10.10.2019... Hay días y días...

Hay días en los que no te sientes de ninguna de las maneras en las que uno debería sentirse cuando vive.

Son esos días en los que cierras las ventanas y no quieres que entre el sol, aunque sabes que es el sol el referente, el que brillará siempre. 

Hay días que te ahogas y sientes como que te falta el oxígeno; que piensas y repiensas en demasía. Días en los que giras y giras sobre ti mismo, como una peonza, sin avanzar.

Hay días en los que el vacío te llena de nada. Días en los que necesitas más de lo que no tienes porque simplemente no lo has tenido.


Son esos días que parece no han sido por qué soñabas que no estabas.

Días en los que te recuerdo que tu ser no es nada.

Hay días en los que correrías más allá del camino y saltarías al vacío de lo real porque vives en un mundo que no te pertenece.

La verdad es que todos tenemos días de esos; días que te encuentras bastante ido, que las cosas no te vienen o salen como pretendes o quisieras. 

Son esos días en los que te das cuenta de que eres de cristal y puedes romperte, en cualquier momento, en mil pedacitos si no te cuidas como debes.

Tal vez demasiados años envuelto en un ruido inadecuado pero del que te es difícil salir porque todo gira a su alrededor.

Son esos momentos en los que te preocupa todo y piensas demasiado en todo. Son esos momentos en los que mas crees que debes preocuparte de ti y no dejarte ir tanto.

La salud de uno no es solo caminar y comer más o menos sano. La salud de uno es cuidar la mente, cuidar de tus emociones.

La salud es ser tú y no lo que los demás quieren que seamos llevándonos por un camino muy diferente al que realmente pretendemos o queremos.

Si ya has llegado hasta aquí, si ya sabes lo que es, para qué seguir en esa tortura constante que va deshaciendo lo poco que queda de Ser persona.

Si no te gusta cómo te has hecho, si no quieres ser como eres, solo tú puedes cambiarlo, nadie más.

¿Quién nos obliga a hacer lo que hacemos? ¿Quién nos obliga a estar en un lío constante de vida, a no disfrutar ni siquiera de esos momentos que te ofrece el día porque vas tan rápido que no te da tiempo ni a mirar o contemplar lo que te rodea?

Tienes que salir del atasco mental que solo tú te has producido.

Has encontrado el camino, lo tienes, no dejes de visualizarlo y síguelo. Disfruta. Trabájalo. Tropieza, cae, levanta. Agárrate. Pero disfrútalo. 

Entramos en esa etapa de la vida en la que se deja de ganar y todo se pierde. Se pierde el tiempo, se va perdiendo la vida. 

Deja que sea tu corazón el que te lleve. 

Deja que sean los momentos los que te llenen y no los pierdas en el tiempo. 

Camina lento, disfruta del paisaje. 

Conviértete en tu objetivo. 

No pierdas más el tiempo, gánalo. 

Deja de lado todo aquello que no te aporte nada y prioriza todo lo que te importa.

Deja de poner excusas.

Responsabilizate primero de ti. 

Préstate atención.

Cuestiona todo aquello que te provoque ruido.

Cambia por ti y luego date a los demás.

Y sobre todo, vive la vida que quieres vivir.

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