26.07.2020... Reflexiones del Verano IV.

Llegamos al final del último domingo de julio. Pasan los días, pasa el mes, de este verano que se está haciendo raro. Convivimos con este maldito virus y cada día asistimos asustados, con una sensación de incredulidad, a esos nuevos brotes, en uno y otro lugar del mundo, a nuestro lado.

He regresado de pasar el fin de semana en Minaya. Normalmente, por el pueblo, no se ven muchos vecinos por las calles, pero ahora no se ve a nadie. Calles anchas y largas, jamás aglomeraciones ni cruzarte, si no quieres, a menos de 4 metros con nadie. Pero los vecinos se guardan en sus casas, evitan el contacto. Es nuestra nueva normalidad que, sin darnos cuenta, es una anormalidad absoluta.


Aun así, disfrutar del campo, del despertar orquestado por los pájaros, del atardecer rojizo y de esos instantes en el porche, en la noche, cuando el calor que nos ha achicharrado se desvanece. Es de una majestuosidad infinita. 

En estas dos noches, la luna aparecía justo por donde el sol rojizo acababa de desaparecer horas antes. El cielo envuelto en estrellas. Todas las que no vemos en la ciudad. Mi hijo y yo buscábamos el significado del movimiento de la luna en estas fechas. Tan simple, tan bello. 

Te das cuenta de que la felicidad es de lo mas sencillo. Se olvida cuando volvemos a este ruido inmenso.

Hay ciertos momentos, de verdad, que te cambian el ánimo. Que te recuperan. Sé que soy un privilegiado de poder vivirlos. Dejé muchos sin vivir a su lado, por culpa de las ocupaciones, del deseo de más y más. Ese tiempo no lo recuperaré jamás, pero no perderé ninguna de las oportunidades que la vida me da para estar a su lado.

Sé que a muchos, incluso en ocasiones a mi mismo, les parece una estupidez que lo piense. Pasaría así lo que me quede de vida. Mirando el cielo, leyendo, escribiendo tonterías, despertando temprano, al amanecer, con esos cantos. 

☝️ Tendemos a vivir la vida que otros quieren que vivamos y en ocasiones así nos va.

No es tan difícil. Lo más difícil, tal vez, es lo más fácil: vivir la vida que deseas.

Somos responsables de nuestra vida, aunque no lo parezca. No es difícil practicar lo sencillo y lo simple.

➡️ Trazarnos un camino y confiar en él.

➡️ Dejar de quejarnos de una puñetera vez.

➡️ Usar el tiempo bien. Dejar de tirarlo a la basura dedicándolo a cosas que no nos aportan nada.

➡️ Cuidar nuestro cuerpo. Nuestro futuro depende de lo que cuidemos el cuerpo.

➡️ Rodearnos de personas que nos aporten y enriquezcan, no que nos resten.

➡️ Abrirnos a lo nuevo.

➡️ Ocupar nuestro tiempo en aprender y conocer.

➡️ Fluir. Dejarnos ir.

El tiempo hay que vivirlo.

Debemos dar por perdidas, definitivamente,  aquellas batallas que ya no podremos ganar. 

➡️ No resistirnos al cambio. 

Ir hacia delante.

Somos los protagonistas de nuestras vidas y, curiosamente, el guion de la película lo escribimos nosotros. Podrá ser un drama o una comedia.

Somos fuertes. Debemos creerlo.

👉 Toma conciencia de ti mismo.

👉 Saber quién eres y cómo eres.

👉 Saber lo que quieres y por qué.

👉 Saber para qué estás aquí.

👉 Saber que puedes decidir.

👉 Ser consciente de cada paso que das.

Nuestra mente, nuestro cerebro, está en nuestras manos.

Somos los responsables y tenemos el poder de manejarlo.

Conduce tú, no te dejes conducir.

DESPIERTA.

No actúes complaciendo a los demás. Actúa para ti, para cumplir tus objetivos y metas.

Cada acción debe llevar una dirección.

Tú no eres tu mente. Controla tu mente y tendrás todo ese poder interno en tus manos.

Tu mente te puede dominar o puedes ser tú quién domines a tu mente. 

Aprovechemos lo que somos, aprovechemos lo poco que tengamos, que puede ser mucho, aprovechemos los momentos, el tiempo.

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