14.01.2016... Sin pantalones al Congreso.


De verdad que cada vez recomiendo más, a unos y otros, caminar al inicio de la jornada. Sobre todo en días fríos como estos, te despeja, te hace pensar, reflexionar y llegas a la oficina con las ideas bastante claras.




Hoy, en mi trayecto (los 4 kms que separan Atocha de mi lugar de trabajo), haciendo un repaso mental a las noticias que me llegan de la jornada de arranque de la nueva legislatura, XI Legislatura, con la constitución del Congreso y Senado, llegaba a la siguiente conclusión: el hombre (lo escribo en neutro, y lo digo por aquellas y aquellos que están al quite, dime y direte, del machismo y feminismo revolucionario), en particular el hombre español, es el único animal que es capaz de destruir a voluntad el entorno en el que habita. Somos así de "inteligentes".

Y escribo esto, desde el respeto, observando, contemplando, leyendo, las imágenes y crónicas del importante, para la democracia y el futuro de España, día que fue ayer.

Ayer se sentaban en el Congreso de los Diputados, las personas que hemos elegido en las últimas elecciones celebradas en España: nuestros representantes.

Las Cortes Generales son un órgano constitucional de nuestro país, el Reino de EspañaRepresentan al pueblo español, ejercen los aspectos esenciales de la soberanía nacional: poseen la potestad legislativa, aprueban los Presupuestos Generales del Estado, controlan la acción del Gobierno y desempeñan el resto de funciones que les atribuye la Constitución.

Uno de los poderes más importantes que tienen las Cortes Generales es el legislativo: La Constitución confiere todo el poder legislativo a las Cortes Generales; este poder comprende las facultades de elaborar y aprobar las leyes y de modificarlas o derogarlas por medio de otras leyes.

Quiero imaginar, quiero pensar, no sé si me excedo en imaginación y pensamiento, que en este país nuestro, cuando votamos lo hacemos siendo conscientes de la importancia y seriedad que tiene el hacerlo porque, visto lo visto, me cuesta mucho asumir que lo que queremos, como país, como Estado,  como imagen de futuro, de progreso y de regeneración democrática, es lo que vimos ayer, estamos viendo, y, mucho me temo, veremos.

Por cierto, y lo escribo por segunda vez, va por delante mi respeto y mi aplauso democrático. Estoy seguro que, desde fuera de España, también nos están aplaudiendo.

Ayer tomaron posesión de su escaño, en el Congreso de los Diputados, 350+1 diputados

350 diputados elegidos democráticamente por todos los españoles y además, el guapo, famoso y feliz Dieguito; ajeno a lo que allí ocurría y a la utilización mediática que fue sometido por su madre, Carolina Bescansa, diputada por Podemos.

La opinión que me merece este gesto, hablo del de llevar al bebé al Congreso, creo que queda recogida, más o menos, en el post que hoy escribe mi admirada Virginia Galvín, que les recomiendo y que titula '10 razones para denostar a Carolina Bescansa, la que no descansa y amamanta'
"Una mujer no es mejor madre porque enarbole a su hijo y combata la batalla de la conciliacióntirando bombas ocultas en pañales llenos de pis (¿Qué pasará en las sesiones del debate sobre el estado de la nación, que duran horas, si el pequeño ser se hace caca?" 
Volviendo a los 350 diputados del Congreso, éstos tendrán, entre otras, la facultad de elaborar y aprobar las leyes que nosotros, el resto de los millones de españoles, tendremos que acatar y cumplir.

Más allá de la estética y del respeto y valor que cada uno de ellos otorgue a la institución que representa, me cuesta mucho asumir que lo que el espectáculo que se vio y vivió ayer en el Congreso de los Diputados es la fiel imagen del pueblo español.

Tal vez, se me ocurre, para que la representación hubiera sido unánime, faltaban como representantes del pueblo español algunos personajes como Belén Esteban, Kiko Rivera, el pequeño Nicolás (ahora Fran), Ylenia o, se me ocurre, Chabelita Pantoja y, como portavoz del grupo, Jorge Javier Vázquez. Así sí que hubiéramos estado todos de verdad. Una especie de auténtico Gran Hermano, con sus charangas, selfies, sus lágrimas emocionadas, sus edredoning y algún momento de lactancia pública.

Puede parecer una broma pero, visto lo visto, ¿ustedes no creen que en este país nuestro, en cualquier momento, podría ser?

Es que antes de ayer, un señor se erigió como Presidente de la República Independiente de Cataluña, como si esta región, española, fuera su casa en un anuncio de IKEA. Y aquí no pasa nada.

Está claro, o medianamente claro, que cualquier persona un poco inteligente  pude hacerse pasar por tonto, pero es muy difícil que un tonto se haga pasar por inteligente. Lo bueno de los tontos es que se creen listos, pero lo triste es que estos listos nos están haciendo tontos a todos los que nos creíamos algo inteligentes.

Me entero que estos días de atrás se ha celebrado el Día sin Pantalones en el Metro. Soy asiduo y defensor del transporte público y, si no me queda más remedio, porque el clima me impide ir andando, soy activo usuario. Cuando viajo en metro o tren de cercanías, voy ensimismado en mis lecturas con lo que no me doy cuenta, ni me importa, como van vestidos los demás. Imagino que, seguro, si me hubiese cruzado con alguna persona sin pantalones, me habría dado cuenta.

Merodeando por Internet, parece que sí, que unos cuantos valientes celebraron este día mundial viajando sin esta prenda en el metro. Muy friki y divertido para ellos y para, de seguro, aquellos otros viajeros que contemplaron el momento.

No les extrañe, tampoco, a ustedes que, cualquier día, alguno de los nuevos grupos con representación parlamentaria, algunos o algunas de sus señorías, aparezcan en el salón plenario en bragas y calzoncillos reivindicando, por ejemplo, la obligatoriedad a toda la ciudadanía de celebración de este grandioso día mundial.

Es sólo una opinión que, permítanme, visto lo visto, es tan respetable como las del resto.

Comentarios

  1. Bueno, creo que la cosa va por aquí:

    http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/elmundopordentro/2016/01/14/dos-ceremonias.html

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