13.03.2016... Soñando... España Trágica.

Sé cómo terminé ayer la semana, preveía y preveo la que ha comenzado.

Uno de esos domingos envueltos en papeles y escritos; informes, temas pendientes y proyectos varios y variables.

Parece que vienen días entretenidos, intensos y espero fructíferos. Todo es lento, tan lento que se eterniza. Tampoco las prisas son buenas. Si los pasos, aunque despacio, son sólidos, si no hay grandes tropiezos, todo se irá acoplando y fructificando. 

Hoy mi sesión de running, bajo un maravilloso sol, ha sido solitaria. Echo de menos la compañía, la conversación rítmica en los kilómetros. Correr en solitario te absorbe en pensamientos y reflexiones mucho más internos. Hay veces que llego mentalmente más liado de lo que salgo.

No sé si hago bien. Tanta inquietud. Creo que va siendo hora de parar pero no soy capaz. Me encantan los retos, los proyectos, las metas. A veces invierto más tiempo del que recupero en beneficio pero, la gran mayoría, sólo el hacerlo ya es un premio y un éxito. ¿Ilusión? Debemos levantarnos cada día con ella. ¿Proyectos y metas? Todos, mientras el Eterno nos de salud.

Según corría, me preguntaba hoy también, trotando por esos caminos getafenses, a veces en un diálogo solitario, mientras la luz me significa la vida, "¿por qué soñamos lo que soñamos?" Eterna pregunta sin respuesta. 

Me lo he preguntado al despertar y no se me ha ido de la cabeza. 

He estado toda la noche envuelto en sueños. He descansado. He dormido feliz, sin grandes preocupaciones. Al levantar esta mañana recordaba perfectamente las imágenes de uno de los sueños. Tanto como que parecía extraordinariamente real. 

Volvía a una calle que recorrí mil veces en mi niñez: la calle de Villaamil de Madrid. Hasta los 14 años, subí y bajé esa calle, cuatro veces al día: de la primera casa de mis padres, en Sánchez Preciados, al Colegio de los Salesianos de Estrecho. 


Hoy la vi en sueños como si fuera ayer mismo. Iba con personas ajenas a esa época, personas con las que tengo relación ahora, visitando anticuarios. En el último en el que hemos entrado, buscando muebles antiguos, recuerdo perfectamente que en aquél entonces había una floristería inmensa. 

La señora dependienta del anticuario, en el sueño, ha comenzado a sacarnos muebles viejos, de esos polvorientos para restaurar. Mi acompañante buscaba este tipo de objetos. En un momento dado, la dependienta me ha mirado y me ha dicho: 

- "Tengo algo para usted también." 

De otro cuarto ha sacado un libro en la mano. 

- ¡Miré qué maravilla! Se lo dejo a buen precio.

He distinguido un pequeño libro, tipo Colección Austral de Espasa Calpe. Se veía viejo. De lejos tan sólo podía leer el autor, Benito Pérez Galdós, y debajo Episodios Nacionales con el número 42.

En ese momento, la otra persona lo ha cogido, lo ha revisado.

- ¿Qué precio tiene?
- El mejor, no lo dude -ha contestado la dependienta.
- Este es mi regalo para ti por acompañarme...

He despertado en ese instante. 

La curiosidad me ha invadido y en cuanto he podido he buscado en Internet a qué episodio correspondía el 42.

Me he quedado algo sorprendido,  pensativo: España Trágica.

El libro 42 de la serie de Episodios Nacionales corresponde a la novela 'España Trágica'.

Y sí, sin duda viene que ni al pelo con la situación de nuestra España en estos momentos. Vivimos una especie de tragicomedia política. Unos y otros, otros y unos, están convirtiendo nuestro país en un espectáculo del que realmente no sabremos las consecuencias hasta más adelante.

¿Lo he relacionado? Sí, lo he relacionado. También es cierto que la persona a la que acompañaba, en el sueño, era significativa como para relacionarlo inmediatamente.

¿Por qué soñamos lo que soñamos?

¿Pueden tener algún significado? 

A veces pienso que sí, pienso que los sueños nos quieren decir algo desde dentro de nuestras mentes. Todo ha sido tan real que parecía lo hubiese vivido ayer.

De los 46 libros que conforman los Episodios Nacionales, aparece en el sueño el 42: España Trágica.

Feliz noche y semana amigos... ¡vivamos!

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