29.06.2014... Opinando...

Final de día, final de semana y, prácticamente, final de mes. Tenemos la sensación de adentrarnos en el verano, en un nuevo verano, sin habernos dado cuenta del curso.

Descubrí el cielo azul temprano, a primera hora de la mañana, como todos los domingos, en mi sesión running. un cielo tan azul que espantaba las pequeñas nubes que intentaban, en algún momento, formarse. Qué felicidad correr por esos campos que tenemos a mano, en Getafe, siempre en esa compañía que consigue que el esfuerzo sea placer, que los pasos se conviertan en palabras y que esperemos con ansia el próximo domingo.

Ha sido una semana bastante provechosa en todos los sentidos: en lo personal y profesional. Trato de aprovechar el tiempo y no sé si a veces el tiempo se aprovecha también de mi. Yo encantado porque todo, parece, va saliendo.




El otro día me dio por escribir por aquí, en alto, en público, una de esas reflexiones que últimamente me corren por la cabeza. Hablé de la elección de cargos públicos en el Partido Popular por los militantes de la organización, un militante un voto. Es decir, que la militancia opine, elija y así conozca y sienta a sus representantes políticos en las diferentes instituciones: ayuntamientos, parlamentos, administraciones. 
Es una reflexión tardía ya que otros líderes del partido, sin duda mucho más importantes que yo, pero igual de respetables, ya lo vienen proponiendo o aconsejando desde hace tiempo. Por eso me ha sorprendido la radicalidad de algunas de las respuestas que he recibido, fundamentalmente a través de mi muro en facebook donde enlacé el post. Lo importante de las opioniones y reflexiones es que se lean y discutan. Claro que sí. Cerca de 300 personas han leído el post'26.06.2014... Reflexionando sobre la elección directa de cargos por afiliados PP Getafe.' Imagino cada uno tendrá su opinión. Yo la mía, faltaría más.


Yo pensaba que eso del liberalismo político se practicaba, no sólo se vendía de puertas afuera. 

Es curioso que las opiniones valen, para algunos, dependiendo de dónde vengan. Ha sido una buena experiencia para ratificar lo que pensaba: a algunos les gusta opinar pero no les gusta opinen sobre ellos. Pues sigamos en el confort, sin cambiar. Yo seguiré defendiendo el proyecto de nuestro partido como siempre lo he hecho: desde el idealismo, la lealtad, la humildad y tratando de humanizar la política. Y siempre, por supuesto, con algunos versos que incluso lo romantiza más.

Me da mucha pena cuando ciertos personajes, que pululan por los partidos políticos convierten la defensa de sus intereses o ambiciones personales en un pulso, una batalla continua contra otros compañeros.

En política adversario no es enemigo y quién no tenga esto meridianamente claro, tarde o temprano le pasará factura.

Más que les disguste a algunos, sí, he sido quién soy y sigo siendo como soy, ante todo yo. Por haber sido, por haber reconocido, por haber tenido experiencia, por haber cometido errores y asumirlos, por saber y por evolucionar teniendo la capacidad, gracias a Dios, de poder pensar y razonar, puedo opinar. Opinar tan libremente como cualquiera.

Opinar siempre tiene un riesgo. Al hacerlo, quién te escucha o lee puede estar de acuerdo contigo, o no. Pueden alabarte o criticarte. Toda opinión siempre respetable y discutible; por cierto, es la esencia de la democracia y la libertad.

Al opinar te arriesgas también a que aquellos inconscientes que pudieran ver en tu opinión algún tipo de amenaza -en mi caso nunca más lejos de la realidad- saquen ese instinto animal y primitivo que les suele acompañar y, sin más razonamiento que el insulto, te lanzan o envían cuchillos desde el cómodo escondite que les alberga que, sinceramente en mi caso, ni siquiera llegan a clavar.

Sí, lo reconozco también, siempre he sido algo 'bocas'. No sé si defecto o virtud. En alguna ocasión me he buscado momentos incómodos, en mi caminar vital, por hablar. Pero no pasa nada. He dormido siempre muy tranquilo. Con los años he aprendido a encontrarme más en los silencios, esos que siempre me llaman, pero sin callar. 
Lo cómodo es estar callado, no opinar y dejar que opinen los demás por uno. Así nos resguardamos y protegemos en el entorno, según venga, como un camaleón, y nunca pecaremos de haber dado una u otra opinión. Qué triste y aburrido ¿no? 
Digo siempre lo que pienso y eso ha hecho que algunos, la mayoría, lo valoren y que otros, en alguna ocasión, lo castigaran. Uno es como es.
La reflexión que hice esta semana tiene su sentido, al menos para mi lo tiene, porque es el momento de hacerla. Alguno dirá ¿y por qué no hace 15 años? Pues porque entonces no era el momento, ni más ni menos. 
La sociedad de ahora no es la misma de antes y, por supuesto, la militancia de las organizaciones políticas , ahora, no es la misma que la de antes. Tampoco hay que hacer las cosas deprisa y corriendo, pero no duden que tardaremos más o tardaremos menos, pero será una realidad no pasando mucho tiempo: la ciudadanía nos lo exige.

Termino el día leyendo uno de esos libros que siempre me acompañarán, 'Libro del desasosiego', del maestro Pessoa. Tengo subrayada, desde hace tiempo, infinidad de frases y párrafos. Leía hoy, de nuevo, esta: "Creo que decir una cosa significa conservarle la virtud y despojarle del terror."
Viene ni que al pelo.

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