Siempre existe la misma distancia entre el Sí y el No; las mismas posibilidades tiene el No que el Sí. Pero nosotros tendemos por naturaleza a lo negativo, sufriendo o castigándonos de antemano sin conocer la verdadera respuesta. ¿Por qué no giramos la rueda y nos positivizamos? ¿Por qué no disfrutamos el momento pensando que lo que tiene que ser será o no será?

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