02.10.2016... Reflexiones de Domingo.

Llegar al final de esta semana, y del domingo, en un estado físico y mental medianamente equilibrado, es algo que puedo asegurar nada fácil de conseguir. Tras una semana con cierta vehemencia, agitada y envuelta en esos viajes que acompañan mi actividad, es difícil encontrar momentos que enriquezcan el espíritu más allá de algunos perdidos por esos rincones de España.

Volví el viernes a la noche de Tenerife. Un viaje que me llevó a esa hermosa ciudad de La Laguna dónde participamos en unas jornadas sobre experiencias y buen hacer en la administración pública. Unos días interesantes y calurosos que me permitieron, al menos, algún que otro paseo y visitar esos dos rinconcitos clásicos, de buena gastronomía isleña, que nunca pierdo en Santa Cruz: La Hierbita y El puntero. Lugares que recomiendo a todos los que estén en la zona: excelente típica gastronomía, económico y espacios con cierto encanto.

Los cambios horarios, las subidas y bajadas a la Universidad de La Laguna, convertidas en caminatas voluntarias para despachar calorías, el poco dormir, redujeron mi cuerpo a un simple amasijo de músculos y huesos agotados. 



Un sábado feliz. Un sábado de los que sirven de exaltación de la amistad al celebrar la boda de dos grandes amigos. 

De este tipo de celebraciones, que se convierten en tiempo de felicidad, que consiguen recordarte lo importante que es en la vida tener buenos amigos, siempre te llevas algún que otro sentimiento de realidad.

Ayer mismo, antes del comienzo, reflexionaba sobre la amistad. Lo hacía una vez más ya que para mi, en mi vida, la Amistad en mayúsculas es algo de vital importancia, tanto que a veces pienso se lo doy más que los demás.

Como sabéis, ahora las redes sociales te convierten en amigo de alguien, o alguien se convierte en amigo tuyo, con un solo contacto digital entre el dedo y una pantalla. 

Unos dicen tener 5.000 amigos en facebook, el otro 2.000 en Instagram y mi vecina 40.000 en Twitter. ¿Y eso que es? Nada. 

Lo que verdaderamente todos sabemos, es de los pocos amigos que que llevamos a nuestro lado. La verdadera amistad no es estar en esos momentos de alegría y efusividad, de placer emocional. La verdadera amistad esta en ser hombro, compañía, consejo y critica cuando las cosas no van bien o no como deberían de ir. 

Ser amigo es dar, es estar pendiente, sin exigir absolutamente nada a cambio. La Amistad, en mayúsculas, no es estar constantemente palabreando; la Amistad es Estar, es que tu amigo sienta que estás a cambio de nada.

La Amistad, simple y únicamente, pero importante y esencialmente, es saber, sentir que en los peores momentos de tu vida, más allá de tu familia, tienes a alguien en quien apoyarte o quien te sacuda tus miedos o errores. 

¿Fácil? No.
¿Habitual? Tampoco.

Tener muchos amigos. ¿Para qué? Tener pocos, los justos y los mejores: es mi caso. No tengo muchos pero los que siento que tengo saben me tienen siempre.

Así que hoy he dedicado el día al descanso, ni siquiera he podido salir por mis caminos getafenses a disfrutar de una sesión running. Ni me apetecía ni me encontraba con fuerzas. Recuperar se me hace necesario para afrontar una semana que será también intensa, interesante y viajera.

Y al PSOE, ese partido histórico de España, que vive posiblemente sus peores momentos, ya le dedicaré unas palabras en los próximos días. Creo lo merece. 

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