22.11.2017... El orden!

Siento estos días una especie de necesidad de organización y orden. En mis años de trabajo, que son ya unos cuantos, de experiencia personal, asumo que cuanto más organizado estoy más rédito le saco al tiempo. Quiere esto decir que las semanas que tengo todo medianamente establecido por objetivos, tareas y listas ordenas por prioridades, mejor es el resultado en todo.



En mi día a día me doy cuenta, cada vez más, que la mayoría de la gente se levanta cada mañana a ver qué ocurre, caminan sin una dirección establecida para ver lo que les sorprende o, en algún caso,  apagar fuegos que van apareciendo a cada momento.

Lo sé porque a mi me ocurre de vez en cuando. A veces llego al final del la día como si hubiera hecho mucho, cansadísimo y, en cambio, ni he hecho mucho ni he producido nada; eso sí, no he parado de ir de un lado a otro, de un tema a otro, de una tarea a otra, disperso, sin centrar el objetivo ni terminar nada.

A eso le llamo, o le llamamos, falta de organización y planificación. Las cosas así es imposible que salgan como pretendemos. 

No soy cazador, ni si quiera me gusta asistir a ningún tipo de reunión, ritual  o evento que tenga que ver con esto, pero sí voy a utilizar aquí un símil como ejemplo de lo que quiero decir: ¿alguien se imagina saliendo a cazar conejos e intentar cazar dos a la vez? ¿Qué suele ocurrir? Pues que no se llega a cazar ninguno.

Por eso debemos centrarnos en nuestras acciones, planificarlas para cada día, listarlas y organizarlas.

¿Actuamos por impulsos?

¿Planificamos con tiempo?

¿Nos diversificamos?

¿Agendamos, organizamos nuestro día a día?

Nos perdemos en mil tareas desde que nos levantamos hasta que nos acostamos y eso, normalmente, significa perder el foco en lo realmente importante.

Eficacia, disponibilidad de tiempo y calidad en el trabajo.

Nos complicamos la vida nosotros mismos.

Ahora que preparaba unas notas para los programas de unas jornadas futuras, me hacía la misma pregunta que hago a muchos: ¿cuánto tiempo perdemos a lo largo del día? 

Estoy cogiendo la costumbre, en los últimos tiempos, de escribir mis objetivos en papeles. Les pongo fecha. En mi caso son varios, tal vez demasiados, los proyectos que llevo al tiempo; cada vez es más esencial para mi plantearme objetivos, temporizarlos, cada uno de ellos, y tener claro el tiempo que dedico cada día para conseguir cumplir cada una de las tareas que me llevará a ese objetivo.

Es vital tener objetivos, escribirlos, focalizarlos. Objetivos profesionales pero también personales.

Todos deberíamos levantarnos cada mañana teniendo claro el qué haremos para acercarnos un poquito más a ese objetivo vital. No entendería que alguien no lo tuviese. Es más, cuando alguien me dice que no lo tiene, que va por la vida a ver que surge, no le creo. Todos tenemos un objetivo aunque el hecho de tenerlo no lo es todo: hay que trabajar cada día para conseguirlo.

Si nuestro objetivo es un gran objetivo, debemos fragmentarlo en pequeños objetivos para que nos sea más fácil ir solucionando los pequeños problemas que nos pudieran surgir en el día a día.

Las famosas listas de tareas diarias, esas que vamos tachando según cumplimentamos. Si lo hacemos bien, nos permite centrarnos en cada una de ellas hasta conseguir.

No se realiza una gran obra, sin tener planificado de antemano las acciones a llevar a cabo en un tiempo determinado, que nos provoquen, en su conjunto, el proyecto que queremos.

No nos equivoquemos. Huyamos de los falsos tópicos de que la gente que tiene todo programado no vive la vida. No es cierto. No hay éxito sin método y el método no es fácil de conseguir.

Tengo un amigo, socio también, algo más joven que yo, con el que además de ser de enorme placer trabajar con él, me hace sentir realmente cómodo por lo ordenado, planificado y sistemático que es. Convivimos en varios proyectos con unos objetivos de crecimiento claros. Nada es fácil, ni mucho menos, pero trabajar con personas que sabes que, más allá de los días de excelsa y bienvenida locura laboral, anotan, ordenan, codifican y saben  lo que hay que hacer en cada momento en los diferentes trabajos; no sólo diría que tiene un valor incalculable, sino que te hace sentir tremendamente cómodo.

Cada vez es más importante el orden y la organización. Definir lo importante y prioritario de lo que no es. Lo sufro y experimento. El desorden lleva al caos y el caos es capaz de terminar con cualquiera. Y hay que escribir las cosas, visualizarlas, desahogarlas en un papel para leerlas y revisarlas cada día y darnos un cachete nosotros mismos si no hacemos lo que debemos. Pequeños pasos nos llevan a grandes cosas.

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