22.06.2014... Valoremos lo que tenemos...
Aprender a valorar, debería ser una lección obligada. Aprender a valorar lo que somos y como somos; lo que tenemos y no tenemos.
Se encuentra uno a veces pensando en la evolución de este país nuestro en los últimos veinte años. Lo hago tras caer en mis manos una de esas revistas que te cobran, obligatoriamente, junto al periódico del fin de semana. Más allá de que España cuente ya con una reina de familia republicana y sin sangre azul, como símbolo del progreso español, nos encontramos también con que personajes como un tal Kiko Rivera son cantantes, no sé si de éxito, y que su hermana es modelo de pasarela por el hecho de ser hija de quién lo es. También encontramos que el libro más vendido es de una tal Belén Esteban que jamás escribió nada; o descubrimos que ahora, para ser famoso lo mejor es saber algo de cocina. Son los símbolos de la modernidad de esta España nuestra de grandes hombres y valores.
Ni conocemos España ni a nuestros españoles; fruto de ello vamos perdiendo valores, lealtades, cultura, tradiciones y todo aquello que desde fuera se valora y desde dentro parece que, simplemente, nos avergüenza significar.
Envidiamos esos otros países que prácticamente visten con su bandera, pero nos cuesta, nos da vergüenza que ondé la nuestra en nuestro balcón.
Buscamos humanistas e intelectuales fuera de nuestras fronteras y olvidamos a grandes como Ortega. Nos creemos más bohemios leyendo a Shakespeare o Dickens pero olvidamos a nuestro gran Cervantes o Galdos.
Somos realmente estúpidos. Defendamos y valoremos lo nuestro que, aunque con algún que otro pero o defecto, es lo mejor. Y el mismo consejo doy en lo personal: valorémonos más de lo que lo hacemos.
Y así, con estas reflexiones de inicio de verano terminamos la semana. De vuelta de Minaya, tras un medio puente familiar, relajado y envuelto en lecturas poéticas, teológicas y filosóficas. ¿Fuerte, duro? Relajante y realmente espiritual.
Vemos cómo van naciendo esas primeras hortalizas que sembramos en ese pequeño huerto que nos acompaña en la casa. También es esencial valorar estas pequeñas cosas, tan simples, tan sencillas pero tan importantes. Plantar una pequeña mata de tomates, de calabazas, de pimientos... cuidarlas, regarlas, mimarlas... ver cómo florece y surge la hortaliza y crece dispuesta a formar parte de esa cadena alimenticia... Degustaremos pronto!!! De momento ya he contado algunos tomates y un hermoso calabacín.
Feliz noche...
Y así, con estas reflexiones de inicio de verano terminamos la semana. De vuelta de Minaya, tras un medio puente familiar, relajado y envuelto en lecturas poéticas, teológicas y filosóficas. ¿Fuerte, duro? Relajante y realmente espiritual.
Vemos cómo van naciendo esas primeras hortalizas que sembramos en ese pequeño huerto que nos acompaña en la casa. También es esencial valorar estas pequeñas cosas, tan simples, tan sencillas pero tan importantes. Plantar una pequeña mata de tomates, de calabazas, de pimientos... cuidarlas, regarlas, mimarlas... ver cómo florece y surge la hortaliza y crece dispuesta a formar parte de esa cadena alimenticia... Degustaremos pronto!!! De momento ya he contado algunos tomates y un hermoso calabacín.
Feliz noche...
Jose: Tienes toda la razón
ResponderEliminar¡La España del vino y la música!.
En cierto canal de televisión se emite ambiente en donde de un tomillo sacan un/a famoso/a, y sus chismorreos están acompañados de vino y buena comilona. Es un ambiente para ¿alegrar a quienes no tienen medios económicos para comer? (millones de parados).
¿Qué hay que hacer para darle arreglo a esta Sociedad nuestra y quienes tienen la obligación hacerlo?.
Por lo que se aprecia están ausentes en nuestra España.
¡Que buen moribundo económico, político y judicial nos dejó Zapatero!.