30.08.2017... Semblanzas de Verano XVI: apuntes varios.

Me he dado cuenta que cuando uno mejor quiere hacer las cosas, peor le salen. 

Hay que dejarse llevar, no pensar y que salgan como salgan, bien o mal.

Mi vida está llena de imperfecciones, soy el mayor imperfecto que existe y no lo niego ni lo negaré. Pero cuando me pongo a hacer algo, lo que sea, trato de que salga bien si no perfecto. 

Pero la vida indica lo contrario. Las cosas que mejor me han salido han sido de las que menos me he preocupado. 



Kierkegaard decía que la vida no es un problema que tenga que ser resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada. 

Preocuparte en exceso puede crear contratiempos. Querer buscar la perfección puede ser contra producente. 

No sé cómo terminará mi vida, quién puede saber cómo acabará la suya, pero sí sé que terminará con las cosas hechas, mejor o peor, y ordenadas. 

Lo curioso es que cada uno de nosotros somos el resultado de nuestras decisiones, de aquello que elegimos en cada momento, a lo largo de nuestra vida desde que hemos nacido.

Al igual que pienso que la felicidad se compone de la acumulación de pequeños momentos felices en la vida, el éxito, nuestro éxito, será el resultado del conjunto de esas pequeñas decisiones que vamos tomando en el día a día.

Las decisiones marcan la diferencia entre unos y otros.

En estos días he tratado, o trato, de clarificar mis objetivos para este curso profesional que da comienzo. Tampoco he querido ni quiero ser ambicioso, pero sí me he planteado cinco objetivos para centrarme en ellos completamente.

Con estos objetivos marcados y focalizados lo segundo que sé que debo y debemos hacer es ir marcando mis prioridades vitales para así poder tomar las decisiones correctas y coherentes en cada paso y en cada objetivo.

Y por último tratar de ir analizando las situaciones, reflexionando sobre ellas, para que no se tuerza el camino en ningún momento e ir en la dirección adecuada.

Esto que, aquí escrito puede resultar fácil, sin duda no lo es. Pero tampoco es difícil, todo depende de las decisiones que tomemos.

Creo que este verano, que comencé realmente agotado, no sólo física sino mentalmente, puedo decir que hecho un trapo, lo termino en equilibrio y con las cosas bastante claras. Todo depende de mi.

Lo mejor que puedo hacer por mi en estos momentos soy yo mismo, en un sentido espiritual del término.

Busco estos días una inspiración que no encuentro y tal vez es porque no necesito. Buscar algo con insistencia te hace no encontrarlo, si no buscas a lo mejor te das cuenta que lo tienes al lado y no necesitabas buscar lejos. 

Me rodeo de imágenes que me provocan recuerdos que hasta llegan a emocionarme. Me doy cuenta que tengo mucho más de lo que merezco porque a lo mejor tampoco valoró como debo. 

Echo de menos muchas cosas, las sonrisas no se encuentran en todas partes. ¿Que triste no?

Vamos a iniciar el camino.

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