29.10.2016... Descansar!

Anochece en estos campos y, simplemente, me apetece sentir. Nada más. No hacer. No mover. No escribir. Siento que es el tiempo el que se apodera de mi porque es el tiempo el que nos va restando.

¿Descansar es no pensar? Debería ser así. Cuando uno siente que necesita un descanso físico y mental, en pleno siglo XXI, lo primero que debería hacer es desconectar todos los aparatos electrónicos que le acompañan en el día a día, buscar un lugar en el campo, tranquilo, a ser posible sin mucha o nada de cobertura, intentar estar lo más solo posible y dejarse acompañar por un cuaderno y un par de libros, a ser posible de filosofía oriental u occidental.

A partir de ahí, lo normal, es dejarse llevar por el tiempo. Pasear, correr, sin hora. Retener cada instante como si fuera único y dejar volar la mente como una de esas liebres que corren bajo mi mirada, de un lado a otro, sin un camino determinado, libre, en busca única y exclusivamente de lo que importa.


Cuando respiro por aquí, es lo que siento.

Tener posibilidad de hacerlo y no hacerlo.

Amar el silencio y no buscarlo.

Ser pensador y no pensarlo.

Existir.

Sartre decía algo así como que no hay camino marcado que conduzca al hombre a su salvación; este debe inventar constantemente su propio camino. Y para inventarlo es libre, él es el responsable, no tiene excusas y en él reside toda esperanza.

La vida es algo así. Elegir constantemente nuestro propio camino. No elegirlo sería, también, una irresponsabilidad.

Nada más.


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