31.07.2017... Semblanzas de Verano V: por los caminos.
Los veranos es lo que tienen: días de tranquilidad, días
de desconcierto. Perdemos el orden aunque nos llenamos de un dichoso desorden.
Ayer no acudí a mi cita dominical de reflexionar en el
cuaderno, lo hago hoy lunes. Qué más da un día que otro, lo importante es no dejar de estar.
Los lunes como este, tal vez algo apenado de ver pasar
los días y saber que solo en la retina quedarán los momentos, ese despertar
silente o esa nobleza enrojecida del anochecer.
Son estos días, bajo este cielo azul en la mañana, fogoso
al final de la jornada, difíciles de recuperar en ese hábito diario que esquiva la
verdadera paz.
Ayer recorrí con los chavales caminos poco habituales. Fuimos tras
el cementerio, cruzando la carretera que va a las Casas de Fernando Alonso.
Queríamos buscar una de esas lindes inmensas, que yo recordaba, y en la que se
construyeron antaño algunos cubillos.
Allí estaba la linde. Como un muro natural inmenso.
Piedra a piedra dividiendo aquellas tierras.
Habríamos quedado allí, en aquel instante en el que solo
las aves nos miraban atónitos a nuestra sorpresa virtual.
Las nubes parecían visillos colocados para vestir el sol.
Disfruté como un niño encontrando esos caminos que hacía
años no transitaba. La última vez, posiblemente, tendría la edad que tiene
ahora A.
Cada vez soy más consciente del tiempo. Cada vez siento
más ese ansia de no perderlo y vivirlo.
Dejar de hacer el imbécil y luchar por lo que merece la
pena. Sin más distracciones que el camino.
Ver a A crecer así. Pensar y sentir, criticarnos, que a veces nos
alejamos dedicando el tiempo a otras cosas, que a lo mejor creemos más
importantes, pero que verdaderamente no lo son. Escucharle, comprender sus pensamientos,
sus emociones. Son tiempos que no vuelven, que se van sin haberlos ni siquiera
pasado.
Le he mirado a contraluz sobre la linde. He visto a un
hombre, más allá de ese niño que fue o el adolescente que es.
El campo está feliz. Yo lo siento feliz y trato de
abrazarlo en cada instante, esos en los que veo la vida pasar de los ojos de
mis padres a los de mi hijo.
-->
Y mucho de nada ¿para qué? Esto es lo que importa y lo
que importa solo tiene un valor para cada uno, el que le damos.
En estas tierras me siento yo porque soy yo. Aquí descubro mi ser en cada paso y los caminos se abren cada día para decirme "¡ven!"
Comentarios
Publicar un comentario