31.03.2019... Frente al miedo!

Creo que el año pasado, por estas fechas, escribí lo mismo que este mismo Creo que el año pasado, por estas fechas, me encontraba en el mismo lugar que este: Minaya.

Llevo bastante mal estos cambios horarios, aunque llevo bastante bien el paso del invierno a la primavera. Para aquellos que hacemos uso del madrugar, ese buen hábito que perdura en mi, este horario nos trastoca bastante hasta que cogemos el ritmo: a las 6.30 horas de mañana serán las 5.30 horas de ayer. Buen levantar.

He pasado la semana, nuevamente, entre viajes, esta vez en Zaragoza, terminando en Minaya. Los viajes me gustan pero también reconozco me desordenan demasiado. Pienso mucho, cavilo, requiebro los tiempos y, cuando llega el domingo, analizo y me doy cuenta que tampoco he avanzado lo que quiero.
El estar constantemente cavilando, pensando, provoca que perdamos el presente y, por ende, la vida.
Estar en constante pensar no soluciona nada, provoca preocupación por el pasado y miedo al futuro sin pensar en lo que sucede en el presente. Nos resta. Este tipo de mente provoca ansiedad.


Es un diálogo interno repetido y siempre sobre lo mismo.

Si vivimos ajenos al presente viviremos ajenos a la realidad.

Llego al fin de semana y me escondo en esos rincones como el que huye de las fieras. Trato de calmar mi mente, trato de centrarme en el presente, en lo que sucede en el aquí y en el ahora.

Siento que cada día soy un poco más diferente, que no distinto.

Me doy cuenta de que nos rodean pequeños detalles, pequeños milagros cotidianos a los que no damos la mayor importancia. Deberíamos pensar más en ello.

Me siento en mi patio, me dejo acariciar por el sol. No me apetece nada más. Repaso los días, repaso los pensamientos, alguno anotado para no olvidar. Me apetece respirar, escuchar el sonido del viento y el cantar de los pájaros. Digno silencio. Es la representación de cómo siento esos momentos: digno y en silencio.

Los momentos de soledad te hacen encontrar y enfrentarte con tus miedos. 

Miedo a que todo termine, a que no nos de tiempo a terminar lo que empezamos; miedos a no enmendarnos.

El miedo va unido a nosotros con lo que hacemos nuestro o se adhiere a nosotros.

Normalmente nuestros miedos tienen que ver con todo aquello que no podemos controlar, lo externo.
Tememos el futuro cuando ni siquiera sabemos si despertaremos mañana.

Si fuéramos capaces de entender el por qué de nuestros miedos, podríamos desprendernos de ellos sin problemas.

Desde que nacemos comenzamos a sufrir y, por lo tanto, a temer. Comenzamos a sobrevivir.

Todo es arbitrario; todo sucede como sucede. Uno sube y baja como va y viene. Uno viene y va como baja y sube. La vida es una montaña rusa en la que nos dejamos llevar en un vehículo, nuestros pensamientos y emociones, que se dirige por unos raíles sin control. Nos subimos y nos lanzamos a un despropósito de sensaciones que en momentos, perdido el control, nos hacen sufrir.

El miedo es una emoción más a la que enfrentarnos en el día a día.


Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 33

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 34