29.04.2020... Día 47: El Tiempo.

Leer las noticias hoy debería haberme animado, pero no ha sido así. No me he sentido animado. Desconfío. No veo un plan claramente establecido para volver a la normalidad y tampoco es algo que se vaya a producir a corto plazo.

Las medidas del gobierno, las fases para la desescalada, nos llevan a una situación de aparente normalidad a finales de junio. Estamos hablando de dos meses

¿Quién sabe lo que puede pasar en dos meses? Tiempo.

👉 El tiempo es importante siempre, ahora lo es más. 


Del tiempo depende no solo que haya menos contagiados y fallecidos, sino que el día después no sea devastador, económicamente hablando.

Estos días pienso y hablo mucho del tiempo. El tiempo que llevamos así, el cómo pasa el tiempo, el tiempo que se nos va sin saber cómo.

❇️ La diferencia entre un tiempo y otro es inmensamente pequeña y, en ese espacio mínimo, nada es como era.

Para unos el tiempo pasa de manera lenta, para otros pasa muy deprisa; para ambos ese espacio de tiempo es el mismo.

Eso, precisamente eso, está ocurriendo en estos días tan diferentes para unos u otros.

El tiempo ocupado, prácticamente no existe. El tiempo desocupado, envuelto en pensamientos variados y variopintos, ansiosos, se hace eterno.

Ocupar el tiempo te hace no pensar, incluso te olvidas de esos problemas que te vienen, aunque sea momentáneamente.

↗️El poder del tiempo.

Los hay que no saben qué hacer con tanto tiempo y los hay, estamos, aquellos que nos falta el tiempo.

En mi caso particular, reconociendo de mis peculiaridades y rarezas, puedo asegurar que soy de los que les falta. Cuando llega la noche,  me siento en el sillón un rato, analizo y tengo la sensación de haber perdido mucho durante el día.

➡️ El tiempo hay que saber utilizarlo, es un tesoro; no utilizar el tiempo supone desperdiciarlo. Desperdiciar el tiempo es no vivirlo.

➡️ ¿Qué somos? Somos tiempo.

¿Cómo? Claro que sí. Somos lo que vivimos, lo que aprendemos, lo que hacemos; somos lo que sufrimos, lo que recibimos.

Y todo es tiempo.

Todo ello, en su conjunto, somos nosotros.
- ¿Que es una carreta? -le preguntó el sabio a un rey- ¿Acaso es los ejes, las ruedas o la estructura? ¿La carreta es la suma de sus partes?
- ¡Claro! -respondió con cautela el rey sabiéndose observado-. La carreta existe gracias al ensamblaje de las ruedas, el eje y la estructura; es el conjunto... y no existe una entidad 'carreta' más allá de esta relación.
El sabio quedó muy satisfecho pues logró demostrar al rey que su propio nombre, 'Nagasena', no describía más que una colección de relaciones y sucesos, al igual que pasaba con la carreta. es decir, el compuesto de su cuerpo, sus amores, experiencias, sufrimientos, su piel, sus sueños, uñas, temores y recuerdos eran lo que en conjunto lo conformaban.
Este pequeño relato, perteneciente a un escrito budista del siglo I,  busca demostrar la relación que tenemos con la naturaleza del tiempo.

Como he dicho, somos tiempo.

Tanto el pasado como el presente, se hallan en nosotros. Somos nosotros.

➡️ Nosotros narramos nuestra historia en el tiempo.

Cada uno de nosotros, cuando termine esto, contaremos nuestra historia, nuestro tiempo.

Habremos pasado miedos, incertidumbres, ansiedad, temor; seguro también algún momento en el que hemos puesto en valor lo mucho o poco que somos, lo que de verdad importa.

👉 Habrá sido nuestro tiempo y lo seremos nosotros.

Y soy consciente de que muchos lo habrán pasado muy mal. Algunos habrán imaginado ese mal al ponerse en la piel de otros; otros muchos habrán dejado en el camino, en estas crueles circunstancias, a un ser cercano y querido. Lo sé.

Aun con todo esto, que es y será parte del tiempo, de nosotros, yo seguiré alentando, provocando, que lo que cada uno de nosotros dejemos escrito, junto a nuestras lágrimas, alguna sonrisa, sea fortaleza, aprendizaje y, sobre todo, gratitud por estar, por vivir y por todo lo que sí hay y tenemos.

Feliz noche.





Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 33