14.12.2014... Volver a subir la montaña...

Ha tenido uno una de esas semanas de vértigo. Una de esas semanas que anuncian el final del año, que te obligan a estar pendiente de todo, que te recuerdan que ya los años pesan, que dormir y descansar es lo más valioso que existe para rendir y que el domingo es ese día que se desea mas que ninguno.

Así he llegado al final de la semana, buscando la noche para tratar de recuperar esas horas de sueño tan necesitadas y perdidas; recoger las fuerzas para iniciar otra semana en condiciones óptimas.

Y es que el tiempo se me ha quedado corto en estos días. Días en los que la actividad ha sido tan frenética como importante, días en los que se han cumplido todos los objetivos profesionales y días en los que alguno de esos proyectos en los que uno anda han visto la luz.

Eso sí, no he podido multiplicarme y, casualmente, el parto de nuestro vino, #versosdArte, me ha pillado fuera, en esa hermosa ciudad de Toledo. Pero la alegría de saber de su buena venida, me ha llenado por completo. Ahora con el deseo de que sea saboreado poéticamente por todos, por el máximo de personas que quieran compartir esos poéticos versos llenos de sabor que ya algún amigo, como César Ruiz, al que agradecemos sus cariñosas palabras, está saboreando y recomendando desde su Blog.



También la semana, en otro de nuestros proyectos, Coach Integral Services, me ha llevado a tocar, nuevamente, la realidad de muchas de esas personas de más de 40. Personas a las que la vida les ha hecho, en un momento dado, girar en 180º y a las que la sociedad, parece, da la espalda por completo.

Es muy complicado responder a muchas preguntas. Es difícil comprender, cuando alguien está en la plenitud de su vida, cuando la experiencia y formación supera a la media del resto, que las posibilidades de acceso a un puesto de trabajo sean realmente difíciles. Pasan los días, los meses, los años, y el "no" por respuesta se hace tan habitual que te lleva a estar en ese filo del precipicio.

En la época en la que desempeñé la labor de Director General de Empleo de la Comunidad de Madrid, cuando el desempleo azotó España y la llevó al borde del rescate, que no hace tanto, 2011/2012, me interesé especialmente por este sector de la población. Me interesé e impliqué tanto que, en algún momento, me afectó emocionalmente tocar el sufrimiento de las personas. He tratado siempre de implicarme con la gente, con las personas, tratar de ayudarles. Nunca puedes todo lo que quisieras, ni está en tu mano. Tristemente, a día de hoy, muchas de esas personas continuan viviendo verdaderos dramas. Ellos no sienten esa 'presunta recuperación', esa mejoría macroeconómica que tardará en sentirse como mejora microeconómica.

No hay que darse por vencido jamás. No hay que dejarse caer. Tal vez hay que llegar ahí, a ese filo, a ese límite, para darnos cuenta de lo que valemos, para respirar y coger esa mínima fuerza que nos empuje a andar hacia el otro lado, a alejarnos de ahí, a caminar cada vez más deprisa, con una visión más optimista, con esa fe y confianza necesarias para volver a subir la montaña que en el pasado bajamos.

Puede resultar fácil decirlo. Os aseguro que no. No es fácil decirle a alguien que está viviendo un drama, esto. No es fácil animar, sacudir, remover a alguien en unas circunstancias no deseadas. Pero es en esas circunstancias en las que más que nunca se necesita que alguien te agarre de la mano, te indique el camino, te diga que puedes hacerlo y te acompañe en los primeros metros.

Aunque sea complicado, es en esos momentos difíciles cuando debemos cambiar la percepción de las cosas. Cuando viajamos en avión y nos acercamos a algún aeropuerto cercano al mar, esas olas que nos pueden parecer peligrosas o que realmente lo son cuando las vemos desde la playa, parece que ondulan a nivel superficial. Nuestra percepción es distinta.

La montaña nos puede parecer muy alta, más alta que antes; un día la subimos, volvamoslo a hacer.


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