28.05.2015... Las decisiones y las circunstancias.

En estos momentos de alborotos varios -y ¿quién no lleva una vida alborotada?- sigo recomendando en mis sesiones #coachingDVida, que lo mejor para airearnos, para encontrarnos con nosotros, ordenar ideas, reflexionar o focalizar esos objetivos que tenemos, es salir a caminar o correr en solitario. No suelo recomendar nada a nadie que no haya experimentado o sepa que funciona. Y funciona. 
De hecho, hace un rato, en uno de esos momentos tontos, he decidido darme una carrera en solitario (también se echa de menos al compañero) por El Retiro, antes de la cena de trabajo que me hará terminar la jornada tarde.
Lo hago habitualmente y, sobre todo, en esos momentos en los que las inquietudes, los interrogantes, las dudas, las ideas... se agolpan en la cabeza saltando de un lado a otro sin orden.



El orden, las prioridades, es algo que nos marcamos cada uno pero que, sin darnos cuenta, casi siempre dejamos que nos otras las que nos lleven a nosotros u otros los que nos las vayan marcando. 

Con tanto politiquismo, politiquillo; con tanto análisis, con tanto sabio suelto y queriendo dejar pasar estos días mientras observo por dónde comienzan a salir algunas y algunos, antes de valorar y opinar sobre los resultados electorales, me ha dado hoy por balbucear un poco sobre la vida y sobre lo que esperamos de la vida.

La primera reflexión que me ha venido a la cabeza es que hay algo  en la vida que no podemos controlar y eso son las circunstancias; por contra, hay algo que sí está bajo nuestro control y son las decisiones.

Las circunstancias, en nuestras vidas, nos obligan a tomar decisiones y somos nosotros los que debemos tomarlas ya que si no otros las tomarán en nuestro lugar.

Sinceramente pienso que nunca me he dejado llevar por las circunstancias, de hecho algún disgusto he tenido por ello. Unas veces he acertado y otras no. Cuando no he acertado siempre he asumido la culpa. 

De los errores de uno no debemos culpar a los demás. Es verdad que, por ejemplo, en el mundillo político se suele culpar de los errores o fracasos a otros y de los aciertos o éxitos nos los apropiamos personalmente. Casos y personajes cercanos conocemos.

Lo cierto es que tu destino se configura en el momento en el que no dejas llevarte por las circunstancias. Es lo que opino.

A veces tenemos esa sensación como de llevar la vida como tirando de ella, actuando en el día a día de forma inconsciente y dejándonos llevar. Parece que ponemos el piloto automático y que sea lo que el Eterno quiera.

Por eso siempre repito que es importante parar. Pararse en seco si es necesario, sin tiempo de frenada, y visualizar nuestra vida.




¿Qué nota pondríamos a nuestro momento actual? ¿Qué nota pondríamos a nuestra vida, a nuestra situación? ¿Un 7, un 8, un 4?

Si nuestro valor de nuestra vida está por debajo de un 10, ¿por qué nos conformamos con nuestra nota, con nuestra situación, y no vamos a por el máximo?  

A veces, o siempre, nos pueden las circunstancias. Siempre preferimos quedarnos en esa zona de confort.

¿Seríamos capaces de definir qué es una vida 10 o que sería una vida 10 para nosotros? Seguro que sí. Algunos, incluso, podríamos pensar que la tenemos sin tenerla. El 10 es muy difícil de conseguir, pero no imposible. El 10 posiblemente esté en todo eso que no llegamos a valorar nunca pero que puede estar más cerca nuestro de lo que pensamos.

Nuestra vida, la de todos, se compone de seis ámbitos: el personal, el familiar, profesional, amistades, salud y el espiritual.

Si tenemos claro la persona que queremos ser, el tipo de padre o hijo que deseamos ser o que nos gustaría que sintieran de nosotros, el trabajo que nos llena o cómo somos como profesionales, qué piensan nuestros amigos de nosotros, si nos cuidamos lo suficiente para tener una buena salud ahora o en el futuro o si tenemos una sensación
espiritual conforme con nosotros, tenemos terreno abonado para conseguir la nota. Pero debemos tenerlo claro.

Una vida 10 es un todo, un equilibrio del conjunto y una combinación de todos los ámbitos de nuestra vida. Como puedes ver no he hablado  de dinero, ni de grandes cargos en empresas o en política, ni de nada material. He hablado de lo esencial, de lo que realmente es una vida 10. Por eso, lo primero, es tener claro qué es una vida ideal, 10 para nosotros.

¿Cuánto tiempo  dedicamos a las tonterías, a lo superfluo, a lo que no vale nada? Todos sabemos que en innumerables ocasiones nos hemos volcado, en cuerpo y alma,  a algo que cuando hemos llegado al final, nos hemos dado cuenta que no merece la pena. Y en ese tiempo, durante todo ese valioso tiempo nuestro, hemos dejado de lado o abandonado otras cosas mucho más importantes: la familia, los amigos, la salud, nuestra parte espiritual, nuestro yo. ¿Y para qué?

Es cuando la vida nos da un 'palo' cuando nos paramos a pensar y reflexionar sobre estas cosas.

Por eso es tan importante fijarnos objetivos claros, esos que verdaderamente nos hagan conseguir esa vida 10. Normalmente son los que importan, son los que te hacen crecer como persona.

Si tenemos definido qué queremos, esa vida 10 que deseamos, tracemos nuestro plan de acción para alcanzarlo. ¿Por qué conformarnos con el 6 ó el 7 si podemos llegar al 10?

Me encanta esta cita de Paulo Coelho: "No es lo que hiciste en tu vida anterior lo que afectará al presente. Es lo que haces en el presente lo que redimirá el pasado y, lógicamente, cambiará el futuro."

Estamos a tiempo. No mires atrás. Sal a la calle, camina, corre, reflexiona, decide y no te dejes llevar por las circunstancias. Vamos a por tu 10 ideal.

Y con estos pensamientos, y antes de que concluya la jornada, quedo satisfecho de haberlos compartido.

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