13.07.2018... ¿Poesía...?

En esta semana laboral que uno termina, llevado por esas tierras de Huesca y Zaragoza, entre sombras y cielos repletos de luz, se queda uno con esos momentos, casi siempre menores, que se llenan de poesía.

¿Qué es poesía?

Poesía puede ser todo o puede ser nada. Poesía puede ser un instante, una sonrisa, una mariposa revoloteando; o puede ser el amargo de un llanto o un grito de desesperanza.
La poesía es el sentimiento de una vida, la desesperanza en el camino o el silencio del destino.
A la poesía se va como el sediento en el desierto, buscando el rincón del silencio.

Ni todos leen poesía ni mucho menos la escriben.


Para escribir poesía debes dejar encontrarte contigo y, a veces, eso duele.

La poesía habla, expresa sentimientos. Cuando comienzas a escribir un poema la pluma comienza a paladear, sobre el papel, el sentido del ser. 

Cuando escribo unos versos, cuando doy forma a un poema, no sé muy bien el cómo pero sí suelo saber el por qué.

Cuando pienso qué es la poesía, al menos para mí, creo que es como una forma de evadirme. Un escape, una salida más como lo es la escritura en general, una terapia, un lienzo en blanco para destrozar a base de brochazos. 

La escritura es una manera de vaciarnos; la poesía una forma de dejar las manchas que producen los vómitos de nuestra mente en soledad.

Blas de Otero decía algo así cómo que podemos preguntarnos si hay que escribir como se habla, pero de lo que no hay duda es de que no se puede escribir como no se habla… 

El otro día yo dejé la pluma suelta mientras reflexionaba sobre 'el poema' y corrió sobre la página así...

Nace un poema de la sed de palabras.
Cuando lloras sin ganas
porque un vacío inunda tu espacio.
Al dormir en silencio
dejando que la luz del día abrigue tu alma.
Nace un poema cuando has desechado
mirarte al espejo.
Cuando camuflas tus pasos
en unos cuantos recuerdos.
Vomitando adjetivos 
que no distraigan cada pensamiento.
Nace un poema de esos versos
que se agarran al infinito de tu sombra.
Cuando aprendes que sólo se rompe
lo que sobra, y una y otra vez
pegas y pegas sin memoria.
Nace un poema del olor a sangre
que dilata tus venas sin misericordia.
De haber roto las zapatillas
siempre huyendo de tantos dilemas.
Nace cuando has escupido al viento
y recibes el problema
en forma de bomba.
Así nace un poema
de manchar estas páginas
mientras esa mirada
de un sin fin de golondrinas
me acaricia a la vez
que el cielo nublado me levanta.

Es lo curioso, que sin pensarlo, más que en reflexión, llego a la conclusión de que así nace un poema.

Ni me siento, ni lo soy, poeta. Pero me encanta parecerlo. 
En este mundo de villanos ocultos, sentir y parecer, ya es vivir.

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