13.07.2019... Escribir el vacío!

Estas últimas semanas escribo menos y lo echo de menos. 

Sé que puede resultar absurdo, sobre todo cuando eres consciente que aquello que escribes carece de interés y, además, ni si quiera lo haces medianamente bien, pero como en más de una ocasión he trasladado por aquí, simplemente uno escribe por necesidad mental, por desahogo vital y porque a me sirve como terapia desde siempre. Tanto es así que, en mis pocas sesiones o conferencias coaching, desde el primer día es algo que recomiendo hacer. Escribir es vivir. En mi caso, si no escribiera,  hubiera gastado buena parte de mis ingresos en acudir a un psicólogo para desprenderme de esas miserias que, como a cada uno, me acompañan. Así vierto mis pensamientos, absurdos o profundos, míos, en unos cuadernos que, el día que termine mi camino serán quemados o aprendidos como ejemplo de estupidez humana. ¿Quién lo sabe?


He sido y soy criticado por escribir. Por hacerlo mal. Y es verdad, yo también lo reconozco. No escribo bien. Si escribiese bien me hubiera dedicado a ello y, así, a lo máximo que aspiro es a publicar algún librillo de vez en cuando. Lo curioso de esto es que yo no critico a nadie por lo que hace. Me da igual. Es su mundo y cada uno tiene el suyo, el que crea es mejor para él.
Para dejar de juzgar el comportamiento de los demás es necesario comprender las necesidades y motivaciones que llevan a otras personas a ser como son. 
No debemos perder el tiempo señalando a otros con el dedo, debemos comenzar a mirarnos en el espejo. Y una buena forma de hacerlo es con un papel en blanco delante, escribiendo.
"Escribir es vivirse, conocerse, hacerse arqueólogo de uno mismo." José Luis Sampedro
A veces uno no tiene nada que decir, ese es el momento de ponerse a escribir.
"Que lo que haga tenga valor o no es secundario. Lo importante es que escribir es mi manera de ser, que nada reemplazará. Cuando imagino una vida afortunada, millonaria, veo siempre el lugar donde pueda seguir escribiendo. Si no fuera necesario comer, dormir, trabajar, no abandonaría este sitio, donde nada me incomoda, donde gozo del más completo albedrío, donde soy dueño del mundo, de mi mundo, sus fabulaciones, hazañas, torpezas, locuras, el mundo irreal de la creación, al lado del cual no hay nada comparable.” escribe Julio Ramón Ribeyro en sus diarios.
Es una reflexión que me encanta y que puedo hacer mío. No sabría vivir sin escribir y, cuando no lo hago, muero.

Escribir es una manera de descargar tensiones y preocupaciones. A veces incluso diría que cuando todo va bien escribimos menos, por ello, en una vida en la que todo son líos y desordenes, y si no los tienes los inventas, pararse frente a un papel unos minutos al día es abrir la ventana del alma para que le aire penetre renovando la energía.

Escribe.

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