20.04.2017... ruído!

Qué curioso que cuando vuelves a iniciar la actividad, después de unos días de desconexión, practicamente total, es como si mucho de lo que haces lo comenzaras de nuevo. 

Es esa sensación que te lleva a la reflexión de si todo aquello que haces, que emprendes, realmente merece la pena para algo.



Cuando abandonas los silencios del campo y te sumerges, nuevamente, de cabeza, sin freno de mano, en la ruidosa ciudad, tu mente queda pervertida al instante. Son pocos los instantes poéticos que quedan y merece la pena buscarlos, en el brillar de unos ojos o la humedad de una sonrisa.

Vivimos momentos de tormentas mediáticas y eso hace que cada vez añore más el campo y busque esos instantes de serenidad que se me hacen más que necesarios, fundamentales.

No sé si me falta concentración o si me falta vida. Nuestras palabras son vida porque forman parte de la misma. De ahí el tratar siempre de hablar en positivo.

Y hoy, que pensaba todo podía ser más poético, finalmente desemboca en otro accidental contratiempo, importante, sufrido, que va trastocando los momentos y nos indican que los años pasan sin remedio; debemos ir enderezando el caminar porque, entre tanto tiempo que utilizamos para tantas absurdeces, se nos va requiriendo de ese tiempo que, más que un deber, debe ser de agradecimiento a los que tanto han dado por nosotros.

Y así voy a terminar hoy, entre dolor de cabeza, entre revuelo mental y entre nostalgia de días pasados: ese olor a campo, ese caminar por un Retiro poético, esa mente ajena a todo ese mundanal de ruido del que nos terminamos por rodear a la mínima.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 25

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 26

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 27