14.03.2021... TRANSFORMÁNDOT. 100 días de alarma.

Hoy, 14 de marzo, hace justo un año de aquél primer decreto de estado de alarma que nos confinó a todos. Ni estamos mejor, ni somos mejores. Ni estamos más unidos, ni hemos querido crecer como personas, ni tampoco lo hemos hecho como nación.

Nuestro estado emocional está en precario, nuestro estado físico tampoco es el mejor (al menos en algunos casos) y nuestros derechos como ciudadanos están totalmente limitados.

Somos más desconfiados. Vivimos en una incertidumbre permanente y la inseguridad nos acompaña cada día.

¿Cuántos españoles han muerto en la más absoluta soledad? 72.258 fallecidos oficiales en España. 2,6 millones en todo el mundo.

Menos fuertes.
Más envejecidos y tristes.

¿Cómo llegó esto del Coronavirus?
¿Cómo será el futuro?

Aquellos días, desde ese 14 de marzo 2020, fueron los que menos he pensado en mí de toda mi vida. Pensaba en todas y cada una de las personas que me importan,  como nunca lo había hecho. Me emocionaba sintiendo todos esos momentos perdidos por nada, porque nada importa más que esas personas que son parte de nuestro caminar.

Y sí, cada día era un paso más hacia esa transformación.


Ahora, hoy, un año después, la situación no es mucho mejor que la de entonces. Continuamos en el segundo estado de alarma decretado por el gobierno de España.
“No se puede vivir para uno mismo. Eso es la muerte. La vida existe únicamente cuando vives para los demás o por lo menos te preparas para ser capaz de vivir para los otros. Pero, ¿cómo? A los otros no les soy necesario, tú no les eres necesario. Lo que pasa es que, cuando uno vive para sí mismo, busca relacionarse con la gente que le pueda ser útil: todos son ricos, poderosos, todos están satisfechos; y por eso, cuando uno vive para sí mismo, de repente mira a su alrededor, buscando a quién podría serle útil y le parece que no puede serle útil a nadie. Pero si uno ha entendido que la vida consiste en servir a los demás, entonces buscará el contacto con los pobres, los enfermos, los insatisfechos, y no alcanzará a servir a todos los que le gustaría servir.” Tolstoi
Vivimos envueltos en una falsa normalidad.

Seguimos desconcertados. Pero hay que vivir. Debemos seguir caminando, viviendo.

Sin darme cuenta, en aquellos días, 100, fui anotando una especie de credo personal. Nada nuevo para mí, pero sí creo pudiera servir de compás para muchos.

100 días son mucho o nada. Depende. Tiempo es.

Todo lo que se deja escrito, registrado, escrito está. No hay que contarlo dos veces.

Y aquella especie de diario, aquellos 100 días, han dado lugar a un libro: TRANSFORMÁNDOT. 100 días de alarma. Eso es lo que sentí y eso es lo que recomiendo: si para algo tiene que servir esta situación es para TRANSFORMARNOS como personas.

El libro no lleva un orden de temas, ni de ideas, porque tampoco obedece a un guion preconcebido. No nació como libro. Nació como un diario de viaje, nadie sabíamos lo que duraría. Hecho que a día de hoy, desgraciadamente, dura.

Cada día me surgía una preocupación, un tema que iba escribiendo con el solo objetivo de intentar ayudar a todo aquel que estuviera algo más inquieto o se dejara llevar por los consejos de un especialista en pisar charcos, embarrarse y meter la pata. Me ayudaba yo mismo a estar en calma.

Nunca pensé que aquél viaje duraría 100 días. Por tanto, nunca pensé, tampoco, que decidiría convertir lo escrito en una especie de manual de transformación personal.

Jamás he pretendido, ni pretendo, ser maestro de nadie, ni mucho menos ejemplo de nada. El verdadero maestro de cada uno está en su interior, pero debemos ser capaces de encontrarlo y para encontrarlo debemos buscar.

Es un libro atípico, sin un orden establecido. El día a día marca el destino que no es otro que la TRANSFORMACIÓN el CAMBIO.

Un libro de palabras y sombras.

El libro va dedicado a la persona más especial de mi vida: mi hijo Alex. Cada uno de mis pasos, de mis trabajos, el que sea y de lo que sea, va dedicado a él. El único éxito de mi vida es él. Curiosamente, como cada año, en unos días celebraremos el Día del Padre. Ser padre es mucho más difícil que ser hijo; ser hijo siempre es un orgullo.

He querido llenar las páginas de este libro, que te quiero recomendar, de Esperanza, de Optimismo.

OPTIMISMO, ESPERANZA, UNIDAD.

Tenemos una ocasión única para reflexionar sobre nuestras debilidades, para cómo superarlas conjuntamente.

Desde lo POSITIVO se construye.

La pandemia tiende a entumecer las mentes, a irritarnos con mayor facilidad. Pero podemos utilizarla para todo lo contrario, para hacernos más humanos, más compasivos y solidarios. Para Ser.

Dejar de ser víctimas y convertirnos en protagonistas: primero de nuestra propia TRANSFORMACIÓN Y CAMBIO, segundo del de la sociedad que habitamos.

Tal vez hayamos sido demasiado orgullosos. ¿Solo tal vez?
Nunca había reflexionado tanto sobre la impermanencia humana. Todo es impermanente.
Podemos tener de todo, formar parte de la elite del poder, disfrutar de comodidades, bienes y amigos, pero en un minuto todo cambia.

Ahora, en estos momentos, podemos vivir en un piso fantástico, con una cama inmensa y suave, en la que nos acostamos esta noche. Pero de pronto, no despertamos.

DESPERTAR.

Nuestra situación puede cambiar ahora mismo. Nuestra situación ya ha cambiado.

Apreciemos más a los demás.

Podemos ser nuestros mejores amigos o nuestros peores enemigos.

Todo en la vida pasa. Esto también pasará. Debemos continuar insistiendo en encontrar nuestro camino.

A menudo pensamos que son las circunstancias las que controlan nuestras vidas. No es así. Son las creencias las que nos hacen percibir y dar significado a esas circunstancias.

La calma se mantiene si nos centramos solo en los aspectos de la vida que podemos controlar.

Interpretemos esta realidad con OPTIMISMO.

Optimismo personal. Optimismo colectivo.
El optimismo es bienestar, es vida.

Nos alejamos de lo espiritual y nos volvimos cada vez más materialistas.

Mirar atrás no sirve de nada. No avanzas mirando al pasado. No valen los arrepentimientos. No vale lo que pudo haber sido y no fue. Lo que vale es CAMINAR HACIA DELANTE.

Todo CAMBIO en la vida siempre comienza con un sueño.
La vida son pequeñas decisiones. Un gran cambio es la suma de muchos pequeños cambios.

SER CONSCIENTE DE TI.

Conocer tus valores. Vivirlos. Utilízalos para crecer, para conseguir tus objetivos.
Cuestionar tus creencias y reforzar las positivas.
CREE EN TI. No te diría absolutamente nada más.

Solo tenemos una salida: CREER en NOSOTROS.
Conquistar tu interior es el primer paso para conquistar tu mundo exterior.
CREER EN TI aunque sea en lo único que creas.

No importa lo que los demás crean. Lo que importa es lo que nosotros creamos.

Sí, volvemos a escuchar palabras como confinamientos, ansiedad, miedo. Incertidumbre, inseguridad, fracaso, depresión.

Estamos en una situación realmente rara, incómoda, dolorosa.

Estar aislados en nuestras ciudades. No tener libertad, movilidad.
Busquemos la Fuerza de lo Pequeño, esa que está en cada uno de nosotros.
Hay muchos que, por costumbre, dicen que todo es imposible. Al menos no deberían interrumpir a aquellos que lo intentan.

Nada es IMPOSIBLE.
No hay nada que no podamos conseguir.

Algunos ven siempre sombras, oscuridad. Otros sabemos que hay luz, oportunidad.

En tiempos así puede parecer complicado, difícil. Demasiado optimista. Pero en el otro lado ¿QUÉ HAY? ¿Más oscuridad?

Me quedo con el OPTIMISMO.

El libro, en formato papel, ya lo puedes adquirir en la web de la editorial (AQUÍ ☝️)y en breve lo podrás comprar también en Amazon.

Y si quieres la versión kindle ya está disponible en Amazon pinchando 👉AQUÍ.

Gracias...

Comentarios

Publicar un comentario

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 33

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30