22.02.2016... De Eco!

Hace muchos años leí una de las pocas novelas que he leído: 'El nombre de la rosa'. Creo que tenía 17 ó 18 años. Por aquel entonces mi preferencias se perdían ya en los ensayos políticos y literarios, en la filosofía y los versos. Aquél libro me enganchó. Me lo recomendó en un verano, si no recuerdo mal, una amiga a la que se lo vi leer mientras el resto volteábamos o revoloteábamos, como avispas,    en la piscina del Club Amigos de Minaya. Merodeando estos días, en esa reflexión sobre el Tiempo, uno se da cuenta de que lo que parecía ayer ya son años muchos los que han pasado.




El viernes fallecía Umberto Eco, autor de aquella novela, autor de muchas otras magníficas obras. Un hombre hecho en vida para los libros. Un intelectual como la copa de un pino. Un hombre que ha fallecido con plenas facultades de pensamiento, que no dejó de aprender y escribir hasta el último día. Escribió algunas buenas novelas, de las que yo no he leído más que dos (la comentada y 'El Péndulo de Foucault'), y muchos ensayos sobre semiótica, literatura, vida. Hace poco veía un reportaje sobre la casa de este hombre. Un laberinto de rincones y pasillos repletos de libros. Una gigantesca estancia dedicada al papel impreso. Una vida intelectual labrada por y para los libros. Sentida pérdida.


“Los libros se respetan usándolos, no dejándolos en paz”.

Comencé el día con mi caminata matutina de 4 kms y lo termino disfrutando de una luz espléndida. Es lunes. Me doy cuenta que los días se van alargando aunque su tiempo es el mismo. Me doy cuenta, también, que construimos nuestros silencios alrededor nuestro cada vez en más momentos porque cada vez nos son más necesarios.
Al igual que ahora, para correr un kilómetro mi tiempo ha aumentado, también aumenta mi necesidad de silencio para ir ordenando o componiendo los momentos e instantes que me merece la pena vivir.

Feliz noche amigos.

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