05.01.2020... Me pido...!
No sé si es hoy un día de escribir, pero no quiero dejar pasar la oportunidad a este primer domingo del año 2020.
Del debate político actual, o la investidura del nuevo presidente, no diré nada. Me margino, políticamente hablando, no vaya a ser que me de por escribir y escriba lo que no debo. Del inicio del año galdosiano, merecido homenaje a don Benito Pérez Galdós, que me parece muchísimo más interesante que lo primero, anotaré que deberíamos sentir orgullo de tener grandes maestros de la literatura en esta país nuestro, que a veces celebra más lo ajeno que lo propio. Galdós es un escritor para leer siempre y, si no se ha leído, este año es una oportunidad para hacerlo; para disfrutar de su realismo y de esas novelas que narran de manera amena, divertida y entretenida esa historia de la España del XIX.
Hemos comenzado enero. Terminan para muchos vacaciones, días de relax, de vertiginoso consumo, de encuentros familiares y de amigos, de tensiones varias y variadas, de melancolías circunstanciales y de exceso, mucho exceso, de todo, hasta de ruido. Y comenzamos mes, a subir esa cuesta de enero que, no solo por los kilos de más, se nos hace difícil iniciar y volver a coger el ritmo del año, que comienza entre variadas listas de propósitos.
Por eso creo, también, que el mes de enero suele ser un mes emocionalmente complicado.
Pasado esta noche de ilusiones, uno llega el martes a la realidad y se da cuenta que debe enfrentarse a otro año en un estado de cansancio generado por la efervescencia de esas lucecitas navideñas que se apagan.
Así, como es noche de ilusión, de pedir a los RRMM regalos, ilusiones o deseos, pidamos. ¿Por qué no? El 'no' ya lo tenemos. Es como cuando éramos pequeños y pedíamos tres o cuatro juguetes para ver si caía alguno (porque entonces recibías un regalo, nada más).
Es verdad que unos dan poco y reciben mucho. Otros dan mucho y no reciben nada. Y otros se dedican a medir a unos y otros, desde la ventana, sin dar ni recibir.
Es verdad que hay que dar y no pedir nada a cambio. Yo opino que hay momentos, y por qué no, que también hay que pedir.
Yo no he sido mucho de pedir nunca. Me educaron así. Sí creo que he dado, y seguiré dando, aunque ni se me reconozca, ni desee que se haga, ni pretenderé nunca se me devuelva. Y no solo hablo del ámbito profesional que, haya estado donde haya estado o esté, lo he dado y daré todo, también hablo del personal.
Ahora que uno pasa los 50, quiero pedir, no solo para aquellos que son importantes en mi vida, que siempre les desearé lo mejor, pido para mi, aunque pueda sonar egoísta.
Y puestos a pedir...
Pido tiempo para utilizarlo mejor. Para corregir mis errores. Para Ser más por dentro.
Pido fuerza para no rendirme en las adversidades y así no terminar derrotado.
Pido respeto a cómo soy que es lo que me hace auténtico y diferente.
Pido Vivir el presente mucho más de lo que lo vivo.
Pido Creer más en mi para seguir creando mucho más de lo creado.
Pido generosidad, comenzando por mi mismo, para todos aquellos que lo pasan mucho peor que personas como yo.
Pido calidad de vida para todos.
Pido más humildad, comenzando también por mi.
Pido Salud, Serenidad, Paz y Poesía.
Pido algo más de sencillez.
Pido poder seguir aprendiendo de los errores, de los fracasos de mi vida.
Pido reírme más. No es fácil, pero cada vez que lo hago, de cuando en cuando, me sienta de maravilla.
Y pido dejar de desear y disfrutar más de lo que soy y tengo.
No sé si será mucho o poco, lo que sé es que muchas de estas peticiones normalmente dependen de uno mismo así que su Valor, el valor que tienen estas cosas, posiblemente sea muy superior a cualquier otro regalo que mañana algunos puedan obtener.
Y como hoy no pensaba escribir mucho más... termino.
Me gusta. Es al fin de cuentas una lista de decretos personales, de peticiones internas. Al fin de cuentas que el 2020 sea lo que cada quien quiera que sea, y haga acción para lograrlo. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tus comentarios. feliz 2020. Un saludo
Eliminar