M/L.1 Comenzar el mes de mayo y la semana en Minaya, con este despertar tan auténtico que me inundará de pena cuando volvamos a esa realidad que no es la nuestra. Volvió a ser ayer un día arropado en la felicidad, de esos que se cuentan como tesoros en una vida vapuleada por lo absurdo. Aquí llenamos los días con lo simple porque lo simple es lo que importa y tal vez eso, lo que nos importa, nos lleva al olvido de lo que no importa. Los paseos por el camino, la cerveza helada ‘en ca’ Jose antes de comer; la comida arropada por los padres, el café con el chupito con ese padre al que los años le aguantan fuerte y, luego, tras la cena, en esa tradicional celebración, junto a la inmensa iglesia de Santiago el Mayor, una de las tradiciones culturales más arraigadas en nuestro pueblo: los Mayos. El canto del mayo a la Virgen y a las damas cada 30 de abril cumplido. Realmente, si lo piensas, en ese espacio que eres simplemente tú, no necesitas más porque nada más te es necesario para vivi
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