29.03.2018... El pequeño gran Secreto.

La verdad es que el paso de los años a todos nos va provocando un estado de análisis y reflexión que te genera impaciencia. Impaciencia por corregir los pasos mal dados, impaciencia por ser, impaciencia por hacer.

Estos días tuve una de esas conversaciones que realmente necesitaba tener. Una conversación con alguien que siente la reflexión del ser y que busca la paz interior como forma de expandirla a los que le rodean.
Estar bien significa estar en paz contigo y para estar en paz contigo debes perdonarte, limpiar la mente, alejarte de posibles culpas y pensar en el Ahora.
Sacarnos del tiempo y ser capaces de vernos como alguien nuevo a cada momento. Si fuésemos capaces de hacer algo así, con nosotros, sin duda que generaríamos un influjo sobre los demás mucho más positivo de lo que hacemos actualmente.



Queremos ser diferentes a como somos o hemos sido. Sabemos en qué nos hemos equivocado o en qué hemos acertado. Queremos cambiar y para ello debemos hacer algo distinto a lo que hacemos ahora.

Darnos esos permisos que no nos damos.

Debemos tratarnos como no nos tratamos ahora.

La sociedad en la que vivimos, las tradiciones, ejercen una poderosa influencia sobre cada uno de nosotros, pero lo cierto es que somos libres de tomar nuestras propias decisiones y construir nuestro propio sendero en la vida. Debemos asumir nuestra responsabilidad. 

Pero decidir tomar las riendas de nuestra existencia nos genera miedo. Tenemos miedo a la libertad. Por eso cuando nada se transforma es porque, en primer lugar, somos nosotros los que nos resistimos a cambiar.

No importa la edad que tengamos. Ni lo desoladoras o adversas que sean nuestras circunstancias actuales. Estamos a un solo pensamiento de dar el primer paso. Nadie dijo que fuera un proceso fácil. Pero para empezar a vivir nuestra propia vida, esa vida que nos transforme, que nos cure, esa vida de la que los que nos rodean puedan verse reflejados, el cambio es sin duda nuestro mejor aliado.

Comienza la acción a partir de hoy y veras resultados.

Tenemos miedos.

Creencias limitantes.

Tenemos Culpas.

Si nos desconectamos de quienes somos, perdemos nuestra frescura, la fuerza.

Los hábitos determinan nuestro destino. 
Los éxitos nacen de la creencia de que es posible, los fracasos simplemente de no creer.
Hay momentos en los que uno pierde la creencia en sí mismo. Ese momento en el que dejas de creer en ti, que te sientes descolocado, te hace sentir porque tu mismo te crees que has fracasado.

Pero la creencia es un estado emocional, o te sientes o no lo sientes. La convicción o certeza que las cosas van a suceder como crees.

La creencia no es real, es una percepción de tu cerebro sobre la realidad. Y esto es lo más importante para salir del fracaso.

La acción es el momento en el que tú entras en contacto con la realidad.

Para caminar hay que querer dar un paso y ponerse a caminar; para cambiar hay que querer cambiar. El cambio lo provoca la acción y la acción es provocada por una decisión.

Sentirte bueno, sentirte que lo vas a hacer bien. Todo depende de ti. Si crees en ti mismo, actúas con seguridad.
Toda acción tiene una reacción. Si crees en ti obtendrás una respuesta.
Ya somos ricos, solo que todavía no lo sabemos. Y ésta es la causa de nuestra permanente sensación de pobreza. 

Para vivir una vida plena, necesitamos ponerle consciencia. Saber quiénes somos y para qué estamos aquí. Es el pequeño gran secreto de la vida.
"Averigua si la vida tiene algún sentido o si tiene algún valor. La vida solamente ocurre. Solamente ocurre. El complejo mente-intelecto le da un sentido y luego quiere conocer el sentido. La vida no tiene sentido. El verdadero sentido de la vida es que la vida no tiene sentido. Solamente ocurre." Ramesh S. Balsekar

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