20.11.2016... Entre Extremadura y versos...

De verdad que los días de lluvia son como versos perdidos. Es tiempo de poesía.

Antes, hace unos años, daba igual cómo estuviese el día, frío o lluvioso, que calzaba las zapatillas y me enfrentaba a las inclemencias del clima con bravura y kilómetros. Ahora, años más tarde, no sé si la pereza o la edad, prefiero evitar los constipados y dedicar el tiempo a la poesía y la tranquilidad.

Me desperté temprano, casi sin luz salí a la terraza comprobando lo que presentía: llueve. Una lluvia lenta pero continua, fresca. No salimos.

"La lluvia es siempre un frágil testimonio,/ el resto desechado de algún sueño..." poetiza Luis Muñoz, abarcando el sentimiento gris que producen los días así.

Los domingos son esos días en los que creo, más me preocupó por mí; me analizo, me critico, me regaño y trato de enderezar el camino y limar los defectos que me provoca el día a día. 

Leo pausado, tranquilo, sin prisa. Como hoy, contemplo la lluvia desde los cristales de la terraza, mientras los versos se agolpan urgiendo ser vomitados sobre el papel. No todos pueden ser escritos, como los pensamientos, como esa vida, que no toda puede escribirse porque perdería su esencia, su sabor, su virtud canalla. 




¿Uno es poeta cuando lo siente o cuando escribe versos? Un poeta es aquél que vive la vida en verso.

Las páginas se van amontonando para corregir, poner en orden notas, soliloquios, frases estúpidas y reflexiones varias; esos días que quiero queden en el recuerdo, para seguir siendo eterno, esa eternidad que solo lo escrito puede mantener en aquél que lo lea.

A veces escribo frases, pensamientos que sé que algún día serán. Todo lo que somos lo pensamos y soñamos.

Esta semana me ha llevado por tierras extremeñas, concretamente Badajoz. Hemos colaborado en la celebración de la II Conferencia de Presidentes Provinciales, bajo la organización excelente del equipo de la Diputación de Badajoz y su Presidente Miguel Ángel Gallardo, alcalde del municipio de Villanueva de la Serena.

Una Conferencia para debatir y poner en valor esa administración intermedia, no tan conocida, pero sin duda necesaria y esencial, sobre todo para los pequeños municipios, como es la provincia, la Diputación. Desde el comienzo de la democracia española, las diputaciones provinciales han sido protagonistas como gobiernos locales intermedios de la mejora general de nuestros pueblos y ciudades y son las instituciones públicas "más adecuadas para la vertebración y cohesión territorial".



Entre presidentes y diputados de uno u otro color político, en un ambiente que ya quisieran los ciudadanos ver en otros foros, dos días de trabajo que han finalizando con la firma de una Declaración conjunta de todos los asistentes en la que se manifiesta, entre otras cuestiones,   la necesidad de afrontar la modernización de la administración pública española incluido las diputaciones. 

Según dicha Declaración, estas instituciones prestan permanente asistencia, cooperación jurídica, económica y técnica o asesoramiento, por lo que se considera que su papel es esencial para los pequeños municipios, siendo asimismo imprescindibles para combatir la despoblación y, en concreto, la despoblación del mundo rural como consecuencia de la ausencia de suficientes políticas vertebradoras y cohesionadoras del territorio, insuficientemente desarrolladas constitucionalmente.

Viajé en coche. Reconozco que los viajes en coche, largos, cada vez me generan más ansiedad y nerviosismo. Me he acostumbrado al transporte público, sobre todo el tren y esos momentos míos que me permite, en los que dejo que la mente vuele por dónde quiera y no tengo que estar pendiente, con mil sentidos puestos, en la carretera.

Llegué a Mérida el jueves, esa maravillosa e histórica población cercana a Badajoz, con uno de esos soles iluminando el azul del cielo, enobleciendo todavía más la belleza de esta España nuestra.

Regresé ayer y, hasta Trujillo, otra belleza extremeña, acompañó una niebla cerrada que prohibía la luz que, como siempre, se escondía por encima de esas nubes mientras abrazaban tanto los coches que prácticamente se hacían invisibles.

Badajoz es una ciudad con cierto encanto escondido. Simplemente hay que buscarlo en esos rincones que pueden pasar desapercibidos un día o llenarse de poesía otros.

"No existen las ciudades,/ sino el afán de un cuerpo,/ el sueño de las calles que persigues,/ el pulso que sacude otros paisajes,/ los pasos que deciden la distancia." vuelvo a esos versos de Luis Muñoz

Y así terminamos una semana, para comenzar otra, con el deseo de seguir, de caminar, de dejar que sean muchas las dificultades que tengamos enfrente para irlas superando. Ni todo en la vida es un camino llano ni todo un camino lleno de cuestas. El camino de la vida tiene sus altos y sus bajos, sus picos y llanuras. Y así vamos haciendo camino, como en estos cuadernos que van amontonando los días; unos más altos, unos menos, pero cada uno es uno más en el montón de lo vivido.

Son nuestras cosas las que nos van llevando como en volandas en los días. A veces llenos de vértigo, otros en esa paz y quietud poética. Siempre sintiendo, siempre siendo, consciente del momento.

Y termino con alguno de esos versos míos, perdidos e inacabados que van quedando por ahí...

Soy una verdad imperfecta
una gota de lluvia disecada
una luna despierta
un grito silenciado
una herida sin sangre
un ojo sin lágrimas
un boli sin tinta.
Ese soy yo... o no.
[...]

En días de lluvia así, escribo versos tontos, tan inexactos que en la lejanía de seguro se convierten en leña poética.

Sigue lloviendo.

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