy cansado y hay intentos de que acabe derrotado. El cansancio, a veces, te hace dejarte llevar y no conseguir tener motivos para pelear o seguir.
Nunca había tenido esa sensación de que alguien quisiera hacerte claudicar, rendir porque se entiende es la única estrategia que puede utilizar para vencer.
Hacerte ver que no hay confianza, hacerte sentir que quien ostenta el poder es otro y, por lo tanto, independientemente de las opiniones del resto, solo importa una: la suya.
Todo lo que he escrito, en los últimos años, sobre el liderazgo y la gestión de recursos humanos, lo veo reflejado cada día, en negativo, en eso que entiendo buenas prácticas, en mi entorno más cercano.
Utilizar la vía del medio a veces no es posible. Tratar de encontrar el equilibrio poniendo buena cara y tragando culebras, tampoco.
M/17.X
Llego escuchando
música, de esa que sé no debería ponerme si quiero comenzar el día con energía
y motivado. Pero la escucho. Me relaja, aunque me entristece. Las notas de
piano suenan en mis oídos en este día desangelado.
Buscar la ataraxia, la
tranquilidad del alma. Pero algo se resiste en nosotros. Nos perjudica, incluso
genera malestar emocional. Pero nos dejamos ir. No vivimos. ¿Por qué no
vivimos? ¿Por qué no disfrutamos de lo que tenemos y en cambio seguimos erre
que erre buscando el no sé qué?
“Siguiendo el camino
que se llama después, llegamos a la plaza que se llama nunca.” Séneca
Sentirte bien contigo
mismo es la consecuencia de una vida vivida con propósito. Todos nos vemos
golpeados, en un momento u otro, por los desafíos de la vida.
Muchos de nosotros
confundimos entre estar tristes y enfadados.
Tristeza es haber dejado atrás alguna cosa y no tienes que actuar en consecuencia.
Estar triste es parte de la vida, es como un homenaje a lo feliz que fuimos.
“Deja que tus lágrimas fluyan, pero deja también que cesen.” Séneca
La ira y el enfado surgen cuando algo no está bien y debería cambiar con lo que tienes que hacer algo para que cambie.
La ira hay que manifestarla, no la puedes guardar eternamente dentro de ti.
Es el combustible para que las cosas cambien.
No durará mucho esta sensación de bienestar y paz porque en breve volvemos y, con ello, a los ruidos y sombras, esos con los que he despertado y esos que han rumiado mis sueños hoy.
Cuando paso por aquí unos días, aunque sea un par de ellos, cada vez me cuesta más marcharme. Me tengo que arrancar de esta casa que envejece vacía, casi como yo.
Escribir sobre esta mesa blanca, mientras a través de los cristales de la ventana las golondrinas de primavera planean sobre el patio, bajo un cielo que hoy se tiñe de un azul inmenso que esconde, más allá, esas urbes y sus ruidos.
No pierdas el tiempo quejándote. No añadas más sufrimiento. Lo mejor que puedes hacer es ir a por ello, por muy inclinada que sea la cuesta para subir a la montaña. Sube. Otros la subieron antes.
Nuestros estoicos nos decían que “todo es opinión”. Tú decides: lamentarte o tomarte la adversidad, el obstáculo, como un entretenimiento. También nos decían que “todo es perecedero”. Ese contratiempo al que nos enfrentamos pronto pasará. Nada es eterno. Nada es para siempre.
Ni te desanimes ni pierdas tiempo ni fuerzas quejándote. No estás solo. No pierdas jamás la esperanza.
Allí (Minaya) soy tan feliz que hasta escribo diferente.
Los ucranianos son un pueblo pacifista, pero necesitan armas para que no los maten.
A los ucranianos les están masacrando los misiles de Putin, pero también la indiferencia del resto.
Es más interesante lo que tienes dentro que lo que se ve.
Estoy sentado frente a uno de esos ventanales grandes que exponen lo externo como en un cuadro de museo. Se encuadra el Cerro de los Ángeles en lo alto, a contraluz. A su izquierda ese sol iluminado al que abraza, prácticamente, el Cristo. Una de esas imágenes, uno de esos lugares.
¿Cuántas veces subí buscando el silencio, buscando resolver dudas que me perseguían sin respuesta? Cuántos domingos, también, haciendo kilómetros de running, repasando la semana, la vida, las vidas que luego van cogiendo sus caminos, los otros.
Ha sido un inicio de mañana huérfana, como muchas otras.
Paciencia, templanza, perseverancia.
Derrotado está uno cuando está acabado, cuando no le quedan fuerzas ni de levantarse ni de luchar. Yo estoy cansado, muy cansado y hay intentos de que acabe derrotado. El cansancio, a veces, te hace dejarte llevar y no conseguir tener motivos para pelear o seguir.
Nunca había tenido esa sensación de que alguien quisiera hacerte claudicar, rendir porque se entiende es la única estrategia que puede utilizar para vencer.
Hacerte ver que no hay confianza, hacerte sentir que quien ostenta el poder es otro y, por lo tanto, independientemente de las opiniones del resto, solo importa una: la suya.
Todo lo que he escrito, en los últimos años, sobre el liderazgo y la gestión de recursos humanos, lo veo reflejado cada día, en negativo, en eso que entiendo buenas prácticas, en mi entorno más cercano.
Utilizar la vía del medio a veces no es posible. Tratar de encontrar el equilibrio poniendo buena cara y tragando culebras, tampoco.
Tristeza es haber dejado atrás alguna cosa y no tienes que actuar en consecuencia.
Estar triste es parte de la vida, es como un homenaje a lo feliz que fuimos.
“Deja que tus lágrimas fluyan, pero deja también que cesen.” Séneca
La ira y el enfado surgen cuando algo no está bien y debería cambiar con lo que tienes que hacer algo para que cambie.
La ira hay que manifestarla, no la puedes guardar eternamente dentro de ti.
Es el combustible para que las cosas cambien.
La política es el servicio público más esencial y enriquecedor. Con la política se transforma la sociedad, se aporta para que la vecindad, la ciudadanía, viva con mayor calidad de vida y dignidad.
Hay personas que utilizan la política para alimentar su ego o para enriquecerse personalmente de una u otra manera. Eso no son políticos, son interesados que los hay en todos los sectores de la sociedad. España es un país con tan poca cultura política que no es capaz de diferenciar una cosa de la otra.
Mi paso por la política me hizo crecer como persona. Me hizo sacrificar mucho, también, personalmente, pero no me confundió. Viví en lo más bajo de la política, comencé desde abajo, al mínimo poder que te dan los cargos, que son responsabilidades, en la tarjeta de visita. Me humillaron las personas en la política, no las ideas ni los valores políticos. Me engrandecieron otras personas. Me llevo, de todas las ideologías, grandes amigos, grandes personas, no políticos.
Responsabilízate de aquello que está bajo tu control. Lo demás déjalo pasar. Suelta aquello que no puedes controlar.
Di “sí” a la vida, con sus desafíos, con sus obstáculos y su dolor.
Repara tus errores.
Elige la alegría.
Rodéate de personas positivas.
Mañana cumpliré 55 años. En estos cinco últimos años, de los cincuenta a esta parte, he corrido tanto que me he dado cuenta no haber llegado a ningún sitio. Eso quiere decir que me queda mucho por correr, pero más despacio.
Vivir.
55 es una edad tan especial como lo pueden ser todas las demás. Siempre he dicho que cumplir un año más es, o debería ser, motivo de agradecimiento. La vida no es igual para todos y el hecho de estar bien, de despertar, de tener otra oportunidad, ya es un verdadero privilegio.
Hace tiempo que pasé el ecuador de la vida y podemos decir que ahora le voy restando al tiempo y ganando, también ese tiempo que aprovechar.
Hoy, y digo hoy por ser este día, he tenido uno de esos sueños felices que te ofrece la noche. Feliz pero extraño a la vez. Nunca, jamás, había pensado conscientemente en lo que he soñado, por ser este día y por llevarme a recuerdos de la infancia.
Allí estábamos. Nos encontrábamos los compañeros de la EGB, de mi primer colegio, los salesianos de Estrecho, colegio San Juan Bautista. Los compañeros de la clase C. Ahí iban apareciendo, con sus 55 años como yo, mejor o peor llevados, casi todos con los que compartía recreos y andanzas infantiles y preadolescentes: Eduardo Montes, Rafael Moreno, Luis Llop, Julio Matesanz, Melero, Ortueta, Humberto, Blas y otros tantos con los que conviví hasta los 14 años en aquel colegio del que alguna vez escribiré lo inadecuado y perverso de algunas de sus personas.
Sus caras eran diferentes, pero perfectamente reconocibles al paso del tiempo y, estoy seguro, si me cruzase ahora mismo con alguno de ellos sé que serían así, ni lo dudo.
Volví a mis años de infancia justo hoy, en este día en el que avanzo, irremediablemente, a esos años de canas pero mente, más madura y joven que entonces.
Todas y cada una de ellas las he estrenado con mi hijo. Así que volvimos a repetir y, realmente, eso es lo importante: el paseo caminando a las salas de cine, los comentarios de la película, la vuelta conversando. Eso es.
El mundo de la buena literatura se está acabando. Pidamos una tregua o nos quedaremos sin buenos libros.
El dharma es seguridad, es paz.
Si sabes dónde floreces, encontrarás el lugar para demostrarlo.
Conocer tu propósito y seguirlo. Emplea tu tiempo con sabiduría.
Ahora en la tranquilidad del domingo, tras los encuentros, quedo pensando esto.
Cumplir un año más de vida es una responsabilidad.
No vale la queja, vale la decisión para cambiar aquello que no nos gusta o no hacemos bien.
¿Y ahora qué? Pues eso... ¿ahora qué?
Comenzamos a ser realmente humanos cuando alcanzamos la madurez. Pero ¿cuándo se alcanza realmente la madurez? La madurez de ser persona, la madurez de pensar, la madurez de existir.
Todavía me despierto muchas mañanas pensando en todo esto. Pensando que uno ha tenido el privilegio de superar el medio siglo, que todavía le quedan muchas cosas por hacer, muchos proyectos por emprender, y la vida se va en lo superfluo, en lo que no enriquece el alma ni el espíritu.
No le demos más vueltas, lo material se va o se queda; nos llevamos lo inmaterial, lo esencial, lo importante, nuestro Ser y la esencia que dejamos en forma de huella a aquellos que nos han conocido.
Ahora, en fechas como estas, que pasan como un día más pero no lo son porque terminas repasando, analizando y reflexionando más de lo habitual sobre ese pasado, tengo más claro que nunca que nuestra actitud frente a la vida es lo que genera avance o, en cambio, parálisis.
La ilusión siempre provoca esperanza y la esperanza es la mayor motivación del Ser. Sin motivación no hay ilusión y mucho menos esperanza. Vivamos envueltos en ilusión y, si no lo has hecho antes puede ser que, un día como hoy, sea el inicio del cambio de actitud que cada cual necesita para Ser.
Comentarios
Publicar un comentario