31.01.2021... Un año VUCA.

“Como hay tanta gripe, han tenido que clausurar la universidad. Desde entonces, mi hermano y yo vivimos en casa, en Palafrugell, con la familia. Somos dos estudiantes ociosos”, escribe Josep Pla en su cuaderno el 8 de marzo de 1918.
En aquel entonces, más de 100 años atrás, una gripe era suficiente para cerrar universidades y dejar a los alumnos en casa.

Hoy, algo más de 100 años después, los universitarios están en sus casas, siguiendo las clases online, perdiendo la esencia de la vida universitaria, porque una pandemia nos tiene acorralados a todos.
Los abuelos tienen miedo a salir a la calle y han dejado de visitar a los nietos.
Los cuarentones y cincuentones, luchamos con el día a día intentando agarrarnos donde podemos para que no nos lleve la corriente.

Hace un año que comenzó todo. Hace un año que apareció un señor en la tele, de apellido Simón y estilo desordenado, para decir que en España se daba el primer caso pero que todo estaría controlado. Un año después, no solo los contagios continúan sino que los muertos superan los 60.000 solo en España.

Un año después de aquél primer caso español, tenemos vacunas pero no sabemos cuándo estaremos todos inmunizados. Todo es tan lento que el cansancio físico y emocional aparece hasta en los espíritus más resilentes.
Todos, jóvenes y mayores, en los que el tiempo marcha dejando en el recuerdo encuentros, abrazos y besos,  parecemos envueltos en una nube tóxica, desesperanzada. Es demasiado tiempo.

¿Optimismo?



Enero iba a ser ese mes de propósitos, pero tal vez esté siendo, haya sido, un verdadero despropósito. Y escribo ‘tal vez’ porque uno todavía, a día de hoy, con la que está cayendo, es de los que piensa que de todo se aprende y de todo se sale, también de las circunstancias adversas.
Enero siempre es un principio, nunca el final.

He aprendido en este tiempo cansino, que vivimos en una sociedad donde los individualismos han fracasado y solo se puede caminar poniendo en valor lo común, en equipo, como verdadero motor de las familias, las organizaciones, de la sociedad.

Esfuerzo, Solidaridad, Fuerza, Colaboración.
Organización, Comunicación, Optimización.

No nos forman para trabajar en equipo. Nos han enseñado a competir y competir supone el fracaso de unos o de otros.
Nos moldean, desde bien pequeños, para ser el mejor: el mejor hijo, el mejor del cole, el mejor amigo, el mejor estudiante, el mejor marido, padre, trabajador, vecino… el mejor de todo.

Pero el tiempo, las canas, me dice que el mejor resultado lo dan los equipos.
Que se llega antes al final del camino acompañado.
Que los problemas, cuando los hay, se resuelven más fácilmente si se comparten.

Compartir.

Nos cuesta trabajar en equipo, así nos va. Nos cuesta unir esfuerzos, consensuar soluciones. Nos cuesta hacer comunidad.

El verdadero liderazgo está en ser capaces de hacer buenos equipos y compartir resultados. Un país ante una adversidad como la que vivimos, debe caminar en equipo.

Parece que todos estamos pasando por la misma prueba. Todos, a nivel global, vivimos frente al mismo problema. Pero no todos lo enfocamos de la misma forma.

No todos evaluamos las necesidades de igual manera, por ello no le damos las mismas soluciones ni somos capaces de liderar de manera común para cumplimentar con mayor rapidez nuestro objetivo.

En este año de pandemia hemos observado como frente a una misma adversidad, en vez de unir fuerzas, algunos se han dedicado a competir. Y no es tiempo de competiciones.

Vivimos una realidad incierta, que cambia constantemente y nos obliga a estar atentos y adaptarnos casi sobre la marcha.
Vivimos en un entorno VUCA.

El concepto de entorno VUCA nace en el 11-S y se refiere a un entorno extremadamente volátil dominado por la incertidumbre, muy complejo y que requiere un alto nivel de toma de decisiones, muchas de ellas difíciles. 

Por eso es tan importante el liderazgo de equipo, efectivo y capaz de gestionar la crisis y guiar al grupo a través de los obstáculos y la incertidumbre. 
Líderes con una gran fortaleza interior, resilencia y templanza. 

Las siglas VUCA en inglés significan Volatilily (Volatilidad), Uncertainty (incertidumbre), Complexity ( complejidad ) y Ambiguity (ambiegüedad).
Volatilidad: los numerosos cambios que acontecen y a la velocidad con la que se suceden.
Incertidumbre: incapacidad de poder prever los acontecimientos y la posible evolución de los mismos.
Complejidad: para entender y gestionar todo cuanto sucede, para tomar decisiones y poder encontrar las mejores soluciones.
Ambigüedad: debido a la complejidad, resulta extremadamente difícil interpretar lo que está sucediendo, entender las relaciones entre los distintos hechos para poder establecer una estrategia de actuación. 

Esta situación que nos trae la pandemia provocada por la Covid 19 es más VUCA que nunca y prueba de ello es lo cambiante de la situación y la dificultad para realizar previsiones a corto y medio plazo. 
Analizar el presente, mirar el futuro con optimismo e innovar.
Como escribo siempre, para ser un líder exitoso en un entono VUCA es necesario, en primer lugar, saber liderarse a si mismo para poder liderar al equipo y afrontar el futuro de manera optimista y consciente.
Ser capaz de adaptarse a las circunstancias.
Ser flexible.
No dejar de aprender.
Generar confianza.
Ser empático.
Desarrollo del optimismo y resilencia.
Enfoque sin distracciones en soluciones.
Saber gestionar las emociones negativas.
Comunicar.
Cooperar y consensuar.

Nada va a cambiar de un día para otro.
No debemos intentar cambiar el mundo pero sí hacer todo lo que esté en nuestra mano para que todo vaya a mejor.

El liderazgo personal y de equipo se hace imprescindible para generar a todas estas mentes cansadas, un mínimo de optimismo y esperanza.

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