Diario de un Estoico. Lo que el viento nos deja. Semana 13
N/21.L
Empezar la jornada, reflexivo, con pensamientos que van de dentro hacia fuera, que no quedan, es la mejor manera de iniciar una semana que será larga y, por ende, intensa.
Y todo lo que hacemos o decimos, se origina en el pensamiento. Tras cada emoción y acción, hay un pensamiento.
“Cuando seas tentado por un placer, espera antes de dejarte llevar por él. Imagina dos situaciones en tu mente, la primera el disfrute inicial y la segunda el arrepentimiento posterior. Después compara ese arrepentimiento con el placer y la satisfacción de no haber caído en la tentación.” Epicteto
Comenzó a escribir el mismo día de su cumpleaños, por desahogo, como una forma de enfrentarse al miedo que llega repentino.
“Me he dado cuenta de que no hay cielo como el que tenemos cuando hay paz. (…)
Hay cosas increíbles que no valoramos y ni siquiera sospechamos que pueden cambiar de un día para otro.”
Cuántas historias, cuántos diarios quedarán en los cajones, en el olvido o, simplemente y felizmente, serán leídos al cabo de los años por descendientes de aquellos y que podrán sentir y revivir situaciones que sin duda marcaron la vida de otras personas.
Un diario es eso, vida acumulada en unas cuantas páginas de papel.
Esto me hace sentir mal, sin ninguna duda, pero también me pone en alerta.
La alerta, si somos capaces de controlar, nunca está de más.
Leo de Séneca: “El sabio se armará mucho antes de ser atacado. Es demasiado tarde preparar la mente para soportar peligros una vez que estos ya han aparecido.”
Un enemigo nos hace más daño si nos pilla por sorpresa. Preparar nuestra mente para cuando finalmente se presenten, si se presentan.
Cuando sabes que algo va a ocurrir, porque se dan las circunstancias para ello, porque lo hueles o porque, simplemente, te han ido avisando de que va a ocurrir, y no reaccionas o reaccionas mal, la responsabilidad, evidentemente, es tuya.
A día de hoy, todavía no entiendo ciertos comportamientos míos ante situaciones en las que sé que podía haber actuado mejor o, al menos, de otra manera.
Un idealismo exacerbado, un impulso, me llevó a defender a una persona a la que no le hacía falta mi defensa o, a lo mejor, ni siquiera la merecía. ¿Lo hubiese hecho él por mí? Pero yo lo hice.
Le defendí frente a los que eran mis superiores en aquel entonces, con lo que, desde ese momento, según ‘todas las apuestas’, estaba sentenciado.
Pero la sentencia no llegó en el momento. Hubiera sido un error por su parte. De manera inteligente, llegó más tarde. Y de manera sibilina no llegó por los protagonistas directos, llegó por los indirectos, esos con ansia de entregar la cabeza del que había mordido la mano que le daba de comer por una lealtad tal vez absurda.
Otros compañeros me avisaban de que ese tercero lo haría sin remordimientos, convirtiéndose así en el ejecutor y haciendo méritos a los ‘jefes’. Yo lo sabía, pero no quería creerlo. Tal vez me sentía más fuerte en lo externo que en lo interno. Pero lo externo no estaba y lo interno se confío. No me preparé para la batalla final y, en esa mañana que no olvidaré, recibí la llamada: “no formas parte de mi equipo, mañana no aparezcas”.
¿Pude haber hecho algo? Pude, pero no me preparé para lo que era una previsión lógica.
¿Una lección? Una auténtica lección que no olvidaré jamás.
El exceso de confianza se paga.
Un diario público solo gana calidad por la sinceridad de quien lo escribe, que no oculta emociones ni pensamientos, por muy miserables que sean. ¿Sabemos si es veraz?
Clarifica lo que quieres, lo que persigues y serás menos influenciable por las opiniones externas.
La opinión más importante sobre tu vida siempre ha de ser la tuya.
Debemos cultivar nuestro estado de serenidad.
La travesía dura toda la vida, o tenemos bien fijado el rumbo o será fácil confundirnos durante el camino.
¿Cómo calificas tu salud física?
¿Cómo te sientes habitualmente? ¿Feliz, infeliz?
¿Cómo calificas tu salud mental?
¿Sientes que lo que haces en tu vida merece la pena?
¿Tienes un propósito de vida?
¿Actúas bien siempre?
¿Estás contento con tus amistades y relaciones?
¿Con qué frecuencia te preocupas de si cubres tus gastos mensuales, si te llega?
¿Te preocupas mucho por tu seguridad económica?
De deseos dementes nace un mundo demente.
De pensamientos de perdón, surge un mundo grato y apacible.
Lo que vemos es lo que creemos.
Elegimos. Podemos seguir soñando, sin tomar consciencia de que somos soñadores y nos llevará a experimentar pesadillas. Podemos seguir soñando tomando consciencia de que somos los que hacemos nuestros sueños y esto nos permitirá soñar sueños felices. (L323 UCDM).
Un pensamiento bucle es una obsesión. Algo que nos preocupa y le damos vueltas y vueltas, deteniéndonos en cada detalle, inventando o completando con afirmaciones que nosotros damos por sentado pero que nada tienen que ver con la realidad. No somos capaces de salir de ahí.
Son personas que se rayan con cualquier cosa, que se generan ansiedad.
¿Te suena?
En ocasiones pensamos cosas que no tienen ningún fundamento. Es como si nos recreásemos con la toxicidad.
Hoy sí he comprado el segundo volumen de los diarios de Chirbes. En ellos me he perdido un rato a sabiendas que estos libros, los diarios, los voy abriendo y cerrando según me da. Voy acumulando tantos para leer que no sé si el tiempo me dará.
De lo externo aprendamos todo lo posible, pero no será posible cambiarlo.
Perseguir la aprobación de los demás generará ansiedad y te mostrará débil ante el resto.
Lo que somos no nos abandona. Se queda. A veces no nos cabe en la memoria y por eso lo guardamos en las páginas limpias de un cuaderno, como las fotos que antes dejábamos en ese cajón y ahora quedan en las memorias de los móviles, para morir con nosotros.
Las páginas escritas no mueren, viven.
Escribir un diario es tratar de controlar el tiempo y así entender todo eso que somos.
La calidad de nuestras relaciones impacta directamente en nosotros, en nuestras decisiones, incluso en nuestra personalidad.
Cuando todo es alegría, el viento sopla a favor, no hay problema. Cuando las cosas se tuercen, es otro cantar.
Saber estar solo también es una inversión para nuestro bienestar personal.
N/24.J
Y todo esto ahí, de mañana, ahora, mientras tomo este café tras unos kilómetros de caminata a ritmo y trato de enfrentarme a otro día en el que solo yo, solo uno mismo, se enfrentará con cada uno de esos problemas que de seguro a todos nos acompañan. Y soy consciente, conociéndome como me conozco, que cuando supere o resuelva todo, volveré a buscarme otros, menores o mayores, porque mi vida jamás ha sido una balsa de agua en calma. Hasta un charco lo convierto en una ola.
Estar pendiente de solucionar aquello que no de pende de nosotros.
Sintiéndonos culpables porque nada es como creemos debería ser.
Porque no conseguimos cambiar lo que hay que cambiar.
Porque las circunstancias que nos invaden son demasiado adversas.
Porque nunca conseguimos hacer aquello que sabemos podríamos hacer de otro modo.
Cada vez ríes menos.
Cada vez te enfadas más.
Cada vez vives menos.
Sin darnos cuenta… la vida se nos va.
Siente la vida, como es, imperfecta y a veces ingrata. Pero vívela.
Lo malo no es lo que ocurra, si ocurre, lo malo es que no sepamos responder o reaccionar a lo que ocurra.
El exceso de optimismo, en ocasiones, puede ser destructivo.
Imaginar lo malo nos ayuda a prepararnos.
Vicio es el exceso, la falta de autocontrol.
Coraje es la fuerza para superar los reveses de la vida.
Crea, aporta al mundo.
Si tienes miedo a que se te caiga tu estilo de vida, eres su esclavo.
No me suele preguntar mucho. Creo que presiente si me encuentro bien.
Es muy suyo, muy hacia dentro. Suelta poco y se va comiendo las cosas muy para sí. Es muy como yo en ese sentido. Todo dentro y poco fuera, hasta que lo de dentro nos explota y nos provoca esas ansiedades que van y vienen.
Hay que conversar mucho más, aunque a veces nos cueste. Hay que soltar fuera las piedras que nos pesan, aunque se nos quede alguna china.
Esos momentos los vivo muy intensamente. Sé que algún día no serán tan frecuentes, como sé también que otros padres ya no los viven igual porque sus hijos llevan otro tipo de vida. Todavía cuento con ese privilegio que pienso aprovechar mientras pueda.
A veces llenamos nuestras vidas de ilusiones o inutilidades dejando ir momentos que verdaderamente llenan. Si algo nos llevamos el día que partamos es el alma y el corazón llenos de esos pequeños momentos que merecen la pena. Eso sería, en realidad, partir tras una vida plena.
Maravilloso desde el inicio. Una refriega de mente por esos caminos que me recuerdan los de Minaya y que consiguen inundar mis pulmones de un aire algo más puro que el habitual.
El campo es la expresión del hombre a la tierra, esa unión que nos transporta a la esencia de nuestro Ser: nuestra vida.
La ciudad no sería ciudad si antes no hubiera sido campo.
Podemos estar tristes, no pasa nada.
Artículos, libros, pódcast de unos y otros analizan y comparan aquello que escribieron personas como Séneca, Marco Aurelio o Epicteto, comparándolo con situaciones o necesidades actuales.
La filosofía siempre estuvo y está ahí. El estoicismo, el budismo. el epicureísmo, entre otras filosofías, han estado ahí como aspirinas para el alma, para el Ser. Solo hace falta abrir un texto y dejar que te penetre.
Desde luego que no critico las modas y mucho menos las que provoquen leer, conocer y saber.
Siempre es bueno acudir a la esencia y no dejarse llevar por los oportunistas.
Descubrí a los estoicos leyendo filosofía antigua, fue hace tantos años que ni lo recuerdo. No sabría decir si fue Marco Aurelio y sus ‘Meditaciones’ o alguna de las maravillosas obras de Séneca. Pero no solo me detenía en los estoicos. Aristóteles, Platón, Epicuro… más tarde Montaigne, Nietzsche. De todos ellos he ido extrayendo un saber que ha generado y marcado mi aprendizaje incluso como coach pero, sobre todo, en esa búsqueda de paz interior. Todo ello al compás o a la par de otros textos sobre budismo que, también, englobo en esa sabiduría o filosofía de vida.
El estoicismo es una corriente postsocrática de pensamiento. Los estoicos no defendían una resignación ante lo que nos venga, o una aceptación del destino, o entrenar nuestras emociones como para aguantar todo lo que se nos eche encima. No. El estoicismo pretende entender el mundo, el funcionamiento del mundo para así poder adaptarnos mejor a él. Pensar nuestra circunstancia para poder desenvolvernos mejor.
Autoconocimiento. No depender de aquello que nos puede esclavizar. Saber para desenvolvernos mejor en la naturaleza, en el entorno.
Cuando alguien nos habla, sobre todo cuando nos cuenta su pesar o sufrimiento, tendemos a sermonearlo sin dejarle decir. Atención y silencio.
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