13.01.2020 Los problemas...

Ayer no escribí, no me apetecía, pero hoy sí he querido dejar por aquí estas reflexiones de bien, para el que guste leer. Sin más.

Solo hay un problema en la vida y ese es que te digan que vas a morirte. El resto siempre se podrá solventar de una u otra manera.

Comenzar así este post, en esta jornada, es realmente duro, insano diría yo. Tiene que ver con las conversaciones que en los últimos días tengo, con personas a las que importo y que me importan y que tratan de hacerme ver, o discutir conmigo desde diferentes razonamientos, que el único problema importante que nos puede traer la vida es el de la salud.


En la experiencia que tengo, tampoco excesiva, en tratar con personas en situaciones de crisis, bloqueos o sufrimiento emocional, cuando les dices algo así lo primero que te responden es eso de “ponte en mi lugar”. Es complicado ponerse en el lugar de otro cuándo para él un problema le está nublando la visión total de la luz

Pensamos que cada cosa que nos ocurre es un problema. Los problema verdaderos no son de índole económica, de trabajo o de placer. Los problemas verdaderos son de salud.

“Te queda un año, tres meses o días de vida”, eso sí es un problema.

Nos complicamos la vida nosotros mismos. Nos pensamos inmortales.

Para cualquier cosa a la que nos enfrentemos, o propongamos en la vida, lo más importante es la cabeza y no el cuerpo. En la cabeza está el éxito o el fracaso. En la cabeza está el cómo nos enfrentamos a las circunstancias y problemas. En la cabeza están todos esos pensamientos que nos dirigen hacia un lado o hacia otro.

Sin darnos cuenta, el no gestionar bien nuestros problemas, esos que siempre nos van a acompañar, nos puede suponer perder la salud. Y eso lo elegimos nosotros.

Nosotros elegimos dejarnos llevar por esa oscuridad en la que entramos de cabeza, como si fuera un foso profundo del que nos será imposible salir, o gestionar las cosas desde la serenidad y la calma.

¿Qué prefieres conservar en la vida? ¿Qué es prioritario para ti? Sin duda la vida, por encima de todo lo demás.

Lo peor que te puede ocurrir es ser incapaz de gestionar tus pensamientos y perder el control de tu mente. Cuando la mente te lleva por donde quiere, sin control, te echas en manos de lo más perverso y negativo: el miedo, la ansiedad, el sufrimiento.

Elige priorizar tu salud. Para eso debes elegir gestionar como sea tus pensamientos y emociones. El resto hay que dejarlo en manos del tiempo y el tiempo, si lo tiene que solucionar, lo solucionará, en caso contrario es que no merecía la pena ni siquiera pensarlo.

Piensa en ti mismo y en tu estado tanto físico como emocional. Los miedos que te vienen hoy no son reales, son fruto de esos pensamientos tóxicos que te inundan la mente y que no tienen por qué ocurrir.

Tendemos a exigirnos, a culparnos de todo y por todo. Tendemos a ser los jueces de nuestro propio fracaso, de nuestros errores.

Tenemos demasiadas cargas y, una de ellas, la principal, es la sensación de haber fracasado en nuestra vida por el cómo nos pueden ver los demás. Solemos vivir según lo que se espera de nosotros y pocas veces partiendo o pensando en nuestras propias necesidades.

Vive como tu quieras vivir sin perjudicar a nadie. Nadie nace para triunfar o para estar siempre siendo reconocido por los demás o que nos digan continuamente “lo has hecho bien o que bueno eres”; nacemos para caminar en la vida en armonía y serenidad con nosotros mismos, necesitamos Paz Interior y eso se consigue, sin ninguna duda, cuando cambias tus prioridades y esa primera prioridad, sin duda alguna, eres Tú.

Tal vez el primer cambio que debas hacer sea cambiar la manera de ver las cosas, cambiar la manera de ver esa realidad que tu crees que es. Esa cambio estriba en cambiar tus creencias que han sido impuestas por la sociedad o aprendidas a base de tu educación. Vivir por tu propio bien no tiene que suponer una culpa por hacerlo, a pesar de que la sociedad está hecha para el Tener y no para el Ser.

Olvidemos el estar constantemente dando una imagen que no es, dando la talla en todo. El único mérito debería ser con nosotros mismos. El único mérito debería ser estar orgullosos de ser y hacer lo que deseamos.

No confundas hacerlo bien con hacerlo bien según las creencias de los demás. Haz bien por tu bien.

Todas las reglas, opiniones o verdades son subjetivas, depende de cómo se mire o quién las diga. Cada uno tenemos nuestras opiniones dependiendo de nuestro punto de vista. Cada persona tiene su verdad y su verdad no tiene por qué ser la tuya.

La felicidad solo se puede conseguir con salud.

Pasa a la acción.

De nada vale estar todo el día pensando, ni en positivo ni en negativo. Lo único importante es lo que hagas y hacer depende de ti.

La tristeza, los bajones, siempre estarán por ahí para sorprenderte cuando menos te lo esperas. Actúa.

Nunca es el momento perfecto pero cambia lo que creas que debes cambiar.

No te rindas.

Haz una lista con todo aquello que quieres y ve a por ello.

La esperanza es el principio fundamental para producir un cambio en tu vida.

Se cambia porque se tiene esperanza de estar mejor.

Todo comienza por la forma de pensar. Si no cambias tus pensamientos no cambiarás.

Todo cambio comienza en tu propia mente.

Piensa de manera distinta.

Cambia tus creencias y cambiarás tus expectativas. Si crees que puedes podrás.

Cambia de actitud y cambiarás de comportamiento.

La actitud afecta, indudablemente a tu salud.

Tu malestar y sufrimiento son fruto de tus pensamientos y esa interpretación errónea que haces de la realidad.

Las preocupaciones no aportan nada. Las preocupaciones complican aún más la situación y siempre tienen consecuencias para ti mismo. Mantén la calma interior, es la mejor forma de enfrentarte a los problemas y la mejor manera de que tu salud no se vea afectada.

Lo importante eres tú. Todo se arregla menos, como hemos dicho, una cosa.

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