24.03.2018... Aprovecha tu vida para Ser.

Que cada día es una experiencia es algo de todos sabido; que de cada experiencia nosotros hacemos nuestro día a día, también. Acertamos o no en nuestras decisiones por lo que creemos sabemos o, sencillamente, pensamos.

No sé por qué escribía ahora mismo, en un papel, que éxito no es ir o venir, llegar a no sé dónde o volver; tener o no tener. Si nos paramos a pensar un segundo, nos daremos cuenta que para todos el éxito suele estar en lo que los demás ven y eso nos hace vivir en una permanente contradicción, un estado de confusión que provoca ansiedades y frustraciones ya que, realmente,  hacemos y vivimos pensando en los demás más que en nosotros mismos.

¿Qué es éxito para ti? 
No solo me lo pregunto habitualmente, se lo pregunto a las personas que me rodean o que me permiten hacerlo. 

¿Qué es para ti el éxito? ¿Tu éxito va unido a tu felicidad? ¿Eres feliz porque tienes éxito? ¿Pero es tu éxito o es el éxito que ven los demás que tienes?

¿Por qué deciden terminar con su vida personas que, en apariencia, para nosotros, han llegado al éxito? ¿Tienen de todo y por eso se suicidan? Simplemente tienen un éxito que los demás encumbramos pero no es su éxito vital.



La felicidad puede ser considerada como ese conjunto de estados que tienen que ver con la mente y que pueden ser gestionados a voluntad propia. ¿No?
¿Somos responsables de ser?

Para unos la felicidad es tener dinero, o éxito, o poder. Para otros la felicidad es tener paz, serenidad. Y todo es no solo respetable sino legítimo. Pero, en esta sociedad en la que habitamos, que hemos construido entre unos y otros ¿a quién admiramos? ¿A quién aplaudimos o encumbramos? ¿A ese que tiene mucho de todo, todo aquello que termina en -azo, cochazo, pisazo, puestazo... ? ¿O admiramos a ese que camina por la calle en paz, pleno o que se sienta en el césped de El Retiro con plenitud y serenidad, sin prisas? No nos engañemos, la respuesta es sencilla. En primer lugar al segundo le ignoramos, simplemente no nos interesa; al primero tratamos de conocerle, puede aportarnos más de una manera u otra. 

Pero es verdad, a lo mejor el que pasa el día sentado en el parque es que no puede llegar a más y el que no hace mas que acumular riquezas es que supera en inteligencia al resto. Bueno, pues también puede ser o, tal vez, lo que realmente sea es que uno prefiere vivir de una manera más cómoda, confortable, para él y el otro en el vértigo continuo porque es lo que mantiene vivas sus necesidades.

¿Pero, realmente, que te hace verdaderamente feliz? 

Yo creo que, sinceramente, es una discusión muchas veces baldía. No encontraríamos el término medio porque lo que puede ser para uno nunca lo sería para otro. Lo que sí es cierto es que cuando escuchas a personas que han vivido en los dos extremos, en el alto con todo lo que conlleva pero sentían vacío y han decidido abandonarlo todo para Vivir no en el deseo continuo y continuado del más, sino en el estar y sentir, encuentras muchas respuestas a todo esto. Hablar sin experiencia es opinar sin más razón que el pensamiento.

En lo personal puedo decir que me he pasado toda mi vida pensando que mi paz vendría del tener, del lograr, del ser (con minúscula) o del hacer siempre más; estaba totalmente equivocado, La Paz interior viene del Ser (con mayúscula).

No quiero tener, quiero Ser. Posiblemente tenga, pero no Soy. Entonces ¿para qué?

Queremos, deseamos cosas, porque pensamos que nos darán más felicidad y con ello, paz.

Queremos coches, casas, fiestas, altos puestos con mayor remuneración, que nos admiren. Deseamos lo que desean los demás.  Cuando lo tenemos, normalmente volvemos a desear otros coches, otra casa, otro puesto de trabajo, otro objetivo, más dinero, otro, otro y otro más porque si no, en primer lugar, no destacaremos y, en segundo lugar, no podremos mantener lo que vamos acumulando y eso nos provoca seguir y seguir en un círculo que normalmente no tiene más fin que el que ya sabemos todos. 

Estamos obsesionados por buscar la felicidad. Leemos libros que escriben otros o nos convertimos en fieles seguidores de aquellos que en apariencia nos exponen felicidad, cuando posiblemente ni ellos lo sean. Vamos al gimnasio en esa búsqueda incesante de la felicidad porque pensamos que con un cuerpo 10 seremos más felices que con este michelín habitual. 
¿Cuánto o cuántas cosas hacemos para creer o hacernos sentir más o menos felices?
¿Acaso sabemos lo que es la felicidad?

¿Qué es la felicidad para ti? ¿Qué es la felicidad para nosotros?

¿Felicidad es seguir los cánones que nos marca la sociedad? Relaciones, horarios, estudios, trabajo, marcas... Si tienes todo eso ¿quiere decir que ya eres feliz?

Nosotros somos los responsables de nuestra felicidad. Si damos poder a los demás, o a lo demás, para ser felices, jamás lo seremos.

Seguimos a los demás sin pensar. Acatamos por no llevar la contraria.
El concepto de felicidad de otros no tiene por qué ser tu concepto de felicidad.
Cuando hemos sido educados en unas determinadas ideas, en unas creencias, es muy difícil deshacerte de ellas.

Hay momentos en la vida, normalmente envueltos en alguna adversidad o frente a un lecho de muerte despidiendo a alguien querido, en el que comienzas a hacerte preguntas que jamás te habías hecho y lo importante de ello es que te cuesta encontrar las respuestas, o simplemente no quieres escuchar.
Normalmente aquellos que más queremos aparentar y ostentar, aquellos que más queremos tener o ser somos los que menos tenemos. 
La clave, por lo tanto, para unos y otros, es ser feliz en el presente. Sentirte feliz por lo que ya tienes y eres.

Encontrar tu misión en la vida.

Encontrar lo que deseas realmente; aquello que te hace verdaderamente feliz.

Busca tu felicidad.

Encuentra tu camino.

Haz lo que sientes.

Sé responsable de ti.

Responsabilizate de tus sueños, de tus actos, de tu vida.

Solo dejamos huella si somos realmente felices.

Solo tienes una vida. Puedes hacer con ella lo que quieras: una vida o una mierda de vida. Y solo tienes el presente, el ahora; tú presente, tú Ahora.

¿Por qué solemos dejar para mañana nuestro Ser, nuestro Vivir?

No hay tiempo.

No tenemos tiempo para hacer lo que nosotros deseamos. ¿Por qué no dejamos de hacer lo que piensan los demás que debemos hacer y hacemos lo que nosotros queremos hacer?

Curiosa y tristemente, hay momentos en los que verdaderamente nos damos cuenta de que solo tenemos una vida y la estamos perdiendo.

Aprovecha tu vida para ti.

No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Ve a por aquello que deseas, no lo dejes pasar.
Mira tu vida desde tu punto de vista, no desde el punto de vista de los demás.
Y, por supuesto: abrázate, quiérete y ve a por ello.

Como siempre estas reflexiones no tienen por qué ser compartidas, incluso pueden resultar una estupidez para muchos. Pero son mías. El hecho de escribirlas me obligan a Ser.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 25

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 26

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 27