Diario de un Estoico. Lo que el viento nos deja. Semana 20.

 E/9.L
 
Podríamos decir que hoy, una vez dadas por finalizadas, totalmente, los días navideños, comienza el año profesional en serio. Y digo en serio porque no he dejado de trabajar en estos días,  pero como más relajado.
Continuidad y algún que otro nuevo proyecto como más informal. En los últimos tiempos, lo que me quede de camino, lo que haga o emprenda tendrá como tres premisas importantes: me divierta, no me genere problemas ni estrés y ninguna, poca o mínima inversión. No creo que el riesgo elevado, lo he experimentado, vaya relacionado con el éxito. Casi diría que todo lo contrario.
Si tuviera que pedir un deseo para este año, en lo profesional, sería tranquilidad y buen hacer. Mi propósito es hacer lo mejor posible todo lo que emprendo y ordenar lo que merezca la pena y desechar lo que no.
Tener muy claro el propósito, el para qué.
 
Busquemos la sabiduría y encontraremos la magia.
 
¿Quién no se enfrenta en su día a día a hechos que de primeras nos rompen el esquema y orden vital que nos habíamos establecido?
Circunstancias, adversidades, situaciones que nos obligan a tomar decisiones.
Decisiones que a veces nos obligan a tomar otras decisiones que repercuten en personas que, a su vez, tomarán otras porque verán su estatus desestabilizado.
Admitir que no está todo controlado porque todo no está bajo nuestro control.
Que antes de decidir hay que diagnosticar y luego plantear estrategias y acciones lo más correctas posibles.
Los principios estoicos están basados en analizar adecuadamente y para ello debemos percibir la realidad adecuadamente, tomar decisiones y actuar correctamente y ser conscientes, aceptar y tolerar lo que sucede.
 
Me he enfrentado a tantas situaciones y problemas en mi vida que a veces he llegado a pensar que mi vida, en general, es un problema con el que convivir.
 
¿Aprender a vivir en la incertidumbre?
 
No hay ningún camino corto. Si tienes un objetivo no dejes de trabajar en ello. Cuanto más trabajes más inspiración tendrás.
Horas, esfuerzo, disciplina, concentración.
 
“Te conviertes en aquello a lo que prestas atención”. Epicteto
 
Venía pensando esta mañana, una vez acoplado en mi rincón del vagón, a esas horas en las que todavía no ha llegado la luz del día, que son miles, millones de personas las que van y vuelven de sus trabajos por inercia, como los trenes que van y vienen. Salen de casa temprano, se sientan cabizbajos en el vagón, como mucho toquetean el móvil y, a la tarde o la noche, vuelven para cenar, a lo mejor ver algo la tele y acostar hasta que suena la alarma del despertador. Y otra vez a empezar.
¿Tienen propósito?
¿Tienen algún objetivo más allá que el de ganar unos euros para sacar a sus familias adelante?
Y así, si la salud les acompaña, año tras año.
Decididamente, en ocasiones no sabemos lo que tenemos. Simplemente nos quejamos.
 
 
E/10.M
 
No sé si decir que hay un problema donde realmente no lo hay o simplemente decir que soy yo el que tengo el problema. En este caso, el problema, es mi excesiva tendencia a enrollarme en exceso.
 
Mangurrián: persona asilvestrada, de poca educación. No hablo de mí, pero los hay.
 
No sé cuándo conseguiré que la vida no me sobresalte o que yo mismo no de sobresaltos a la vida.
Hay cosas que pueden conmigo y una de ellas soy yo mismo.
 
En estas primeras reuniones del año me siento desganado. No me apetece ni siquiera intervenir. Antes buscaba, cuando había razón para ello, la discusión, el cuerpo a cuerpo; ahora, simplemente, prefiero no darle el gusto a nadie de discutir conmigo. De hecho hoy, algún compañero, sé que ha marchado decepcionado. Si no abro la boca evito que otros se desahoguen. Esos años.
 
No preocuparte por la muerte es Vivir.

 
 
E/11.M
 
Venía anoche, caminando, como hago a diario, y pensando, como también hago en exceso, diariamente, que no somos lo que pensamos, somos los que pensamos. Nuestros pensamientos van y vienen dependiendo de nuestro estado emocional, del momento o instante en el que nos encontremos, pero no somos nosotros, nos hacen.
Llegar a comprender esto es llegar a ser capaces de entender que si consigues parar y analizar cómo piensas, eres capaz de saber cómo eres y si estás a gusto con quién eres.
¿Quieres seguir siendo así?
¿Quieres cambiar?
¿Has puesto título a tu año?
Parar y analizarte. Tratar de conocerte es algo fascinante, pero te puede llevar toda una vida.
No somos los mismos a lo largo de nuestras vidas. Creo que morimos y renacemos muchas veces a lo largo de ese camino.
Una crisis vital, una circunstancia adversa que superar como una enfermedad, un fracaso laboral o personal, nos hace reinventarnos, nos cambia, renacemos. Somos otro. Somos nosotros los que nos convertimos en otro. Somos lo que vivimos.
 
Meditar escribiendo. Escribir nos ayuda a conocer cómo pensamos, cómo somos.
Elige quién quieres ser ahora.
 
Objetivo estoico: alcanzar un estado de serenidad plena, ataraxia.
Hay una cita, o plegaria, que me encanta. Está atribuida al filósofo y teólogo Reinhold Niebuhr y dice así: “Dios, concédeme la serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y sabiduría para reconocer la diferencia.”
Actúa, sé activo y no olvides nunca que hay cosas que no podrás controlar.
 
Un pensamiento sin significado te mostrará un mundo sin significado (L2-UCDM). Lo que piensas determina el mundo que ves. Si cambias tus pensamientos cambiarás la manera de percibir el mundo.
 
Tengo la sensación, en algunos momentos, que no soy parte de este mundo o los demás viven en un mundo del que yo, siendo un privilegiado, no formo parte.
El país, el mundo que vivimos, no está en una situación como para estar tranquilos. Ni en la economía, ni en lo sanitario, ni en los conflictos internacionales ni, tampoco, en lo que a lo climatológico se refiere. Todo está revuelto, disparatado, caótico. Aun así, siendo consciente de que lo esencial es que cada uno tenga cubiertas sus necesidades básicas y que no se puede estar en una tensión permanente, no entiendo se pueda vivir como si estuviéramos en el mundo de Yupi.
¿Qué nos hace falta para entender que debemos ser los primeros comprometidos con el presente, para hacer futuro, el nuestro o el de nuestros hijos?
No es momento de caprichos ni de experiencias con gaseosa. Es momento de tratar de cuidar, valorar, fortalecer y hacer crecer lo que tenemos, aunque sea lo mínimo.


 
E/12.J
 
Es dantesco caminar de noche por la ciudad, despertando unas calles en las que a esas horas, duermen placenteramente sus vecinos.
Comienzo el día de noche y lo termino con la misma oscuridad.
 
Hay quienes opinan, muy respetuosamente, que en la vida todo está escrito y que el destino nos lleva por donde quiere sin nosotros saberlo. No es así. Nuestro destino es fruto de nuestras decisiones, de las acertadas y de las equivocadas.
Dicho lo cual, cada uno de nosotros, en todo momento, puede dar un giro a su vida y, por lo tanto, a su destino. No importa lo que hemos o podríamos haber sido, importa lo que seremos a partir de ahora.
Pablo d’Ors, autor de un librito excepcionalmente grande, que leo y releo cada tiempo, ‘Biografía del Silencio’, nos dice: “Desde mi presente –e intento concretar-, no puedo condenar a quien fui en el pasado por la sencilla razón que de aquel a quien ahora juzgo y repruebo es otra persona. Actuamos siempre conforme a la sabiduría que tenemos en cada momento, si actuamos mal es porque, al menos en ese punto, había ignorancia.”
¿Quieres cambiar tu destino? Comienza a tomar decisiones que lo cambien.
 
Comparándote con otras personas lo que haces, sin tú pretenderlo, es que otros sean más importantes que tú.
No necesitas la aceptación de los demás para sentir lo que tú vales o creer en ti.
Mucho de nuestra vida depende de cómo nos tratamos a nosotros mismos.
Eres importante, trátate como si lo fueras.
 
La pregunta. Preguntar, incomodar. Preguntarte, incomodarte. Una sociedad rica es una sociedad que pregunta, que es crítica, que no se conforma, que piensa, que es libre y plural.
 
Aprovechar el tiempo. Me lo digo a mi mismo, al primero, y lo aconsejo a los demás.
Si algo se puede hacer en media hora, no empleemos toda la mañana. No solo por eficiencia y eficacia, que lo es, sino porque así sentiremos que vamos concluyendo tareas. ¿Se puede hacer? Sí. ¿Cómo? Focalizando, poniendo atención, no ir de una cosa a otra llevando todo a medias.
Confeccionar una lista de tareas al principio del día o en la noche anterior. Ir haciendo una a una, tachando las completadas. Hasta que no terminamos una no pasamos a la otra. Simplemente ser eficaz y aprovechar nuestro tiempo.
 
 
E/13.V
 
Cada uno ve o gestiona las cosas de forma diferente. Eso suele generar fricciones, roces. La mía es más conservadora y ordenada, la de otros es más arriesgada y desordenada. Desde mi punto de vista, el segundo es mucho más peligroso.
 
Mi primer pensamiento de esta mañana, ese al que obligo a mi mente a escurrir al despertar, como ejercicio de activación, lo he dedicado a la escritura a mano, algo que cada vez es menos frecuente. Una recomendación que no es solo intelectual sino saludable.
Coger un cuaderno y escribir cada día, por la mañana, por la noche, en el momento que sea. No solo retrasa tu deterioro cognitivo, sino que potencia tu memoria y mejora el aprendizaje, además de bajar nuestro estrés; escribir supone rebelarse frente a las prisas que nos impiden pensar nuestro momento.
Y así, además de con una sonrisa y el bailecito de los puñitos, he comenzado el día. ¿Qué mejor?
 
Mirando a los demás nos encontramos a nosotros.
 
¿Por qué sufrimos? Porque deseamos.
Deseamos tener lo que no tenemos.
Deseamos no tener lo que tenemos.
Deseamos que el mundo sea distinto de lo que es.
El filósofo Epicuro exploró detenidamente los deseos, y los clasificó en tres categorías:
Deseos naturales y necesarios. Son los que tienen que ver con la supervivencia, como encontrar agua, alimento y cobijo.
Deseos naturales e innecesarios. Epicuro incluía aquí los que sirven para nutrir el alma, como la buena conversación, el disfrute de las artes o el sexo. No son necesarios para sobrevivir, pero el ser humano los precisa para su realización.
Deseos antinaturales e innecesarios. Son aquellos que suponen una carga para el alma humana, hasta el punto de que pueden acabar destruyéndonos. Ansiar la fama, el poder o las riquezas, pertenecería a esta categoría.
El deseo en sí no es nocivo. De hecho, es lo que permite al ser humano ir más allá de sus límites. Lo sabio está en desear las cosas correctas, aquellas que realmente necesitamos para seguir avanzando.
 
Buda decía: “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.”
 
 
E/14.S
 
En Minaya. El viaje se nos ha hecho largo, con muy poca visibilidad. La niebla ha acompañado hasta aquí. No se ve más allá de la casa.
Hace frío. Un frío húmedo, de aquellos de cuando se hacía la matanza.
Este silencio me provoca un estado de felicidad inaudito.

 
E/15.D
 
Lo esperado. Día de ayer no apto para personas con problemas de colesterol. Día de amigos, día de excesos rurales.
 
Vuelve a haber niebla. Da miedo. No se ve absolutamente nada. He salido al porche para sentir este frío. El campo infinito no existe, pero lo huelo. La niebla lo abraza, lo humedece.
He despertado en completo silencio. No tenía muy claro dónde estaba, si allí o aquí. Me alegré de estar aquí porque este silencio solo lo encuentro aquí y es una recarga de vida.
 
Tengo la sensación de estar desafiando a la vida constantemente, como si me sobrara el tiempo.
 
Uno debería vivir allí donde se siente verdaderamente libre. Sentirte libre es, simplemente, vivir sin interferencias de nada ni de nadie. Para vivir así tienes que estar en paz contigo y con el mundo, no tienes que desear nada y disfrutar de lo que tienes.
Esto, que puede parecer fácil, evidentemente no lo es.
 
No hay que pretender la felicidad, hay que sentirla.
 
Cada vez me identifico menos con mi antiguo yo.
Avanzar.
El pasado no se puede deshacer. Somos imperfectos. Reconocerlo. Perdonarnos los errores. 
Caminar.
 
Los pensamientos hay que aceptarlos, nunca juzgarlos. Tal como son. No convertirlos en dramas.
Pensamientos perversos. Pensamientos parásitos.
 
Escucho ‘The Earth Prelude’ de Ludovico Einaudi. Esta música me transporta a la calma. Los domingos por la tarde han de ser una recarga de serenidad y calma para poder afrontar con garantías esas semanas que vienen enrevesadas por unos y otros. En ocasiones nosotros mismos las hacemos así.
Además, leo varios libros a la vez. Voy pasando de uno a otro como para no cansarme de lo mismo. Entre las manos tengo, ahora mismo, este que lleva por título ‘Yoga’ de EmmanuelCarrère y del que tantas buenas reseñas he leído. De momento, y digo de momento, promete buenos ratos.
Aquí, junto al sillón donde leo, amontono 5 o 6 libros de diversa temática: filosofía, budismo, autoficción. Voy toqueteando y cogiendo uno a uno, sin orden.
En la mesilla de la habitación, otros 7 u 8. Más novela, en este caso, y algunos diarios de esos escritores míos. Depende del ánimo con el que me acueste toca abrir uno u otro.
 
“Cada hombre es una buena enseñanza para sí mismo, con tal de que tenga la capacidad de mirar dentro de sí y examinarse de cerca” Montaigne
 

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 33

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30