Día 13: Cuestión de Actitud.


#1DíaMenosCoronavirus

Hoy he tenido que salir a la calle. De la casa al coche, del coche a la oficina; de la oficina al coche y del coche a la casa. No me habré cruzado con más de dos personas en la calle, eso sí, coches muchos. Madrid está vacío, pero se siente vida tras cada una de esas fachadas.

No todos los días despertamos igual. Unos lo hacemos con el ánimo más subido, otro nos baja. No siendo una persona excesivamente positiva, sí trato de buscar la positividad en cada despertar. 


Mis pensamientos son de ánimo, de fuerza; mis reflexiones buscan extraer la fortaleza de cada uno y, de alguna manera, tratando de pellizcar a los demás me pellizco yo también

Todo es cuestión de actitud.

Cada día hay algo más que se convierte en reto,  además de vencer el dichoso virus, es el vencernos a nosotros mismos.

Estos días me sorprende el tiempo. Cómo es posible que nos impongamos a nosotros mismos esos ritmos tan devastadores, de prisas, sin tiempo de parar a pensar, a reflexionar o simplemente a mirar. Todo, antes, era con prisa y, simple y llanamente, así nos iban las cosas.

Ahora hay tiempo para pensar, para escuchar el silencio, para reflexionar y encontrarnos con ese ser fantástico que somos nosotros.

Ahora podemos escucharnos, analizar nuestras emociones, reconstruirnos de dentro hacia afuera con la solidez suficiente como para que esto aguante.

¿Volveremos a las prisas? Yo no quiero volver a eso. No pienso volver a eso. No quiero volver a estar metido en mil charcos mojándome y llenándome de barro hasta las cejas. ¿Para qué?

Solo la mente es capaz de hacer brotar nuestra creatividad; son momentos de dejar espacio y tiempo a la mente y crear.

Estoy seguro que, cuando termine esto, muchos comenzarán de cero. Habremos vencido al enemigo, ese virus hijoputa, pero también habremos vencido ese miedo que teníamos a enfrentarnos con nosotros mismos.

Pretendo simplificar la vida, la mía. Simplifiquemos nuestras vidas. Evitar estar siempre en constante multitarea. Hacer una cosa en cada momento.

Pretendo perseguir de una vez mis sueños, que cada vez son menos, y no aquellos que me vienen impuestos desde el exterior. Nunca es tarde. ¿Verdad?

Pretendo dedicar tiempo a lo que me gusta. El tiempo se va; el tiempo se ha ido amigos.

Pretendo ser positivo y agradecido. Necesito ser más positivo de lo que soy. Todo lo que trato de positivizar en los demás luego lo negativo en mi. Eso no puede ser.

Pretendo dar más las gracias por todo y a todos. Si superamos esto, que lo superaremos, será gracias a muchos y, por qué no, también a nosotros que habremos aprendido a Ser y Estar.

Pretendo leer y escribir mucho más. Es lo que me hace sentir bien, en calma, en equilibrio.

Pretendo seguir estando pendiente de todas y cada una de las personas que me importan, no sabría ser de otra manera, pero también comenzar a estar un poco más pendiente de mi. 

Pretendo meditar más. Mucho más. Dedicarme ese espacio para conmigo.

Todo es actitud. La actitud, me doy cuenta estos días, es lo más importante.

¿Con qué actitud nos levantamos cada día? De ello dependerá nuestro día a día y nuestra vida.

La actitud, ahora y siempre, lo es todo.

A veces nuestra actitud cambia, por eso, porque realmente no sabemos lo que queremos de la vida. Si sabemos lo que queremos, lo que nos motiva, nuestra actitud se transformará.

La actitud es movimiento, es compromiso.

La actitud es propósito, es querer, es hacer.

Gordon Allport definía la actitud como un estado de disposición mental, organizado que ejerce una influencia directa en el comportamiento de una persona en su día a día.

Y es así amigos. Despertar con una actitud o con otra diferente hace de tu día que sea más luminoso u oscuro.

¿Por qué no aprovechamos estos días y tratamos de mejorar nuestra actitud para ser un poco más plenos y felices?

Somos dueños de nuestra vida. Tenemos la responsabilidad y el control tanto de nuestros éxitos como de nuestros fracasos. Lo hecho, hecho está. Centrémonos en lo positivo de cada situación.

Cada error es una oportunidad.

Cada circunstancia es un aprendizaje y una fortaleza más.

No podemos controlar el futuro, tan solo el presente, nuestro presente.

Recupera esos proyectos que dejaste a un lado.

Ponte objetivos que te llenen y motiven a ti. Deja de querer cambiar el mundo. Cambia tú. 

Si estás triste en estos momentos, eres tú, nadie más. Pero si estás alegre, también serás tú y sin duda lo trasladarás a los demás.

Todo es actitud y depende de ti.

Feliz noche.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 33