22.08.2014... reflexiones de verano.


Los días de verano dan para mucho. Son largos. Casi siempre nos da para vivir buenos momentos pero, como solemos ser así de agradecidos con lo que tenemos, al privilegio que Dios nos ofrece del vivir,  también nos da para crear instantes no tan buenos. 
No he terminado mi verano, aunque sí los días de vacaciones, así que todavía no es mi tiempo de relatar lo bueno o malo vivido. Hay que analizar y reflexionar sobre ello.
Solemos ser inconformistas en todo, exigentes con todo y con todos, incluso con nosotros, por eso a veces disfrutar de los momentos se hace tan complicado.
A veces, cuando me acuesto,  pienso mucho en todo esto. En todo este tiempo que se nos va perdido en ese jardín de estupideces que nos creamos a nosotros mismos.
Hay días en los que el correr me salva la mente y me aporta esa fortaleza que necesito para seguir y retomar la ilusión. Ya no corro para conseguir bajar mis tiempos en las carreras populares como hacía hace años. Ahora corro para disfrutar,  para vivir esa libertad y dejar en los caminos,  en cada zancada, todas las toxinas que de una u otra forma me acompañan.
Nos hacemos mal la vida. La construimos sobre materiales sin consistencia. Esa es la diferencia fundamental entre la vida de unos y la de otros.

Comentarios

  1. Nos adentramos muchas veces en el jardín de las estupideces, es verdad, y no conduce a nada pero hasta de las idioteces hay que aprender. Su último párrafo muy certero.


    ResponderEliminar
  2. Las reflexiones del día a día son muy necesarias, largo camino el que debemos recorrer para esculpirnos a mejor si es eso lo que deseamos y sino nos quedamos con esto que decía Vicente Huidobro que es una preciosidad: " “Seamos ese pedazo de cielo, ese trozo en que pasa la aventura misteriosa, la aventura del planeta que estalla en pétalos de sueño”.


    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 29