A una persona se la conoce, única y exclusivamente, por el corazón. Cuando el corazón es capaz de emocionarse por un suspiro, el portador no necesita más. Yo tengo el mío y me sonríe siempre.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 33