Diario de un Estoico. Lo que el viento nos deja. Semana 29

M/13.L


Huele a primavera. En breve cambiaremos el horario y los días parece durarán más, la luz lo inunda todo y parece que la motivación y la ilusión se apodera de nosotros aunque los problemas que portamos sean los mismos que en el invierno.
La noche de la semana que peor duermo es la del domingo al lunes, sea pues la primera de la semana. Me despierto a media noche, me introduzco en pensamientos y luego me cuesta volver a coger el sueño. ¿Por qué? Porque mentalmente hago planes, planifico lo que haré desde el lunes durante la semana. Deseo que llegue la hora de levantar y salir a la calle para encontrarme a mi mismo caminando hacia el destino cotidiano.
Dejar los planes, dejar de programar. Llegará ese día en el que despierte simplemente para dedicarme a existir conscientemente y hacer simplemente lo que surja o apetezca sin necesidad, sin desesperar, sin pensar más que en el placer o enriquecimiento interior que te aporta. Tener un único plan: vivir.
 
Puedes escoger cada una de las situaciones a las que te enfrentas. Si no puedes controlarla, simplemente debes cambiar cómo la contemplas.
 
Prestemos atención a nuestros juicios. Lucha por mantener un comportamiento objetivo.
Tu pensamiento da forma a tu realidad.
 
En cada momento si nos está dando una oportunidad, si somos capaces de aprovecharla, de nacer nuevamente.
 
Identificar lo que quieres, lo que consideras importante y lo que jamás admitirías: propósito, objetivos, valores.
 
 
M/14.M
 
No me gusta tener sueños en los que aparezcan personas que ya no están entre nosotros. En mis sueños de hoy aparecía GG, podríamos decir amigo, adversario en mi etapa política en el Ayuntamiento de Getafe y fallecido joven, por un cáncer de próstata, hace un par de años.
Fue el portavoz de Izquierda Unida. Buen orador, de chascarrillo fácil y con un tic de mala leche. De esa izquierda peleona y reivindicativa de aquel entonces, de puño en alto. Entonces tres partidos ocupábamos los escaños del salón de plenos, como en casi todos los municipios. La política, sobre todo la municipal, era mucho más elegante, educada y, en algunos casos, consensuada por el interés general. Discutías hasta el límite, nunca sin perder los papeles o pasar el límite a lo personal. Cada uno en su lugar, el lugar que los vecinos te imponían cada cuatro años.
Terminados los plenos municipales, se formaban esos segundos debates, más distendidos, en El Plaza o La Esquinita, con unas cañas o unos vinos, intentando pulir asperezas de manera más personal que es como realmente se generan las relaciones humanas y la política más constructiva para los pueblos.
Un poco así era el sueño, lo que recuerdo en esta mañana, de aquella época de disputas e intriga, que se convirtió en una de las mejores etapas de mi vida.
 
Nada hay en la vida que te detenga más que tú mismo. Nuestra vida se define no solo por lo que pensamos de ella, sino también por lo que pensamos de nosotros mismos.
 
“El hombre puede cambiarlo todo, transformarse hasta físicamente, enmendar su vida, sus instintos, sus costumbres, pero jamás podrá modificar la luz que porta dentro de sí; puede elegir su camino, pero no puede alterar a voluntad la luz bajo la cual camina.” Miguel Delibes
 
‘Amor fati’: amor por el destino.
Esa actitud estoica de aceptar lo que nos ocurra.
Aceptación. No controlamos lo que nos pasa. Seguir adelante con lo que tenemos.
Prosperar afrontando los contratiempos.
 
“No busques que las cosas sucedan como desearías. En su lugar, desea que las cosas sucedan como deben. Así, tu vida fluirá correctamente.” Epicteto
 
Liderazgo: ¿influyes o te influyen?
 
 
M/15.X
 
Viajo a León. León es una pequeña ciudad, con un hilo histórico importante, a la que no acudo desde el año 2016. Como ahora, también viajé por trabajo. Tengo especial ilusión de volver a recorrer sus calles, sus rincones y deslumbrarme con su excelsa Catedral, de estilo gótico, iniciada en el siglo XIII: ‘Pulchra leonina’.
 
Amo tanto el silencio en el inicio de la mañana que me molesta cualquier conversación que ‘suene’ a mi alrededor. Donde tomo café, antes de entrar en la oficina, en las últimas semanas se sientan a mi lado una pareja de señoras que no paran de hablar desde que llegan. Una de ellas, además, eleva la voz en cada frase como para que el resto escuchemos lo que dice.
El ruido me distrae en estos primeros instantes en los que me gusta hacerlos míos: pensar, escribir, conversar conmigo.
 
La definición de nuestra vida no solo viene dada por lo que pensamos de ella, sino también por lo que piensas de ti mismo.
 
He comenzado ‘La librería en la colina’ de Alba Donati. Un libro escrito en forma de diario que cuenta el día a día de la autora tras abrir una librería en su pueblo natal, Lucignana, de menos de 200 habitantes. Todo un reto y todo un sueño.
El libro lo conforman seis meses del año, a modo de capítulos, de enero a junio. El solo leerlo me provoca paz, tranquilidad y cierta envidia. También un aplauso por tal impulso de valentía.
En estas primeras páginas que me acompañan en el viaje de hoy, me resulta de gran belleza, de esos libros que inspiran y motivan, poéticos, a hacer realidad aquello en lo que creemos.


 
M/16.J
 
Intervengo en la Jornada sobre Despoblación y Reto Demográfico en Astorga. Un tema al que soy especialmente sensible. El mundo rural. Los pueblos.
Estamos en una de las provincias más bellas de España, pero que más población pierde de toda España, en el epicentro de la despoblación. Y, particularmente, en un municipio, Astorga, que aun siendo grande, es de los que más habitantes se han dejado por el camino en los últimos años.
El fenómeno de la despoblación, el vaciado de los municipios, es un hecho no de ahora, vayámonos a los años ’60 del siglo pasado como inicio de lo que hoy es una triste realidad.
La reparación es complicada con lo que debemos trabajar, poner todo es esfuerzo, en cómo se frena esto.
De la intención hay que pasar a la acción porque sin acción no hay freno y mucho menos reparación.
La despoblación del medio rural se ha convertido en uno de los aspectos centrales de la agenda pública en la última década en España. Sin embargo, a pesar de esa visibilidad y de las medidas que se están desarrollando, el proceso sigue presente.

Ejes de actuación conocidos por todos como el impulso de la transición ecológica, la plena conectividad tan necesaria para frenar la despoblación; el fomento del emprendimiento, el turismo sostenible; la igualdad de derechos y oportunidades de las mujeres en el medio rural o el refuerzo de los servicios públicos.

Queda tanto por hacer.
Hay una España que gana habitantes y otra que los pierde.

El mantenimiento de las dotaciones básicas, la digitalización, es imprescindible para la vida de un pueblo, para que goce de todas sus garantías.

Hemos descompuesto la sostenibilidad de las ciudades tanto que ahora el objetivo de todos es hacer ciudades sostenibles, que sí, que también. Pero es que el medio rural, los pueblos, ya son sostenibles, no hay que hacerlos.

Apostemos por un reequilibrio territorial como atención al bienestar de todos. A nuestro futuro.
Implementar Planes de Inversión Productiva.
Planes de reindustrialización sostenible que busquen el equilibrio de los recursos generando asentamiento de empresas: empleo.
Poner en valor nuestro patrimonio cultural, natural.
Un mínimo de 100 megabytes en Internet.
Ofrecer suelo gratuito para la implantación de empresas e industrias.
Que ningún pueblo esté, al menos, a 30 minutos a los servicios públicos como hospitales, centros educativos, etc.
Que la distancia a una vía de alta capacidad (autovía o tren), no supere los 30 kilómetros.
Todos los habitantes de este país, los de los pueblos y los de las ciudades, debemos tener las mismas oportunidades.
En los pueblos hay talento. Mucho.
Debemos quitarnos esa idea arcaica de que solo prospera el que se va del pueblo; o eso de que no queriendo marchar, la necesidad y falta de oportunidades obliga.
Está claro que, si no hay servicios, infraestructuras o empleo, no hay población.
La España rural, la que nos alimenta, también quiere que se la quiera desde las administraciones.
Si el campo no produce, la ciudad no come.
No valen discursos ni florituras. No valen buenas intenciones que no vayan acompañadas de hechos.
No hace falta ser ecologista para ser ruralista y defender la esencia de la raíz, la tierra.
Leí hace bastante un texto de Alejandro López Andrada, que da comienzo a un libro que titula El viento derruido, en el que dice:
“La memoria de un pueblo no reside en su materia: en la cal y en las piedras de sus casas y edificios, sino, más bien, en los hechos y las palabras, en el alma de las personas que lo habitan, incluso en aquellas que en otro tiempo lo habitaron y, a pesar de estar lejos de él, aún lo recuerdan de una manera auténtica y profunda.”
Si dejamos perder el pueblo, perdemos nuestra vida.
Busquemos un diálogo entre lo urbano y lo rural.
Nada es incompatible: cooperación, emprendimiento, sostenibilidad.
Hablemos en positivo, la España rural vive.
Se me nota bastante que soy de pueblo, que me siento de pueblo, en mi caso manchego, de padres y abuelos de pueblo, y me siento muy orgulloso de serlo.
 
No olvides nunca que unas cosas dependen de nosotros y otras no.
 
 
M/17.V
 
El carácter se muestra en el cómo nos comportamos en el día a día, ante determinadas circunstancias. Siempre podemos mejorar nuestro carácter.
 
Reflexionemos cada día, de manera crítica, sobre lo que hacemos o nuestro comportamiento. Cada día es una experiencia. Aprendamos a mejorar y practicar.
Conviértete en la mejor persona.
Practica las virtudes cardinales: coraje, sentido de la justicia, templanza y sabiduría.
Busca tu referente de conducta a seguir.
Haz lo mejor que puedas con lo que depende de ti. Acepta y mantente sereno con lo que no depende.
Escribe cada día: qué he hecho bien, qué he hecho mal, y si pasa algo así otra vez qué puedo mejorar.
 
Me he dado cuenta de que aquellos que más libres se sienten quizá sean los más esclavos de sus deseos y apetitos.
 
En un contratiempo lo más importante es que mantengamos una actitud correcta, ante cualquier circunstancia.
La actitud es el resultado.
Es imposible manejar la situación si de primeras nos ponemos en plan catastrófico.
 
“Las dificultades fortalecen la mente, tal como el trabajo fortalece el cuerpo.” Séneca o Epicteto
 
Cada contratiempo es un desafío. Trátalo como tal.
 
 
M/18.S
 
Viajo a Minaya. El día ha amanecido luminoso y el deseo de disfrutarlo y descansarlo en el campo me hace olvidar la semana.
 
Escribía por aquí, el otro día, que soñé con GG, compañero de batallas fallecido tiempo atrás. Esta noche he soñado con MR, persona importante en mi vida, que falleció, en este caso, de manera inesperada poco antes de comenzar la pandemia.
Allí estaba, en el sueño, con esa sonrisa luminosa, aconsejándome desde esa intensa amistad que nos dio el respeto y los años.
MR falleció joven y tan de sorpresa que a todos nos dejó con una especie de vacío sin respuesta.
Nos conocimos, también, en Getafe. M era bastante desconfiada, con círculos muy limitados pero creo que esa forma de ser mía, de no pretender, de no dar importancia a la procedencia o quien fuera cada cual, a carecer de interés, le hizo confiar e ir fraguando una amistad, un cariño, que perduró en los años.
Puedo decir que es la única Amiga, en mayúsculas, que he tenido. Me ayudó y apoyó en esos momentos que lo necesité y yo traté, desde la humildad, corresponderla de igual manera con una amistad totalmente desinteresada.
M se cuidaba mucho, solo se permitía unos cigarrillos de vez en cuando y algún vino.
Solíamos darnos, de cuando en cuando, las buenas noches por mensaje y a veces contarnos nuestras complicaciones semanales.
El 14 de diciembre le di las buenas noches y pregunté por su día. Nunca contestó aquél mensaje. Ya había fallecido mientras, parece, se encontraba descansando en la cama.
A las 6.30 h del día 15, un amigo que sabía de mi amistad, me llamó diciendo que aparecían teletipos en los que anunciaban que MR, había fallecido en su domicilio de manera repentina.
No podía creerlo. Miré la aplicación de mensajes y, efectivamente, no había ninguna respuesta al mío, ni siquiera lo había leído. Se había marchado.
Hoy la he recordado tal como era, gracias a esos sueños que, de vez en cuando, nos regala el subconsciente trayéndonos a nuestros muertos.
Todos tenemos muertos.
Nuestra mente los recuerda y también nos recuerda que, mientras estemos vivos y nuestras personas queridas lo estén, debemos pasar el máximo tiempo con ellos.
 
Estoy en el campo, en mi campo; en el pueblo, mi pueblo. Lo huelo porque todo aquí huele diferente. Lo toco porque todo lo que aquí tocas es al tacto distinto, como cuando en vez de resguardarme trato de abrazar este viento tan nuestro que corre libre por estos parajes, peinando las siembras que ya crecen.
El campo, lo rural y la agricultura ha sido despreciado durante décadas por la sociedad urbana. Tal vez ahora se esté vengando y lo sufrimos. ¿Cómo? Con la escasez y, por ende, la subida de los precios.
 
Un buen hombre, un buen estoico, un buen masón, se mueve en la virtud. Tres serían las principales:
La Fe. La fe nos ilumina en la desesperación y los momentos complicados. Nos llena de valor.
La Perseverancia que nos hace vencer todas las dificultades y llegar a la meta.
El Desinterés, ese desinterés que no detienen ni los insultos ni la falsedad en la práctica del bien, sin esperar nada a cambio.
 
 
M/19.D
 
Caminar por el campo, por esos caminos dichosos arropados por los almendros en flor y vivos del verdor de las siembras que crecen a la primavera.
El cielo se fue llenando, por momentos, de nubes como pequeños algodoncitos flotantes. Ha sido impresionante.
Tengo claro que terminaré aquí mis días.
Me veo recorriendo estos caminos cada día, escribiendo y leyendo hasta ponerse el sol; despertar con una sonrisa que me acompañe mientras el cantar de todos esos pájaros, que solo aquí puedo escuchar, sirven de despertador.
El día está iluminado por un sol que llama al silencio.
He despertado con ese repiqueteo del caminar de los pájaros en el tejado. La luz entraba en la habitación que, a diferencia de la ciudad, aquí dejo la ventana abierta para que me abofetee en cuanto amanece el día.
 
Tengo momentos en los que siento que todo se me va de las manos, que no hago lo que debo hacer y lo que hago no lo hago bien.
Tengo momentos en los que me agoto pensando lo que podía haber sido y no fue y lo que sin tener que haber sido es.
Tengo momentos en los que me asomo al precipicio y pierdo el equilibrio y otros en los que soy capaz de vencer el vértigo y salto sin miedo de estamparme contra el suelo.
Tengo momentos en los que me miro en el espejo y no reconozco quien he sido porque ese que veo no me responde.
 
 

Comentarios

  1. Que bonito y triste a la vez .Feliz fin de semana escritor.

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