21.04.2014... vuelta...

Vaya diferencia. A las 8 h sentado en la cafetería tomando un té y contemplando tras el cristal un cielo gris, lluvioso y fresco.Es inevitable recordar los días pasados. Pero así es y así debe ser la vida. Momentos de todo tipo que muchas veces ni aprovechamos ni valoramos porque estamos más pendientes de otras cosas, esas superficiales que nos agotan sin darnos cuenta.

Esta mañana, mientras viajaba en el autobús camino de la oficina, pensaba lo difícil que es conquistarse uno mismo. Nos levantamos con la ilusión de conquistar, de ganar, de conseguir nuevos retos y nuevos objetivos. A veces terminamos el día enfadados porque alguna cosa no ha salido como preveíamos. Despertamos y a esa simbólica batalla otra vez. Así día tras día, batalla tras batalla, derrota tras victoria, victoria tras derrota. ¿Nos hemos parado a pensar que la conquista más difícil es aquella que no nos atrevemos a comenzar? Nos da miedo la derrota frente a nosotros mismos.

En las comidas solitarias, aunque estés a lo tuyo, normalmente escuchas al resto que te rodea y te das cuenta de las gilipolleces que te escuchan a ti en otras ocasiones.

Y he terminado el día con una dosis de running.  11 km por el Retiro tratando de soltar las calorías que a base de degustar las artes culinarias de mi madre, me he traído en el cuerpo.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 29