Diario de un Estoico. Lo que el viento nos deja. Semana 13

N/21.L

 
Comienzo la semana frente a una tostada de pan, impregnada de tomate natural triturado y una pizca de sal. Sin aceite. Acompañada de un café solo y comprobando esas partes del pan que no han llegado a quemarse, quedando algo más reblandecidas. Normalmente son esas zonas las que más absorben el tomate.
Empezar la jornada, reflexivo, con pensamientos que van de dentro hacia fuera, que no quedan, es la mejor manera de iniciar una semana que será larga y, por ende, intensa.
 
Todo lo que hacemos tiene la capacidad de generar armonía y buen ambiente en todo lo que nos rodea o, por el contrario, causar dolor y discordia.
Y todo lo que hacemos o decimos, se origina en el pensamiento. Tras cada emoción y acción, hay un pensamiento.
 
Todo cambia constantemente, por lo tanto nosotros también podemos cambiar y mejorar nuestro rumbo.
 
Acostúmbrate a no responder por impulsos ante esos estímulos externos. Alarga el espacio entre deseo y respuesta.
 
Deberíamos pensar más en el momento posterior a esa acción que te produce deseo, el arrepentimiento, y así evitaríamos muchas equivocaciones. Cambiar el foco.
“Cuando seas tentado por un placer, espera antes de dejarte llevar por él. Imagina dos situaciones en tu mente, la primera el disfrute inicial y la segunda el arrepentimiento posterior. Después compara ese arrepentimiento con el placer y la satisfacción de no haber caído en la tentación.” Epicteto
 
Leo que una niña ucraniana, Yeya Skalietska, de poco más de 12 años, ha publicado sus diarios. Los comenzó a escribir un día antes del inicio de la invasión a su país, Ucrania, y los han titulado en España ‘No sabes lo que es la guerra’.
Comenzó a escribir el mismo día de su cumpleaños, por desahogo, como una forma de enfrentarse al miedo que llega repentino.
“Me he dado cuenta de que no hay cielo como el que tenemos cuando hay paz. (…)
Hay cosas increíbles que no valoramos y ni siquiera sospechamos que pueden cambiar de un día para otro.”

Cuántas historias, cuántos diarios quedarán en los cajones, en el olvido o, simplemente y felizmente, serán leídos al cabo de los años por descendientes de aquellos y que podrán sentir y revivir situaciones que sin duda marcaron la vida de otras personas.
Un diario es eso, vida acumulada en unas cuantas páginas de papel.
 
Vuelvo a los pensamientos enrevesados. Un pensamiento enrevesado, para mí, es aquel que, por instinto o percepciones, adelanta acontecimientos que no tienen por qué ser pero que no está de más el prever. Por un por si acaso.
Esto me hace sentir mal, sin ninguna duda, pero también me pone en alerta.
La alerta, si somos capaces de controlar, nunca está de más.
 
¿Cómo puede ser que en ciertos momentos leamos de los sabios, de esos coach nuestros particulares, aquello que realmente necesitamos en ese momento?
Leo de Séneca: “El sabio se armará mucho antes de ser atacado. Es demasiado tarde preparar la mente para soportar peligros una vez que estos ya han aparecido.”
Un enemigo nos hace más daño si nos pilla por sorpresa. Preparar nuestra mente para cuando finalmente se presenten, si se presentan.
 
Hace ya años, bastantes, viví una situación que no supe gestionar bien. Cuando algo te pilla por sorpresa, un revés de la vida, una circunstancia adversa, tu respuesta puede ser acertada o no. En ese momento el instinto responde de la manera que sea, se defiende ante la adversidad, crece o, por el contrario, se empequeñece.
Cuando sabes que algo va a ocurrir, porque se dan las circunstancias para ello, porque lo hueles o porque, simplemente, te han ido avisando de que va a ocurrir,  y no reaccionas o reaccionas mal, la responsabilidad, evidentemente, es tuya.
A día de hoy, todavía no entiendo ciertos comportamientos míos ante situaciones en las que sé que podía haber actuado mejor o, al menos, de otra manera.
Un idealismo exacerbado, un impulso, me llevó a defender a una persona a la que no le hacía falta mi defensa o, a lo mejor, ni siquiera la merecía. ¿Lo hubiese hecho él por mí? Pero yo lo hice.
Le defendí frente a los que eran mis superiores en aquel entonces, con lo que, desde ese momento, según ‘todas las apuestas’, estaba sentenciado.
Pero la sentencia no llegó en el momento. Hubiera sido un error por su parte. De manera inteligente, llegó más tarde. Y de manera sibilina no llegó por los protagonistas directos, llegó por los indirectos, esos con ansia de entregar la cabeza del que había mordido la mano que le daba de comer por una lealtad tal vez absurda.
Otros compañeros me avisaban de que ese tercero lo haría sin remordimientos, convirtiéndose así en el ejecutor y haciendo méritos a los ‘jefes’. Yo lo sabía, pero no quería creerlo. Tal vez me sentía más fuerte en lo externo que en lo interno. Pero lo externo no estaba y lo interno se confío. No me preparé para la batalla final y, en esa mañana que no olvidaré, recibí la llamada: “no formas parte de mi equipo, mañana no aparezcas”.
¿Pude haber hecho algo? Pude, pero no me preparé para lo que era una previsión lógica.
¿Una lección? Una auténtica lección que no olvidaré jamás.
El exceso de confianza se paga.
 
He pasado a la librería con ánimo de comprar un par de libros, uno de ellos el segundo volumen de los diarios del escritor Rafael Chirbes. Leí el primero y me pareció intenso, desbordante, natural y sincero. No los he comprado. Me han llamado al teléfono, debía contestar y me han roto el momento.
Un diario público solo gana calidad por la sinceridad de quien lo escribe, que no oculta emociones ni pensamientos, por muy miserables que sean. ¿Sabemos si es veraz?
 
 
N/22.M
 
Los amigos son muy importantes en la vida, en la mía lo son, y a los amigos los elegimos nosotros. Hay amistades que enriquecen y otras que nos agotan.
 
Si no eres capaz de hacer felices a los demás, al menos que tus actos no generen su infelicidad.
 
Todo el mundo está descontento con lo que consigue en la vida.
 
Si un entorno no te beneficia, modifícalo, te costará menos conseguir tus objetivos.
 
¿Tanto te importa lo que opinan los demás de ti? ¿Qué opinión valoras más, la tuya o la de los demás?
Clarifica lo que quieres, lo que persigues y serás menos influenciable por las opiniones externas.
La opinión más importante sobre tu vida siempre ha de ser la tuya.
 
Buscar anestesias como el consumo, el alcohol, la velocidad, la búsqueda constante del placer, no nos libera, solo nos impide tomar conciencia de lo que realmente somos o nos sucede.
Debemos cultivar nuestro estado de serenidad.
La travesía dura toda la vida, o tenemos bien fijado el rumbo o será fácil confundirnos durante el camino.
 
¿Estás satisfecho con tu vida?
¿Cómo calificas tu salud física?
¿Cómo te sientes habitualmente? ¿Feliz, infeliz?
¿Cómo calificas tu salud mental?
¿Sientes que lo que haces en tu vida merece la pena?
¿Tienes un propósito de vida?
¿Actúas bien siempre?
¿Estás contento con tus amistades y relaciones?
¿Con qué frecuencia te preocupas de si cubres tus gastos mensuales, si te llega?
¿Te preocupas mucho por tu seguridad económica?
 
Lo que vemos es el reflejo de un proceso mental que comenzará siempre con una idea de lo que quiero. A partir de ahí la mente forja una imagen de lo que desea, lo juzga como valioso y procura encontrarlo.
De deseos dementes nace un mundo demente.
De pensamientos de perdón, surge un mundo grato y apacible.
Lo que vemos es lo que creemos.
Elegimos. Podemos seguir soñando, sin tomar consciencia de que somos soñadores y nos llevará a experimentar pesadillas. Podemos seguir soñando tomando consciencia de que somos los que hacemos nuestros sueños y esto nos permitirá soñar sueños felices. (L323 UCDM).
 
Nos creemos que todo se nos ha dado, incluso el suelo que pisamos. Nos educan en la propiedad;  la propiedad genera el apego en aquellos que piensan que marcharán acompañados de todo lo material conseguido o apropiado.
 
¿La vida, trata de ir siempre corriendo a todos lados sin disfrutar de ella? La vida no trata de ir corriendo hasta la meta, sino de disfrutar el camino antes de llegar a ella.
 
Un pensamiento siempre va acompañado de una acción y una acción de un pensamiento.
Un pensamiento bucle es una obsesión. Algo que nos preocupa y le damos vueltas y vueltas, deteniéndonos en cada detalle, inventando o completando con afirmaciones que nosotros damos por sentado pero que nada tienen que ver con la realidad. No somos capaces de salir de ahí.
Son personas que se rayan con cualquier cosa, que se generan ansiedad.
¿Te suena?
En ocasiones pensamos cosas que no tienen ningún fundamento. Es como si nos recreásemos con la toxicidad.
 
Venir a casa directamente, sin paradas, ha sido lo  más acertado. Una ducha, un libro en silencio y la mente vuelve a su sitio, aunque los pensamientos continúen revoloteando.
Hoy sí he comprado el segundo volumen de los diarios de Chirbes. En ellos me he perdido un rato a sabiendas que estos libros, los diarios, los voy abriendo y cerrando según me da. Voy acumulando tantos para leer que no sé si el tiempo me dará.
 
Tengo la sensación de ser una especie en extinción. Raro donde los haya. Me disgusto conmigo mismo.
 
 
N/23.X
 
Duermo pensando en problemas, presentes o de futuro probable. Me despierto pensando en lo mismo. Gasto demasiada energía y, en ello, pierdo demasiado el tiempo.
 
Lo que opinen los demás de nosotros está fuera de nuestro control con lo que prestarle atención es una pérdida de tiempo.
De lo externo aprendamos todo lo posible, pero no será posible cambiarlo.
 
“¿Alguien me desprecia? Ese es su problema. Mi misión es asegurar que no hago nada que merezca desprecio.” Marco Aurelio
 
Tu tranquilidad es lo más importante, por encima de todo no puedes estar pendiente de ganar o no la estima de los demás.
Perseguir la aprobación de los demás generará ansiedad y te mostrará débil ante el resto.
 
Todo lo que es grande lleva su tiempo, no te rindas.
 
En estos ya cientos de páginas, ojalá algún día sean miles, voy construyendo un personaje nuevo, que soy yo, como protagonista del relato, más o menos aburrido, de mis días.
Lo que somos no nos abandona. Se queda. A veces no nos cabe en la memoria y por eso lo guardamos en las páginas limpias de un cuaderno, como las fotos que antes dejábamos en ese cajón y ahora quedan en las memorias de los móviles, para morir con nosotros.
Las páginas escritas no mueren, viven.
Escribir un diario es tratar de controlar el tiempo y así entender todo eso que somos.
 
Jim Rohn, que fue empresario, autor de numerosos libros y conferenciante motivacional, decía que somos el promedio de las cinco personas con las que pasamos más tiempo.
La calidad de nuestras relaciones impacta directamente en nosotros, en nuestras decisiones, incluso en nuestra personalidad.
Cuando todo es alegría, el viento sopla a favor, no hay problema. Cuando las cosas se tuercen, es otro cantar.
Saber estar solo también es una inversión para nuestro bienestar personal.



N/24.J
 
Es verdad que el alcohol no es bueno para la salud, es nocivo. Es verdad, también, que cuando bebes, además de perder algo la vergüenza, de pasar a un estado eufórico, te olvidas momentáneamente de todas esas preocupaciones que te acechan. Te vas a dormir con una especie de alegría ficticia y despiertas, a la mañana siguiente, comprobando que la realidad sigue siendo la misma, que los problemas continúan ahí, no se han evaporado y que los obstáculos o los superas sereno o tropezarás.
Y todo esto ahí, de mañana, ahora, mientras tomo este café tras unos kilómetros de caminata a ritmo y trato de enfrentarme a otro día en el que solo yo, solo uno mismo, se enfrentará con cada uno de esos problemas que de seguro a todos nos acompañan. Y soy consciente, conociéndome como me conozco, que cuando supere o resuelva todo, volveré a buscarme otros, menores o mayores, porque mi vida jamás ha sido una balsa de agua en calma. Hasta un charco lo convierto en una ola.
 
Acepta tus defectos, es la única manera de que nadie los utilice contra ti y te afecte por ello. Ríete de ti.
 
Estar siempre preocupado no es vivir, es vivir fuera de uno mismo.
Estar pendiente de solucionar aquello que no de pende de nosotros.
Sintiéndonos culpables porque nada es como creemos debería ser.
Porque no conseguimos cambiar lo que hay que cambiar.
Porque las circunstancias que nos invaden son demasiado adversas.
Porque nunca conseguimos hacer aquello que sabemos podríamos hacer de otro modo.
Cada vez ríes menos.
Cada vez te enfadas más.
Cada vez vives menos.
Sin darnos cuenta… la vida se nos va.
Siente la vida, como es, imperfecta y a veces ingrata. Pero vívela.
 
“Un hombre solo es interesante si cuenta sus sufrimientos, sus fracasos y sus tormentos.” Emil Ciorán
 
 
N/25.V
 
La literatura se hace desde la página en blanco a través del sentido del miedo del que escribe. Escogemos las palabras. Viramos la mirada y aprendemos del silencio.
 
Praemeditatio Malorum, visualiza aquello que temes. Piensa en la adversidad.
Lo malo no es lo que ocurra, si ocurre, lo malo es que no sepamos responder o reaccionar a lo que ocurra.
El exceso de optimismo, en ocasiones, puede ser destructivo.
Imaginar lo malo nos ayuda a prepararnos.
 
Templanza es también saber decir basta a tiempo.
Vicio es el exceso, la falta de autocontrol.
Coraje es la fuerza para superar los reveses de la vida.
 
Lo correcto siempre será correcto aunque nadie lo haga, lo incorrecto siempre será incorrecto aunque lo haga todo el mundo.
 
Habla en positivo. La forma en cómo hablamos nos define.
 
Viviendo cada día todo lo que soñamos conseguimos que de tanto sentirlo, exista.
 
 
N/26.S
 
Los que somos así, insulsos, con poca sangre navideña, no tenemos ningún derecho de quitar esa ilusión poética que tienen, transmiten, otros en estas fechas en las que todo se llena de una luz especial: Navidad. Realmente siempre he envidiado esa alegría, ese deseo de calidez familiar. Tener alguien cerca, dejarte llevar por esa magia, al menos llena de calor estos fríos días.
 
Nos convertimos en esclavos de nuestros propios sueños.
Crea, aporta al mundo.
Si tienes miedo a que se te caiga tu estilo de vida, eres su esclavo.
 
Chipirónico. Lo que da de sí poner una excusa para no comerte un fantástico plato de chipirones a la aplancha que te acaban de cocinar y servir. Chipirónicamente hablando.
 
Creo que no me recuerdo aburrido. Nunca que me aburrido. ¿Debería aburrirme más?
 
No es fácil hacer todo lo que queremos hacer, pero sí es fácil hacer cosas, que no cuestan nada y se nos pasan por alto como, por ejemplo, pensar más en los demás o ignorar el “qué dirán”, o no irritarte tanto, o ser más respetuoso.
 
Cuando algo de otro te moleste piensa si eso mismo lo hiciste tú en otras ocasiones.
 
Esas conversaciones con mi hijo, en la comida, cuándo vamos en coche, son únicas. Es bastante como yo, no excesivamente hablador, hay que llevarle a sus temas y de ahí ir hilando hasta conversar de esas cosas que a mí me interesa saber y conocer, de él, de su vida que, al fin y al cabo, es la mía.
No me suele preguntar mucho. Creo que presiente si me encuentro bien.
Es muy suyo, muy hacia dentro. Suelta poco y se va comiendo las cosas muy para sí. Es muy como yo en ese sentido. Todo dentro y poco fuera, hasta que lo de dentro nos explota y nos provoca esas ansiedades que van y vienen.
Hay que conversar mucho más, aunque a veces nos cueste. Hay que soltar fuera las piedras que nos pesan, aunque se nos quede alguna china.
Esos momentos los vivo muy intensamente. Sé que algún día no serán tan frecuentes, como sé también que otros padres ya no los viven igual porque sus hijos llevan otro tipo de vida. Todavía cuento con ese privilegio que pienso aprovechar mientras pueda.
A veces llenamos nuestras vidas de ilusiones o inutilidades dejando ir momentos que verdaderamente llenan. Si algo nos llevamos el día que partamos es el alma y el corazón llenos de esos pequeños momentos que merecen la pena. Eso sería, en realidad, partir tras una vida plena.
 
 
N/27.D
 
Muy remolón, pero salí a cumplir con el reto running de la semana. Un sol glorioso, no más de 3ºC para acompañar estos kilómetros.
Maravilloso desde el inicio. Una refriega de mente por esos caminos que me recuerdan los de Minaya y que consiguen inundar mis pulmones de un aire algo más puro que el habitual.
 
Tendemos a normalizar lo extraordinario. El campo es extraordinario, en el frío del amanecer o en el cálido atardecer.
El campo es la expresión del hombre a la tierra, esa unión que nos transporta a la esencia de nuestro Ser: nuestra vida.
La ciudad no sería ciudad si antes no hubiera sido campo.
 
Sabemos que la vida no es fácil, pero defiende tus metas, no renuncies a ellas por las piedras que te encuentras en el camino. No dejes de caminar. Se flexible. Se comprometido y disciplinado. No dejes que tus emociones te aparten de tus ilusiones.
Podemos estar tristes, no pasa nada.
 
Parece que la filosofía estoica se haya puesto de moda. Es como si muchos hubiesen descubierto ahora que esa sabiduría que, junto a otras corrientes de pensamiento, tiene más de 2.000 años, existiera o hubiera existido.
Artículos, libros, pódcast de unos y otros analizan y comparan aquello que escribieron personas como Séneca, Marco Aurelio o Epicteto, comparándolo con situaciones o necesidades actuales.
La filosofía siempre estuvo y está ahí. El estoicismo, el budismo. el epicureísmo, entre otras filosofías, han  estado ahí como aspirinas para el alma, para el Ser. Solo hace falta abrir un texto y dejar que te penetre.
Desde luego que no critico las modas y mucho menos las que provoquen leer, conocer y saber.
Siempre es bueno acudir a la esencia y no dejarse llevar por los oportunistas.
Descubrí a los estoicos leyendo filosofía antigua, fue hace tantos años que ni lo recuerdo. No sabría decir si fue Marco Aurelio y sus ‘Meditaciones’ o alguna de las maravillosas obras de Séneca. Pero no solo me detenía en los estoicos. Aristóteles, Platón, Epicuro… más tarde Montaigne, Nietzsche. De todos ellos he ido extrayendo un saber que ha generado y marcado mi aprendizaje incluso como coach pero, sobre todo, en esa búsqueda de paz interior. Todo ello al compás o a la par de otros textos sobre budismo que, también, englobo en esa sabiduría o filosofía de vida.
El estoicismo es una corriente postsocrática de pensamiento. Los estoicos no defendían una resignación ante lo que nos venga, o una aceptación del destino, o entrenar nuestras emociones como para aguantar todo lo que se nos eche encima. No. El estoicismo pretende entender el mundo, el funcionamiento del mundo para así poder adaptarnos mejor a él. Pensar nuestra circunstancia para poder desenvolvernos mejor.
Autoconocimiento. No depender de aquello que nos puede esclavizar. Saber para desenvolvernos mejor en la naturaleza, en el entorno.
 
Leo esta frase de Joseph Henrich, experto en biología evolutiva humana, antropólogo y profesor en Harvard: “Cuánto más rápido caminas, más individualista eres”. Seguidamente abro mi aplicación, en el smartphone, esa que mide los kilómetros y la velocidad que camino. No soy más o menos rápido, soy más o menos individualista.
 
“…tenemos dos orejas y una boca, para escuchar el doble de lo que hablamos.” Zenón
Cuando alguien nos habla, sobre todo cuando nos cuenta su pesar o sufrimiento, tendemos a sermonearlo sin dejarle decir. Atención y silencio.
 

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