12.11.2016... Viviendo.

Hoy parece que el día amaneció con todos esos componentes perfectos que te obligan a calzarte las zapatillas, a dejar las excusas y perezas aparcadas y salir a recorrer esos caminos que llenan los pulmones de  energía, mientras vas dejando en cada zancada las toxinas que acumulas durante la semana.

Bajo un sol maravilloso y una temperatura idónea y agradable, C y yo hemos recuperado nuestro placer de inicio de semana, con 16 km por esos caminos getafenses, que van y vienen de nuestro místico y espiritual Cerro de los Ángeles. Hacía un par de semanas que no coincidíamos y parece que el esfuerzo debía ser mayor. No lo hemos notado. Hemos adaptado el ritmo a nuestra conversación, y nuestra conversación a unas zancadas que hacían subir la frecuencia cardiaca mientras camuflábamos nuestra peor forma física en ponernos al día de todo.

La semana ha sido productiva, aprovechada. Viajé a Ávila en su inicio y terminé en Segovia. La que entra me llevará, desde el jueves, a Badajoz. Son lugares en los que, más allá del trabajo, más allá de las constantes idas y venidas mentales que siempre me acompañan, trato de encontrar esos momentos poéticos que quedarán siempre como vivos.

Vivir es mi constante. Vivir y tratar de superar todo lo que se nos va poniendo por delante. 



Un fracaso no impide tener éxito. Un fracaso te impulsa hacia el éxito. Mi mayor orgullo siempre ha sido la gran cantidad de fracasos que he ido teniendo en la vida, y estaré orgulloso de los que todavía me depare, querrá decir que vivo. 

Tener fracasos es no estar quieto, es intentarlo muchas veces y haber acertado alguna. Y para ello es fundamental la determinación y la perseverancia, el esfuerzo, la actitud, el no darse por vencido nunca; el vivir.

Vivir.

Vivimos en un mundo que cambia constantemente, un mundo lleno de sufrimientos que no nos son ajenos. 

Podemos sentir ese sufrimiento o tratar de que no nos afecte. Podemos enfrentarnos a él, o escondernos y hacer como si no pasara nada. A nuestro alrededor hay sufrimiento. Podemos pensar que a veces nos pilla lejos, pero está también cerca, aquí al lado. Conocer, sentir el sufrimiento de los demás, a veces es sentir que mucho de lo que nos puede resultar a nosotros un gran problema, un obstáculo, es una verdadera gilipollez comparado a lo que verdaderamente sienten otras personas.

Sufrir es inevitable. Sufrimos todos, de una manera u otra. No conozco a nadie que sea de piedra, que no sufra o sienta. Nosotros somos dueños de nuestro sufrimiento y lo importante es cómo decidimos responderle o hacerle frente. Somos libres y eso nos hace elegir. 

Elegir nos hace Ser y tomar decisiones. Nos pueden arrebatar todo pero no podrán arrebatarnos nuestra libertad y en esa libertad, en ese deber de enfrentarnos al sufrimiento, está el levantarnos las veces que sean necesarias, ponernos en pie con la cabeza alta, mirar de frente, estar orgullosos de Ser y volver a caminar hacia delante.

Hoy es otro día. Eso pienso cada mañana, como la de hoy al levantar temprano y ver cómo aparecía ese sol. Cada día es nuestro cumpleaños: despertamos, vivimos. Tenemos una oportunidad para comenzar de nuevo.

Es verdad que hay personas que pasan por la vida aprendiendo a encajar golpes, haciéndose fuertes a base de caer y levantar, mientras que otros, parece, su modus vivendi es romper vidas como el que se dedica a romper platos a capricho. Siempre me quedaré con los primeros.

En el mundo hay dos tipos de personas: las que lo hacen cada día un poquito mejor y las que lo hacen un poquito peor. Cuando vamos restando días al tiempo, cuando hemos estado rodeados de unos y otros, prefiero quedarme ya, tan solo, con aquellos que tratan de hacerlo mejor. 

Amar la vida es también amar sus dificultades.

Comentarios

  1. Muy alentador mensaje. Es otro día mas!...permaneced firme hasta el final.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 29