13.01.2018... Tarde de Invierno.

Creo que el frío embriagador de la mañana, con esos cielos grisáceos, que anunciaban la lluvia, me envolvió en una especie de nostalgia rural que me ha durado todo el día.

Olores a pueblo en una ciudad tapizada de asfalto, engullida en una sintonía de ruido y humo.

Son estos los días que invitan a mil lecturas, agarrado a la pluma por si alguna idea, alguna frase o algún verso se presta apresurado al papel.



Ayer en Albacete, esa ciudad provinciana, mía, llana, de ahí su nombre  Al-Basit, en árabe "El Llano" en alusión al carácter planiforme de la geografía del lugar. 

Albacete es una ciudad pequeña, no más grande que Getafe, capital de provincia en la que se encuentra ese pueblo mío, Minaya, a no mucha distancia. 

Albacete guarda los últimos días de mi abuelo JM y, es cierto que, desde aquella última vez que le vi en vida, cuando su respirar buscaba la ida, no había vuelto a caminar por sus calles.

Una reunión de trabajo me permitió hacerlo ayer, sentir ese frío seco que caracteriza la zona y que tanto conozco y, cómo no, también disfrutar de un fantástico almuerzo en uno de sus rincones ejemplares y recomendables: El Callejón de los Gatos.

Creo que por eso hoy siento un poco más de nostalgia por mi tierra; como necesidad de beber de ese sabor de invierno que acostumbra, con sus olores y sus letanías de viento.

Ando en esta tarde como preveía, de un libro a otro, de una nota a otra. No me apetece mucho más que sentir lo literario y ni siquiera encontrarme en este cuaderno me motiva a escribir mucho más. Así que hoy creo que lo voy a dejar aquí.

Tarde de invierno.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 29