17.05.2014... el Atlético de Madrid Campeón de Liga...

Uno de esos días que termina uno feliz, mirando el cielo en la terraza, escuchando el silencio y dispuesto a coger el sueño con la satisfacción de una jornada en la tranquilidad del hogar.

El tiempo acompaña así que inicié el fin de semana con un paseo en bici hasta ese quiosco de los pocos que quedan en Getafe. Tras el café y la lectura del primer periódico, acompaño a mi pequeño gran hijo a su partido de basket. Hoy en el polideportivo del Sector III de Getafe.

A la vuelta, tras dejarle en casa, toca hacer la compra. No sé si colaboraré mucho o lo justo en las labores del hogar pero, desde luego, hacer la compra es lo que más me relaja. Muchas veces, casi siempre, suelo traer más de lo que necesito, incluso traigo lo que no necesito y olvido aquello que me han encargado. En fin, así soy. El caso es que me paso mi hora de un pasillo a otro del hipermercado, cogiendo esto y aquello, llenando el carrito y pensando que realmente sólo iba a comprar unas cocacolas.

Y la comida, la simple comida del fin de semana, cuando estamos en casa, la preparo yo. Tampoco sorprendo mucho, soy bastante clásico, pero junto a una copa de un buen vino, unas aceitunas o unos berberechos, voy trampeando y cocinando lo que más o menos me viene en gana ese día: lo más literario posible.
Una película tras la comida mientras la cabeza me cae a un lado y otro del sillón y luego mis lecturas preferidas. Este es un día normal de mi fin de semana. Y feliz.


Pero hoy el día tenía una cita deportiva especial. El final de la liga entre el Barcelona y el Atletico de Madrid. No soy de esos realmente apasionados del fútbol; tampoco de los que dan su 'vida' por un equipo u otro y llegan a discusiones en exceso apasionadas por defender los colores de la camiseta del suyo. No. Pero sí soy del Atlético de Madrid de siempre. No por nada, sino porque de pequeño o eras del Real Madrid o del Atlético de Madrid. Con los años, como casi en todo, siempre he defendido a los humildes, casi a los perdedores, en el fútbol y en dónde sea. Así que en este caso he ido defendiendo a equipos futboleros como el Atlético de Madrid, el Albacete, el Rayo Vallecano y el Getafe. 
Me gusta el esfuerzo de los humildes por superar todas las adversidades. Me gusta como estos equipos, con presupuestos que no superan el sueldo de un jugador del Real Madrid o el Barcelona, les ganan en el campo.
Y hoy celebro que el Atlético de Madrid, en un final apoteósico, con una temporada ejemplar, con pasión, ilusión, paciencia y orgullo, ha ganado la liga. Una liga que casi siempre es de uno de los grandes: el Madrid o el Barcelona. Hoy ha sido de un equipo humilde pero grande: el Atlético de Madrid. Han hecho historia y yo, personalmente, me he alegrado. 
No lo he visto en televisión, pero sí lo he escuchado por la radio. Ni yo me reconocía escuchando un partido de fútbol en la radio. Jamás lo había hecho. Hoy tenía esa ilusión de muchos madrileños y, finalmente, no sin pasar algunos nervios, la victoria ha llegado. Y para más orgullo y alegría, con un capitán de raíz y sangre de Minaya: Gabi.

Así que así terminamos este sábado. ¿Mejor? Imposible. El hogar da mucho más de lo que merecemos.

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