25.03.2018... El Hábito...

Llega un momento de la vida en el que la reflexión y el análisis interno deben ser mucho más profundos de lo que a lo mejor han sido hasta ahora. Parece que hay tiempo para todo pero no lo hay. El reloj de la vital no para de marcar cada segundo, lleva su ritmo constante y somos nosotros los que hemos de manejar los tiempos en nuestro beneficio interno y no en beneficio de lo externo. Sólo así podremos trasladar, a los que nos rodean, esa paz y serenidad que supone lo verdaderamente importante en la vida y que es nuestro crecimientos interior.


Terminaba la semana, el día, caminando. Caminando en soledad. Una soledad que es necesaria porque es interna; una soledad que nada tiene que ver con la soledad del ser.  

Infinidad de veces he escrito sobre los 'Hábitos' y sobre el 'Tiempo'. Es algo que me obsesiona tanto que, normalmente, soy el primero que me pierdo en él y en vez de ser yo su dueño él se apodera particularmente de mi.

Una de las grandes lecciones que estoy aprendiendo este año es que es muy fácil perder los buenos hábitos y muy difícil volver a recuperarlos. Estoy aprendiendo que el tiempo pasa tan deprisa que cuando nos damos cuenta nos hemos salido de la carretera y hemos podido estrellarnos contra la valla protectora, para luego hacernos más difícil volver a recuperar la dirección adecuada. 

Aprendo que cuando queremos convertirnos en mejores o peores que otros, lo único que estamos haciendo es separarnos, alejarnos tal vez de lo más importante.

Si dedicas todo el tiempo del mundo a los trabajos, más en desorden que en orden; si la prioridad pasa a ser lo material por encima de lo espiritual; si te zambulles en el comer y beber en vez de dedicar tiempo al deporte; y si crees que porque tengas el mejor curriculum y una colección enorme de tarjetas de visita con cargos y cargos, eres el mejor del mundo te diré que realmente nada de eso te hace especial,  ni nada de esto te genera un equilibrio de mente y espíritu. Todos estos elementos son externos.

Es cierto que cuanto mayor sea el estatus  que tengamos o creamos haber conseguido, más difícil va a ser conocer la Verdad y, por consiguiente, ser Libres.
“Las diminutas cadenas de los hábitos son generalmente demasiado pequeñas para sentirlas, hasta que llegan a ser demasiado fuertes para romperlas.” Ben Jonson 

No sé si conocen este cuento oriental. Paseaban el maestro y el aprendiz por el bosque y de pronto el maestro le dijo al alumno: “¿ ves esa bellota? Cógela.” El alumno la cogió, y ambos siguieron andando. De pronto se encontraron con un arbolito pequeñito y el maestro le dijo al alumno: “¿ ves ese arbolito? Trata de arrancarlo”. El alumno tras mucho esfuerzo al fin lo logró. Siguieron andando y se toparon de frente con un inmenso roble grande y frondoso, con tronco grueso y raíces profundas. El maestro le dijo al alumno:¿ Ves ese roble? Arráncalo”. El alumno miró al maestro extrañado y le dijo: “maestro si con el arbolito casi no pude, ¿cómo voy a poder arrancar este roble?”. El maestro contestó: “tus hábitos son como este roble, cuando están muy profundamente arraigados es prácticamente imposible cambiarlos. Todo empieza como esa diminuta bellota que llevas en las manos. Si identificas que es negativo al principio es fácilmente remplazable. SI lo dejas por mucho tiempo, te pasará como con el arbolito, costará pero con esfuerzo lo lograrás. Si dejas que tus hábitos negativos se instalen en tu vida demasiado tiempo, se convertirán en un enrome roble imposible de arrancar.”


Todo tiene su principio y su fin. Volveré sobre ello. No quería hoy, vislumbrando este cielo rojizo, perder mis pensamientos en consejos interpretables. El hábito no hace al monje pero un monje siempre es capaz de recomponer su hábito.

Feliz noche amigos.

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