08.01.2017... A por la semana.

No quería uno cargarse mucho hoy porque acontece una semana larga. Pero es curiosos que cuando la mente nos indica que hay que ponerse en estado de alerta, no hace falta que nadie nos diga nada, somos nosotros mismos los que buscamos como sonámbulos, esos papeles, los informes para leer y comenzar a organizar lo que, desde siempre, ha comenzado hoy: la semana.

Nos acompañó un sol extraordinario, de esos que obligan a salir a correr unos kilómetros por las calles de Getafe. Creo que ha sido de los momentos más relajados, de paz, de quietud, de meditación. No tengo una buena forma física, la iré recuperando poco a poco, pero sí reconozco el bien que me hace mental y físicamente el correr al aire libre. Es necesidad.




He comenzado el año como alterado. Me lo noto yo mismo. Sé que es así porque mis pulsaciones están por encima de lo normal y no sólo mientras hago deporte. Terminé así el año y comienzo así, que se le va a hacer. También sé es cuestión de días que todo vaya cogiendo forma y se vuelva a encarrilar como debía haber sido siempre.

La fundación, los proyectos empresariales personales que van acumulándose uno tras otro y requieren de una máxima atención. 

He terminado el año con un ejemplo claro de lo que nunca se debe hacer: dejar tus cosas en manos de irresponsables. Pero no es la primera ni será la última que me ocurre.

Cada persona es la imagen de la empresa que representa. El compromiso viene dado por la confianza. Si no hay confianza no suele haber compromiso, pero sin compromiso es difícil que haya confianza.

Recuperar una imagen dañada no es fácil, pero tampoco imposible. Hay que redoblar el esfuerzo y anteponer la marca al beneficio.

Eso trataré de hacer en estas semanas con uno de los proyectos al que más cariño y esfuerzo he puesto. Por poco cae, pero ese poco que le ha faltado es suficiente para coger impulso, carrerilla y saltar más alto.

Ilusión y pasión siempre. Esfuerzo, paciencia, templanza, perseverancia y sacrificio como única fórmula para conseguir los objetivos que tenemos en mente. Y siempre, siempre, una sonrisa, aunque a veces nos sea difícil.

Me gustaría terminar el día hablando de poesía, de literatura, de filosofía, pero me he empantanado en lo material, eso que me quita vida sin darme cuenta, y ha pasado el tiempo como volando. Tal vez sea una buena reflexión para terminar el día, esa que siempre me acompaña: el tiempo. ¿De qué sirve todo este tiempo que dedicamos a dar vueltas y vueltas sobre esa noria de exigencias e insatisfacciones?

Qué diferente, poéticamente hablando, estar sumido en las lecturas de esos grandes literatos, poetas o filósofos, a estar buceando entre informes, balances y organización de cursos y seminarios.

Lo decía ayer, lo hablaba hoy con una de esas personas que me importan y lo vuelvo a escribir ahora: más organización y más meditación. 

Vamos por la semana. 

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