19.05.2019... 51!

Termina hoy la semana, y el domingo, como el que comienza un año. 

Coincide este día con esa fecha del calendario en el que, mucho tiempo atrás, una tal doña Carmen daba a luz a quien escribe hoy, no con muchas ganas, estas líneas desenfadadas.

Llega uno a los 51 agradecido. El mero hecho de estar vivo ya es motivo, no cada año, cada día, de un agradecimiento; el hecho de estar bien de salud, un privilegio.


Hoy he cumplido un año de vida más, pero desde que cumplí 50, tal día justamente hace un año, esta fecha no me genera esa ilusión, esa felicidad, esa alegría que supone o debería suponer el día de cumpleaños.

Me felicito a mi mismo por vivir, claro que sí. Por existir; lo celebro a cada instante. Por Ser, tal vez me quede mucho por aprender.

Cuando repasamos nuestros días, nuestro año de vida, normalmente nos viene a la cabeza lo malo, la mierda, todo aquello que no sale como nos gustaría o hubiera gustado que saliese. Todo ello viene acompañado de la queja. Nunca pensamos que todo lo que nos ocurre depende de nosotros, de nuestras decisiones.

Cumplir un año más de vida, además de ser un privilegio, es una nueva oportunidad, como cada día que despertamos. Cumplir un año más de vida es una responsabilidad.
No vale la queja, vale la decisión para cambiar aquello que no nos gusta o no hacemos bien.
¿Y ahora qué? Pues eso... ¿ahora qué?

Creo que comenzamos a ser realmente humanos cuando alcanzamos la madurez. Pero ¿cuándo se alcanza realmente la madurez? La madurez de ser persona, la madurez de pensar, la madurez de existir.

Todavía me despierto muchas mañanas pensando en todo esto. Pensando que uno ha tenido el privilegio de superar el medio siglo, que todavía le quedan muchas cosas por hacer, muchos proyectos por emprender, y la vida se va en lo superfluo en lo que no enriquece el alma ni el espíritu.

No le demos más vueltas, lo material se va o se queda; nos llevamos lo inmaterial, lo esencial, lo importante, nuestro Ser y la esencia que dejamos en forma de huella a aquellos que nos han conocido.

He dedicado parte de mi tiempo a formarme como coach, lo sigo haciendo, pero soy mi peor Coach.

Ahora, en fechas como esta, que pasan como un día más pero no lo son porque repasas, analizas y reflexionas más de lo habitual sobre el pasado, tengo más claro que nunca que nuestra actitud frente a la vida es lo que genera avance o, en cambio, parálisis.

La ilusión siempre provoca esperanza y la esperanza es la mayor motivación del Ser. Sin motivación no hay ilusión y mucho menos esperanza. Vivamos envueltos en ilusión y, si no lo has hecho antes puede ser que, un día como hoy, sea el inicio del cambio de actitud que cada cual necesita para Ser.

Gracias por mucho.

Feliz 51!

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