Caído y solo en la cumbre...

Caído y solo en la cumbre
y borracho de sirenas,
ajeno a las servidumbres,
nacido entre las miserias.

De la nada llegó al todo
como del todo a la nada,
de conserje abriendo puertas
a tratar a los demás
como simples gilipuertas.

Así fue y así es la vida.

De pantalones campana
a chaquetas entalladas,
de pelo todo engrasado
a melena engominada.

Así fue y así es la vida.

De metro y madrugador
a nocturno con chófer público,
de chatos de vino y tasca
a pedir mantel y carta.

De ser aprendiz de todo
a político de nada.

Y así, como de la nada
lo vimos y lo creímos
que en la nada todo acaba.

De narices en la celda
sin confituras pagadas
sin mariscos y sin saunas
ni esos amores robados.

Es lo que tiene esto, amigos,
de nunca haber sido nada
a ser un  mangante público.

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